Condujo un buen rato hasta un restaurante que había casi a las afueras de Barcelona, y paró frente a él al llegar.
-Buenas noches, Pablo -le sonrió el recepcionista.
Gavi sonrió también y se frenó frente a él.
-Señorita -me saludó.
Asentí y le sonreí algo descolocada, mientras acababa de apuntar unas cosas.
-¿La mesa de siempre? -preguntó entonces mirando al sevillano.
-Por favor -asintió éste.
A mí se me encogió un poco el estómago al escuchar su pregunta.
Gavi dejó que pasara primero, así que seguí al recepcionista a lo largo del restaurante casi completamente blanco, con un montón de plantas verdes y flores que lo decoraban, para ir hasta el final, donde había una mesa algo más alejada de lo demás.
Ambos nos sentamos, el uno frente al otro, y yo me dediqué a mirar un poco la decoración de mi alrededor.
Gavi pidió dos copas de vino y entonces dirigí la mirada hacia él.
-¿Sobre qué querías hablar? -pregunté directa.
Sonrió levemente mirándome, y después se puso un poco serio.
-Así que te dejo un par de horas sola, y llamas a mi representante y le dices que no quieres el trabajo -dijo tranquilo.
Me encogí de hombros sin solución.
-Ya te dije que no iba a aceptarlo -le recordé.
-¿Por qué? -me miró tenso.
-Porque si consigo un trabajo, quiero hacerlo por mí misma, no por ti -expliqué sencilla.
Él negó con la cabeza.
-Lo has conseguido por ti misma, yo solo le dije tu nombre -aseguró.
Fui a hablar pero me callé cuando el camarero nos trajo el vino.
Di un trago a mi copa y me quedé observando a Gavi, quien no apartaba los ojos de mí.
-¿Para qué me has traído aquí? -murmuré cansada.
Tenía la sensación de que algo pasaba, pero no sabía el qué.
-Porque quiero que seas mi representante -soltó después.
Lo miré seria y negué con la cabeza.
-Marta necesita coger la baja, y va a estar mucho tiempo sin poder trabajar. Yo necesito una representante, y tú necesitas un trabajo -dijo obvio.
-Puedo conseguir trabajo en cualquier otro lado -me justifiqué.
-¿Y por qué no quieres este? -frunció el ceño.
-Porque no quiero verte -contesté seca.
Volvió a tensar la mandíbula, y después sonrió levemente.
-Ya sé que es difícil concentrarse teniéndome al lado pero... -se encogió de hombros.
Rodé los ojos y di otro trago a la copa de vino.
-Lo que es difícil es aguantar a tu lado sin que me entren ganas de mandarte a la mierda -rebatí.
Soltó una risa y yo intenté reprimir una al ver la suya.
No quería mirarlo demasiado, porque sabía que él no se iba a cortar, así que cogí la carta y miré para pedir algo de cenar.
Me imitó y pronto se acercó el camarero a tomar nota.
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El destino, supongo.
FanficSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...