Cuando desperté al día siguiente, Gavi no era el único que me abrazaba, sino también yo a él. Estaba apoyada con la cabeza en su pecho desnudo, mientras rodeaba su abdomen con el brazo.
Me quedé quieta al darme cuenta, maldiciendo en mi interior lo guapo que me parecía que estaba así.
Traté de levantarme despacio, y salir de ahí lo antes posible. Sin embargo, cuando aparté el brazo de encima, Gavi reaccionó apretándome de nuevo contra él.
Mierda.
Esperé hasta que pareció haberse dormido otra vez, y volví a intentarlo.
-¿A dónde vas? -preguntó ronco y frunciendo el ceño sin abrir los ojos.
A mí se me paró un poco el corazón.
-Voy a prepararme para irnos -ideé.
Él no contestó, siguió sin soltarme.
-Dame dos minutos y vamos -murmuró.
Entonces la que frunció el ceño fui yo. ¿Que le diera dos minutos para qué? Que me soltara, y que él se levantara cuando quisiera.
Se giró hacia mí, y pasó el otro brazo por encima de mi cintura, para después apoyar la cabeza en mi cuello.
-Que bien hueles -susurró.
Yo sonreí ligeramente.
-A ti no te vendría mal una ducha -vacilé al ver que tenía el pelo mojado por el sudor.
-Mhm -balbuceó sin hacerme caso.
Instintivamente, mis dedos fueron directos a su flequillo, para peinárselo con delicadeza. Soltó un pequeño gemido al notarlo y sonrió levemente.
Entonces me di cuenta de que no sabía qué estaba haciendo, y aparté la mano.
-¿Por qué paras? -frunció el ceño.
Yo tragué grueso intentando no mirarle la cara.
-Tenemos que irnos -me justifiqué.
Él volvió a suspirar.
-Para lo deportista que eres, te cuesta bastante levantarte de la cama -alcé las cejas sin que me viera.
-Si tu ex no fuera tan pesado habría dormido mejor -soltó.
Ahí sí lo miré confusa.
-¿Qué? -pregunté incorporándome un poco.
Abrió los ojos despacio y tomó aire.
-¿A qué te refieres? -insistí.
Entonces se levantó un poco y cogió mi móvil desde su mesita, siendo que cuando me había ido a dormir lo había dejado sobre la mía.
Me lo tendió, y a mi se me encogió el estómago al ver no sé cuantas llamadas perdidas y otros tantos mensajes.
-Mierda -murmuré viéndolos.
-Ha estado llamando toda la noche, le colgué las primeras para que no te despertara pensando que pararía, pero después le he quitado el sonido y ya -explicó el sevillano levantándose ya del todo.
-¿Que has hecho qué? -lo miré sorprendida.
Él se encogió de hombros, y a mi me entraron ganas de llorar.
¿Por qué tenía que colgar mis llamadas?
-Tendrías que haberme despertado joder, o al menos no colgar -dije todavía atónita.
-¿Qué más da? Que no hubiera llamado tanto si veía que no le contestabas -solucionó.
Yo me pasé las manos por la cara. Desde luego que de este chico no se podía esperar nada.
ESTÁS LEYENDO
El destino, supongo.
FanficSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...