CAPÍTULO VEINTISIETE

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O27 | FRIENDS DON'T LOOK AT FRIENDS THAT WAY

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O27 | FRIENDS DON'T LOOK AT
FRIENDS THAT WAY

Por supuesto que los muchachos que me estaban molestando no tardaron en correr despavoridos cuando vieron que Ethan les llevaba una cabeza a ambos, tampoco los culpo. A veces toma una presencia imponente, aterradora, aunque en verdad si lo conoces, te das cuenta que es un osito de miel.

Me separé automáticamente de él en cuanto tuve la oportunidad y lo apunté con mi dedo.

—¿Ahora ya no estás molesto? —pregunté con una sonrisa llena de ironía.

Se enfadaba porque ayudé a un amigo y dejaba de hablarme por todo un día, pero cuando quería, volvía tranquilamente como si nada hubiera pasado. Tampoco me quejo mucho, sino hubiera estado aquí las cosas se habrían puesto feas.

—Diría que no pero presiento que no podré salvarme de la discusión —bromeó con una sonrisa que sólo logró enfadarme más.

—¿Así que quieres salvarte de la discusión? ¿Te molesta que te comunique las cosas que me molestan para que podamos solucionarlo? ¿Es una carga para ti? —lo encaré, palmando su pecho con mi dedo índice acusador.

Ethan puso sus manos en la parte baja de mis codos para tener control de mis brazos y que dejara de empujarlo—. Sabes que no es así, pero la molesta ahora eres tú y yo creí que podríamos estar bien —si bien su tono era dulce y sus caricias en mis antebrazos gentiles, no podía pensar con claridad. Lo único que cruzaba mi mente era:

¿Estaba hablando en serio?

—Pues disculpame, pero aquí las cosas no son siempre como tú quieres, eh. Los vínculos humanos se basan en ceder —ironicé, ganándome un bufido de su parte.

Ethan sostuvo mi brazo mientras buscaba una habitación más privada para discutir del tema—. ¿Y qué querías que hiciera? —me preguntó atravesando a la gente con dificultad.

—Comportarte de forma más decente, ¿o eso es mucho pedir? —contesté con dificultad pues me costaba seguirle el paso veloz que tenía.

Ethan consiguió un pequeño cuarto el cual probablemente era un lavadero por los artículos de limpieza y la lavadora llena de ropa sucia. Por unos segundos todo fue oscuridad en cuanto cerró la puerta, pero al prender la luz me encontré a menos de unos pocos centímetros de él.

Carraspeé incómoda y tomé distancia de su cuerpo—. Bash vive en mi departamento por un problema familiar que tiene. No es su culpa ni su decisión —regresé al tema de conversación.

Vi como Ethan jalaba su cabello en un intento de calmar su frustración inminente—. ¿Por qué no puedes entenderme? —me soltó de repente.

¿Ahora que le pasa? ¿Me ve cara de adivina o qué?

—¿Por qué no puedes decirme lo que sientes? —contesté de igual forma. No podía pretender que le leyera la mente todo el tiempo para saber lo que le gusta y lo que no.

—Dios, Daria —resopló, desviando su mirada para ordenar sus ideas—. ¿Cómo reaccionarías tú si te enterases que tengo a una chica viviendo en mi apartamento y, no solo eso, sino también durmiendo en mi misma cama? —exclamó como último recurso.

Y ahí fue el momento en el que lo entendí, yo hubiera reaccionado igual.

Estaba siendo completamente injusta con Ethan, una hipócrita mejor dicho. No pude hacer más que bajar la cabeza y asentir resignada. Tenía razón.

—¿Por qué somos así? —le pregunté sin tener idea de la respuesta.

—¿De qué hablas? —su tono de voz ya era más calmado ahora que había comprendido su punto.

—Los amigos no se comportan así cuando están en compañía de otras personas. Los amigos no se comportan así cuando se enteran de estas cosas —no comprendía para nada lo que pasaba entre nosotros. Lo cual es irónico teniendo en cuenta que la persona que mejor debería comprender mis sentimientos soy yo misma, pero con Ethan siempre era más difícil.

—Es complicado —eso es lo único que pudo contestarme.

Resoplé ahora yo—. No lo es. Tú no harías este escándalo si Tara hubiera sido quien tiene a un chico durmiendo en su apartamento. Yo no haría este escándalo si Bash estuviera durmiendo con otra chica en su apartamento —expliqué.

¿Qué hacía a nuestra relación diferente a las demás? ¿Por qué éramos tan vulnerables cuando se trataba del otro?

—No... somos amigos —dijo con dificultad, aunque sabía que no era exactamente eso lo que quería expresar.

—¿Mejores amigos? ¿Hermanos? —me arrepentí en el segundo en el que dije esa frase— Ew, no. Definitivamente no hermanos.

Ethan ignoro mi ultima frase completamente—. Hermanos tampoco —sabía que esta conversación lo estaba frustrando, pero necesitaba respuestas y las quería ahora.

—¿Entonces qué? —pregunté mientras me acercaba a él. Ya se acabaron los juegos, esto era en serio. Quería que dijera la verdad— ¿Qué es lo que sientes por mí, Ethan?

Él solo detallaba mi rostro con una batalla interna de qué contestarme, sabía que esa era una pregunta difícil de responder pero merecía saberlo—. No voy a hacer esto aquí —quiso escapar nuevamente de la situación.

—¿Entonces dónde? ¿En la cafetería, frente a todos los clientes? Invitemos a Sergio de paso —ironicé en un intento de que llegue al punto.

—Daria... —me nombró tratando de que ceda.

—Ethan... —lo imité con las mismas intenciones.

Bajó la cabeza cuando lo convencí a medias, pero aún no contestó la duda que tenía—. Es complicado —repitió lo mismo de antes.

—¿Cómo puedo hacértelo más simple? —murmuré, ya sin ideas. Y ahí fue cuando levantó la cabeza como si una idea hubiera azotado su mente de forma repentina.

—Ven a una cita conmigo.


𝐒𝐇𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 | 𝟶𝚆𝙴𝚂𝚃𝙴𝚁𝙻𝚄𝙽𝙳
18/04/2023

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora