CAPÍTULO TREINTA Y UNO

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O31 | EXPLANATIONS

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O31 | EXPLANATIONS

Okey, luego de las cosas que estuvieron sucediendo en el último tiempo, lo único que deseaba era tener un momento normal en paz. Claro que no tengo padres, así que ese "momento normal" debía ser trabajando. ¿Me hubiese gustado pasarlo con Ethan? Por supuesto, pero por alguna razón había faltado ese día a la cafetería

—Actívate, rubia. La mesa 5 está sin atender —me dijo Jessica, una de las meseras compañeras mías del trabajo. Es día estaba especialmente saturado de gente, así que todos estábamos intentando sobrellevarlo con la ausencia de Ethan—. ¿Tu novio te dijo dónde estaba, o sigue sin dar señales de vida?

Oh, sí, los de la cafetería también me molestaban con ese tema.

—No es mi novio y yo no soy su niñera para saber qué rayos está haciendo en este momento —le expliqué sin tener un tono grosero, pero aún así abrumada por tener que hacer tantas cosas en simultaneo.

Tal vez eso de "momento de paz" no se estaba cumpliendo justo en ese instante, pero al menos mi mente estaba demasiado ocupada como para pensar en otras cosas que no estuvieran relacionadas a mi trabajo.

—Jessica, atiende el teléfono —le pidió Sergio desde la cocina.

—No puedo, estoy por llevar el pedido de la 3, ve tú —asentí obedientemente al entender que quería que yo fuera la que atendiese.

Seguí sus instrucciones al dirigirme hasta el teléfono fijo, donde normalmente se hacían reservaciones o pedidos para llevar. Pero justo cuando iba a comenzar a hablar para presentar la cafetería y preguntar sobre su pedido, una voz me interrumpió.

¿Por qué no contestaste ayer? Decía que estaba desconectado —oh, no el acosador llamándome a mi trabajo de vuelta.

¿Ya había dicho que mi mente necesitaba un definitivo descanso de todo esto? Bueno, lo reitero.

—Ya te pedí que no me llames cuando estoy trabajando, Dios mío —me quejé, mirando a mi alrededor para asegurarme de que nadie oyera la conversación—. Tuve un problema en casa, prometo que te llamaré en cuanto lo resuelva —dije evitando dar demasiados detalles acerca de lo que pasó.

¿Qué sucedió? —preguntó firme, sabiendo que si me daba rienda suelta para que contestase lo que quisiese, le diría todo menos lo que quería saber.

Suspiré profundamente, de esta conversación no podría salvarme—. Bash, un amigo, cree que eres peligroso —dije solamente, esperando una respuesta de su parte para continuar mi relato.

¿Y a mí qué me importa lo que tu amigo diga? ¿A ti qué te importa lo que tu amigo diga? —cuestionó completamente desconcertado.

No lo culpaba, era raro que yo, la persona más terca que conozco, se dejase llevar tan fácilmente por las opiniones de los demás. Solo que esta situación era más complicada que eso.

—Escucha, él... cortó la línea y escondió el teléfono en alguna parte de la casa. No armé mucho revuelo porque si él siente que es sospechoso lo que nosotros dos tenemos, te investigará. Su tío está en la policía —expliqué, pero el acosador soltó una risa incrédula ante mis palabras.

¿Crees que me asusta la policía? Que intente investigarme, lo reto. No es el primero que termina en un callejón sin salida —se carcajeó de forma que no entendí.

¿Acaso él ya había estado relacionado con algún tema legal? Digamos, sabía que había matado a alguien, pero logró encubrirlo bien. Así que, ¿por qué tendría que tener experiencia con esa clase de cosas?

—No sé cómo solucionar esto —le confesé, removiéndome en mi lugar nerviosa.

Oye, no te preocupes. Déjamelo a mí —y aunque sabía que podría solucionar el problema, también no podía confiar en que no traería nuevos.

—No quiero que nadie muera —era obvio que su solución terminaría con alguna situación violenta, no tenía que ser un genio para darme cuenta de eso.

Escuché un quejido fingido a través de la línea que me hizo soltar una risita divertida—. Las cosas que hago por ti —dramatizó, como si pedirle que no asesinara a alguien fuera la gran cosa—. Ey, Daria... —comenzó, consiguiendo mi atención nuevamente.

—¿Sí? —le di pie para que no detuviese su oración.

Pensó sus palabras por unos segundos, como si estuviese considerando seriamente si soltarlas o no.

Atiéndeme la próxima vez —fue lo último que dijo antes de cortar.

Sabía que no era eso lo que quería decirme, estaba segura de que él quería decirme algo más, pero no iba a presionarlo a que suelte todo lo que cruzaba por su mente si no era lo que deseaba.

Bufé frustrada antes de dar media vuelta y volver a mi puesto detrás de la barra. Tomé una libreta y comencé a apuntar las ganancias y propinas que habíamos recibido hasta ese momento. De pronto, sentí como alguien se sentaba en los banquitos de la mesa.

—Hola, sí, ¿cómo puedo ayudarlo? —pregunté sin quitar mis ojos del papel.

—Tal vez... dándole un poco de tiempo a tu esposa ilegítima —levante la cabeza rápidamente cuando oí esa voz frente a mí.

Tara.

𝐒𝐇𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 | 𝟶𝚆𝙴𝚂𝚃𝙴𝚁𝙻𝚄𝙽𝙳
23/o4/2023

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora