CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

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O34 | HOME, SWEET HOME

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O34 | HOME, SWEET HOME

—Bueno, bienvenida a la cueva de la bestia —dijo Ethan mientras se hacía a un lado para que pueda entrar al departamento. Reí y asentí cuando ingresé a ver cómo era por dentro. Espaciosa, eso seguro, pero muy, muy masculina. No exagero, literalmente se olía la testosterona en el aire.

—Nada mal —bromeé ganándome un ruedo de ojos de su parte, pero con una inevitable sonrisa que delató su alegría interna. Yo no podía sacar mi sonrisa de mi rostro tampoco. Lo que estaba sucediendo realmente me hacía sentir una emoción cálida en mi pecho.

Ethan estaba haciendo todo esto por mí.

Él se había preocupado, ofrecido y hasta molestado en darme un lugar para dormir en el segundo en el que notó mi conflicto con Bash. A veces pienso que es el hombre más puro que he conocido en mi vida, y es así como me hace sentir; como si las relaciones que mantiene una persona con otras deban ser de una sola manera, simples. Sin escapes, sin idas y vueltas. No, nada de eso. Solo simples. Y aunque sé que todo esto es lo mínimo que un amigo debe hacer por otro...

Nadie nunca lo había hecho por mí.

Ethan es la primera persona que me cuida de esa forma. No sabía cómo explicarlo, nuestra amistad tampoco era sencilla. Digo, es extraño sentir que quieres besar a la primera persona que es amable contigo, lo acepto, pero no lo puedo evitar. Él causa ese efecto en mí.

—¿Quieres conocer mi habitación? —Ethan no tardó demasiado antes de quitarme el abrigo de mis hombros sin que yo pudiera siquiera amagar a hacerlo. Otra vez, su caballerosidad causaba cosas en mí que eran incontrolables.

—Uh, vas directo al punto, ¿eh? —mi risa se incrementó al ver cómo las mejillas de Ethan se sonrojaban y como volteaba hacia otro lado riéndose de mis ocurrencias.

—No lo decía en ese sentido —se defendió, pasando una mano por su rostro para quitar los pensamientos que mi corta oración había puesto en su cabecita. Caminé hacia él y apoyé mis manos en sus hombros.

—Pues yo sí, muéstrame el camino, capitán —jalé de su mano para que por fin me mostrase esa dichosa habitación.

Ethan por fin cedió a mis súplicas y avanzó hasta ser él quien me guiaba por el piso. Estaba muy desordenado, eso sí. Habían papeles por cada mesa que pasábamos junto a lápices o útiles escolares, cosa que evidenciaba el fanatismo de Ethan por el estudio, porque estaba perfectamente segura que esas cosas no eran de Chad.

Finalmente, llegamos hasta una puerta blanca y entreabierta que, a ese punto, era obvio que era su cuarto. La abrió sin mucho conflicto y me dejó ver el interior de ella. Los posters colgando en sus paredes no fueron de mucha sorpresa para mí.

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora