CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

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O44 | GOD, I WAS WAITING FOR YOU

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O44 | GOD, I WAS WAITING FOR YOU

—Entonces, Daria, dime. ¿Un asesino Ghostface apareció en tu departamento anoche? —preguntó el oficial.

Sí, ayer habían pasado varias cosas movidas cuando Bash quedó inconsciente. Claro que lo más oportuno hubiera sido no tener que encargarme de su alma casi muerta, pero fue un sacrificio que tuvimos que hacer para que Ethan no debiese asesinarlo literalmente.

Dios, ese hombre cada vez me confundía más. No debía, pero lo hacía. Me preguntaba cómo es que lograba siempre que vuelva a sus brazos, después de hacer las más horribles calamidades con un par de palabras me tenía de vuelta asegurada. Yo nunca fui tan fácil de complacer, jamás hubiera perdonado a nadie por algo como eso, pero con Ethan la cosa era distinta, él era diferente. Me hacía sentir diferente. Como si una bomba de emociones callara mi boca e hiciera hablar a mi corazón, a lo que sentía. No sabía porqué pero con solo mirarlo a los ojos quería hacer todo lo que él me pidiese. Podía poner un poco de resistencia al principio, por supuesto, pero siempre acababa cediendo. Y la misma historia se repetía una y otra vez. Pelea, agresión, desaparición, abandono y regreso. Ahora que la rutina tenía una mínima posibilidad de romperse, no quería desperdiciarla.

Cuando Bash despertó, estaba entrando en un ataque maníaco por poco. No podía culparlo, acababa de encontrarse con un tipo que llevaba la misma máscara que el asesino de su hermana. Por suerte, Ethan ya se había largado a ese punto. Dijo que había venido para verme una última vez antes de terminar una tarea para su papá. No entendí a qué se refería, pero sinceramente tampoco deseaba saberlo. Ese mundo en el que él está metido me causaba escalofríos. No quería tener nada que ver con eso en cierto punto, pero en el otro, me martillaba el hecho de que esa era su vida. Si yo quería involucrarme en su vida, también tendría que involucrarme en su mundo criminal.

Bash me obligó a ir con la policía hoy. Por poco me había arrastrado fuera de la casa. Me las arreglé para convencerlo que había sido Ethan quién lo había noqueado, dije que se distrajo por un segundo y ahí lo atacó. Claramente sin usar su nombre, y al parecer Bash se lo creyó bastante bien. El problema es que ahora tenía a un policía frente a mí haciendo todo tipo de preguntas para asegurarse de que no estaba loca y que esto en verdad había pasado.

—Sí. Era alto, estaba cubierto por una túnica negra y tenía la máscara que llevan siempre. Un cuchillo en su mano derecha también —dije. No podía negar todo para encubrir a Ethan, después de todo, Bash ya lo había visto. Así que me limite a dar únicamente la información necesaria, ni más ni menos.

—¿Por qué crees que fue a buscarte? —preguntó. ¿Acaso podía haber una posible razón para eso? No tenía idea que para que un asesino serial vaya a tu casa para asesinarte tenías que tener una razón. Sería lo más lógico, pero aún no había pensado una buena coartada sobre eso.

—No lo sé, no conozco a nadie mínimamente sospechoso —contesté, sin estar muy segura qué tipo de información buscaba el hombre.

—Tu amigo dijo que recibías llamadas de un número desconocido, ¿es eso cierto? —estaba anotando todas mis palabras en una libreta con una pluma azul a toda velocidad para no perderse ningún detalle de mi testimonio torpemente dado.

Mierda, Bash. ¿Por qué no te quedas un segundo callado?

—No se de qué me está hablando —dije, haciéndome la idiota—. Sabe, mi amigo ayer no ha dormido bien, puede que esté delirando acerca de lo que ocurrió. Yo digo que demos por terminado el caso aquí, es obvio que no tiene solución.

Era obvio que no iba a creerme demasiado. El tipo era un necio que quería seguir dándole vueltas al mismo asunto aunque ya le había dicho que no tenía sentido buscar. Lo que en verdad quise decir es que no quería que busque porque sabía que iba a encontrar lo que deseaba. Huellas, datos, ¿qué se yo? No soy policía. Pero era obvio que lo que habíamos hecho con Ethan había sido tan descuidado que era fácilmente rastreable.

Por suerte, no tardó en irse de la sala de interrogatorios por un momento porque tenía que consultarle algo a algunos de sus compañeros. Me quedé sola en la habitación, pero hasta eso era mejor que tener que contestar las estupidas preguntas del oficial.

—Hola de nuevo —oí que me llamaban desde la puerta. En cuanto volteé, vi que en la puerta del cuarto sellado, me esperaba nada más y nada menos que Ethan con su traje de Ghostface.

Lo miré como si estuviera demente para estar justamente en una comisaría vestido así. Pero no tardé demasiado antes de correr a su dirección, mientras él se quitaba su molesta máscara, para así cuando yo llegué, tuve la libertad de besarlo sin la barrera que nos dividía. Tomé sus mejillas para acercarnos aún más de lo que era físicamente posible y sentí como Ethan presionaba mi cuerpo desde mi cintura.

En cuanto pudimos separarnos, le sonreí mordiéndome los labios—. Dios, te estaba esperando —no pude evitarlo, verlo venir así por mí después de lo que había pasado había sido un increíble momento para mi corazón agitado. Ethan me vio con ese brillo en los ojos que estaba segura que yo también tenía, pero luego frunció el ceño y miró a todos lados de la habitación.

—¿Cámaras? —preguntó.

Recorrí el techo con la mirada cortamente, cuando vi que no había nada de que preocuparse, volví hacia él—. Estamos libres —contesté—. ¿Cómo hiciste para llegar hasta aquí? —quise saber con una sonrisa divertida.

—Te mostraré, ¿me sigues, rubia? —preguntó, comenzando a alejarse pero manteniendo mi mano sujeta a la suya.

—Después de usted —reímos los dos antes de salir de la habitación a hurtadillas silenciosas.

𝐒𝐇𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 | 𝟶𝚆𝙴𝚂𝚃𝙴𝚁𝙻𝚄𝙽𝙳
06/05/2023

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora