SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️

CAPÍTULO CUARENTA

O4O | PSYCHO KILLER

—Lo sabes —afirmó en cuanto nos separamos del resto. Lo miré con una expresión incrédula en mi rostro, ¿estaba hablando en serio?

—Por supuesto que lo sé, ¿acaso me crees idiota? —escupí mis palabras. Mi enojo, mezclado con decepción e ira fueron suficientes para desatar este griterío de maldiciones. Normalmente era una persona que sabía controlar su boca, pero no estaba preparada para ser cortés en estas situaciones.

—Oh, vamos, no te des tanto crédito. Te lo estuve gritando desde que nos conocimos —exclamó, mirándome con ojos entrecerrados.

Oh, así que ahora yo era una estupida y él había sido más que obvio todo este tiempo. ¿Con quién se piensa que está hablando este asesino con aires de superioridad? Sentía que ya no estaba frente al Ethan que amaba, pero no podía evitar seguir viéndolo con los mismos ojos que ahora estaban teñidos de rencor.

—No actúes así conmigo cuando la que tiene que estar molesta aquí, soy yo. Me mentiste —lo señalé acusatoriamente. Debía disculparse, no darme más razones para delatarlo. Ya me sentía suficientemente mal por no haberlo hecho hasta ahora, en cuanto me dé los motivos suficientes para correr a la policía, que no dude que lo haré.

—Tenía que hacerlo —se excusó inútilmente, aguantando mis gritos de la única forma de la que podía.

—Mataste a alguien —dije como si fuera algo obvio. Parecía que estaba hablando con un niño pequeño que no podía admitir un error, solo que esto no era un error, era una puta masacre.

—¡Admite que tú has querido hacerlo alguna vez! —me quedé helada ante esa frase. No podía creer que estuviera hablando con el mismo Ethan Landry que conocí. Estaba comparando el deseo de ahorcar a alguien con, literalmente, hacerlo.

—Eso es muy diferente a asesinar a dos personas a sangre fría —en serio me sentía como si le estuviera explicando esto a un crío de preescolar.

—De hecho fue una sola... —quiso defenderse, pero lo interrumpí antes de que pudiera seguir.

—¿Y el señor de la cafetería? —recordé, estando realmente sorprendida de que no lo estuviera considerando.

—Oh, ya me había olvidado de él —soltó totalmente relajado. Dios, este tipo me iba a matar.

Esperemos que solo metafóricamente.

—¿Lo ves? Eres un maldito psicopata —obvié, me dolía tener que decirlo pero esto ya no era un juego. Estaba frente a un maniático que no siente culpa ni remordimientos de ningún tipo.