CAPÍTULO CUATRO

8.5K 890 89
                                    

OO4 | DO I KNOW YOU?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


OO4 | DO I KNOW YOU?

Salí de mi casa temprano en la mañana, no pensaba llegar tarde a mi primer día trabajando, y, conociéndome, sino me apuraba era probable que sucediera. Ya le había agradecido al acosador por haberme dado esta increíble oportunidad de poder valerme por mi misma, aunque aún esté extrañada de que haya tenido que ser en Nueva York. Digamos, ¿no podía encontrar una cafetería por aquí que necesitaran una mesera disponible? No me quejo, sé que él no tenía ninguna responsabilidad conmigo y que esto lo hizo por pleno acto de bondad. Realmente desconozco si un acosador podía ser amable, pero por ahora disfruto los beneficios de la duda.

Esta vez llegué bien a mi lugar de trabajo. No se sintió pesado ni forzado lo que tenía que hacer, así que la verdad que decidí que iba a seguir con el puesto. Aunque, igualmente, me gustase o no, me debía conformar pues mucha más opción no tenía. Estaba sacándome mi delantal para pasar por el baño cuando mi teléfono sonó con ese timbre molesto pero llamativo que tanto conocía. Por inercia pensé que sería el acosador que quería hablar conmigo, pero no fue así.

¿Era raro sentirme decepcionada?

—¿Hola? —un número se reflejaba en la pantalla, lo que significaba que no era el sujeto que venía llamándome todas las noches. Ni siquiera sé como referirme a él, decirle "acosador" todo el tiempo es completamente incómodo pero aún no me ha dicho su nombre. Me da miedo preguntar también, digo, me consiguió trabajo, pero sigue siendo un acosador que sabe mi nombre y dónde vivo.

La cosa es que siempre me llama por un número oculto para no poder rastrearlo. Esa dirección de teléfono que me pasó la otra vez perdió utilidad, lo digo porque intenté contactarlo varias veces y en ninguna lo logré. Supuse que cambió su teléfono, así que si fuera él no debería poder ver el número de la llamada.

¿Daria? Por Dios, había visto tu contacto pero no creí que siguieras con el mismo número —el chico misterioso sonaba emocionado del otro lado de la línea, pero la verdad es que no tenía ni idea de quién podría ser—. Lo siento, seguro ni siquiera me recuerdas. Soy Bash, Sebastian. El hijo de la mejor amiga de tu mamá. Nos presentaron hace unos años en la despedida de soltera de mi madre.

Oh, sí, ahora lo recuerdo perfectamente. Me parece que su mamá era viuda e hizo una fiesta cuando estuvo a pocas semanas de casarse de vuelta.

—Bash, sí, claro que te recuerdo. Pero la verdad no sabía que tenías mi teléfono.

Ah, eso, sí. Disculpa si te molestó, era más joven cuando se lo pedí a tu madre —el comentario me hizo reír.

—¿Se lo pediste a mi madre? —avancé a la barra para agarrar mi delantal y volvérmelo a acomodar, sosteniendo el teléfono con mi mejilla y mi hombro. Ya se me habían ido las ganas de ir al baño así que debía volver a mi puesto.

Se podría decir que tenía la ilusión de llamarte y que me contestes —creo que ya tengo una idea de a dónde va la cosa.

—Uhh, ¿tenías un crush en mí? —lo burlé, sosteniendo la jarra de café y acercándome a un cliente para servirle— Pues supongo que ahora estás cumpliendo tu sueño.

Lo escuché reír ante mis palabras cortamente, pero luego su voz perdió esa gracia que había logrado mantener por esos cortos minutos de conversación.

¿Cómo estás por allá? Sabes que eres bienvenida en casa si no te sientes cómoda donde te estés quedando. ¿Tienes trabajo? —me sorprendió su repentina preocupación sobre mi estado, pero conteste con normalidad.

—Estoy estable. Tengo una casa barata y cómoda y un trabajo en la cafetería en la que estoy ahora —no pude evitar pensar en mi acosador luego de decir esas palabras.

Me siento endeudado, ¿hay algo que necesites que pueda hacer? —wow, wow, wow, ¿endeudado?

Si una persona se siente así, es culpa. Culpa por alguna acción que ellos hicieron y seguramente ahora se arrepienten porque, hasta donde recuerdo, Sebastian no me debe absolutamente nada como para estar diciendo eso adrede.

—¿Qué haz hecho? —fui al grano a pesar de no tener una estrecha confianza con el chico.

Escucha, yo... —¿era tan grave para que le costase de esa manera hablar?—... tu papá fue a mi casa a buscarte —susurró inseguro—... y puede que le haya dicho la ciudad donde vivías.

¿Mi papá...? ¿Quién? Digamos, sé que tengo un padre, solo que ni siquiera estaba segura de que estaba con vida. Mamá y él se separaron cuando era joven, así que no puedo recordarlo.

—¿Mi papá? —reí incrédula— No me ha buscado en los últimos catorce años, honestamente dudo que se ponga a hacerlo justo ahora.

No debes creerme, pero sé que no lo conoces tampoco. Es un buen tipo, solo que no sabe manejar sus emociones.

—¿Desde cuándo esto es un tribunal para probar la inocencia de mi padre? Era un hijo de puta, dejó a mamá sola en su peor etapa económica.

Realmente era ajena a la razón de este chico para tener esa latente necesidad de que mi padre me agradase. Mis problemas parentales son mi área, mejor que ni se meta. Sentí como frente a mí alguien se sentó en la barra, acomodando su cuerpo para que quede observándome fijamente. Alce mi mirada y lo que vi, realmente me sorprendió.

—¿Te conozco? —le pregunté al joven.

Ese cabello rizado, ojos marrones, sonrisa encantadora. ¡Por supuesto que lo conocía! Era el extraño muchacho de la biblioteca que no conocía los límites de espacio personal.

Él rió como si hubiera dicho algo gracioso, deslumbrandome con su perfecta dentadura—. Así lo quiso el universo —contesto, aclarando toda duda que pudiera quedar en mi mente.


𝐒𝐇𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 | 𝟶𝚆𝙴𝚂𝚃𝙴𝚁𝙻𝚄𝙽𝙳
29/03/2023

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora