CAPÍTULO DIECINUEVE

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O19 | I KNOW THE TRUTH

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O19 | I KNOW THE TRUTH

Las cosas afortunadamente estaban solucionadas entre Ethan y yo. Esa tensión que sabía que habría entre nosotros se disolvió más rápido de lo que creí, o al menos el tipo de tensión desesperante. Pero ahora tenía otras cosas en mente que no involucraban a ese lindo castaño que tanto tiempo ocupaba mis pensamientos.

El acosador, el farsante y papá.

Tres personas, ¿o puede que sean dos? Da igual, esto que está ocurriendo ahora mismo era de verdad estresante. Ya no sabía si podía confiar en el acosador tanto como antes, ni siquiera sé si al final sí fue a buscarme y yo lo dejé plantado. Muy dentro mío, en la parte egoísta de mis pensamientos, deseo que así fuese. Si bien lo mejor para él hubiese sido que ni siquiera se preocupase por llegar, si venía significaba que yo le preocupaba.

El luchar constantemente por su aprobación era exhaustivo, él era exhaustivo. Ojalá pudiese ser tan simple como Ethan, pero además de que es mucho más complicado que él, también representa un obstáculo entre nosotros. No podía fallarle al acosador, me sentiría como una traidora si le cuento todo a mi amigo... pero por otro lado, jamás se enterará que lo dije, ¿cierto?

Por Dios, es obvio que lo sabrá.

—Un macchiato espresso, con leche descremada si es posible —la voz de un hombre me saco de mis pensamientos.

Alce la mirada para encontrarme con la de un señor mayor, de cabello gris y con la típica expresión cariñosa de un padre.

Espero no se note que nadie jamás me había mirado con esos ojos.

—En camino —le dije, volteándome para comenzar a preparar su bebida.

No podía dejar de pensar en lo extraña que toda esta situación estaba siendo. ¿Papá no apareció por veinte años y de la nada hay todo un caso que redondea su muerte? Me resultaba abrumadora la cantidad de información que recibía tan repentinamente.

—¿Te molesta si te pago con tarjeta? Mi hija solía retirar el efectivo por mí del banco, pero desde que creció ya no tiene tiempo para su padre —dijo el señor sentado en la barra.

Reí por su comentario mientras me volteaba hacia él con su pedido en mis manos. Adoraba a los adultos conversadores.

—Tú te ves como una jovencita trabajadora, seguro que tú sí le das atención a tu padre —me halagó para luego beber de su café.

Sonreí por la buena intención que cargaban sus palabras, a pesar de que deberían dolerme estoy acostumbrada a que las personas que no me conocen toquen ese tema sin sensibilidad.

—Gracias, pero no tengo papá. Mi madre me crió solita —narré, pasando un trapo por la mesada.

—¿Muerte o abandono paternal? —automáticamente volví a mirarlo, sorprendida de lo directas que fueron sus palabras— Mis disculpas, no se me conoce particularmente por mi tacto al hablar.

Tragué saliva y negué con la cabeza, evitando hacerle sentir mal—. No se preocupe, y él murió. No fue como si hubiera tenido mucha opción —bromeé.

El hombre negó con la cabeza, pensando una nueva respuesta—. ¿Sabes cómo murió?

Fruncí el ceño por su pregunta, ¿por qué le importaba siquiera?

—Fue un homicidio —contesté seria—. Antes de que naciera.

—¿Nombre del asesino?

—Prescott, la hija de un acusado de asesinato en los mediados noventa. Eso es lo único que aparecía en internet —ninguno de los dos titubeaba ni por un segundo a la hora de responder las palabras del otro.

—Sidney —afirmó, asintiendo como si las teorías que habían pasado por su cabeza por fin tuvieran sentido—. Sí, creo que sé algo del caso de tu papá.

¿Sabe algo? ¿Quién demonios era este hombre?

En cuanto mis ojos que detallaban su cuerpo con intriga divisaron un resplandor que captó mi atención, se dirigieron al bolsillo derecho de su camisa. Una insignia dorada.

"Sheriff" decía en ella.

Alce la mirada y miré a través de la pared de vidrio del café, encontrándome con un auto de policía estacionado en frente. Bingo.

—¿Y lo sabe porque es el oficial o por motivos personales? —acusé.

Este intercambio pasivo-agresivo de palabras que estábamos teniendo generaba un hilo de tensión cada vez más tirante. ¿Por qué estaba él tan interesado en mi familia? ¿Sabía algo más de lo que aparentaba?

—Mi profesión podría ayudarte en tu búsqueda por la verdad, pero no es por eso que sé lo que sé —evadió mi pregunta, empujando con su dedo disimuladamente su insignia dentro del bolsillo.

—¿Y qué es lo que sabe? —solté, ya estaba harta de tanto suspenso.

—Que los datos que tienes son desacertados —respondió, poniéndose de pie—. Recomiendo que consigas nuevas fuentes de información de ahora en adelante. Oh, y al final sí tenía efectivo —finalizó, dejando en la barra un billete y alejándose de donde estaba.

—¡Espere! —grité, con la esperanza de que voltease, cuando lo hizo, pude ver una sonrisa petulante asomarse por su rostro— ¿Cómo puedo contactarlo?

Pero a pesar de que pregunté, él solo rió mientras negaba con la cabeza.

—Ya lo sabrás, a su debido tiempo —fue lo último que soltó antes de irse del café.

Tomé el billete que había dejado sobre la mesa para guardarlo en la caja. Sin embargo, sentí como no era uno, sino dos pedazos de papel los que sostenía en mi mano.

En cuanto separé las hojas con el objetivo de acabar con mis dudas, mi ceño se frunció al ver que el otro papel contenía cifras escritas.

Un número de teléfono.

𝐒𝐇𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 | 𝟶𝚆𝙴𝚂𝚃𝙴𝚁𝙻𝚄𝙽𝙳
10/04/2023

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora