CAPÍTULO CINCO

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OO5 | NOT STALKER, PROTECTOR

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OO5 | NOT STALKER, PROTECTOR

Ethan

Estuve esperando a que Daria llegase a la cafetería por menos de treinta minutos. Tiempo suficiente para pensar en paz todo lo que había estado haciendo hasta ahora.

Primero, conocí a Daria en una biblioteca. Creo que ella ha sido la protagonista de mis pensamientos últimamente. No me interesa averiguar la razón por la cual parece estar formando una parte importante de mi rutina, lo que sí, no estoy seguro de lo que soy capaz de hacer en un futuro. El riesgo que corro al mantenerme en contacto con Daria es inmenso, lo único que me salva de no dudar de ella es que no conoce a ninguna de las Carpenter. Al menos no hasta ahora.

Podía hacer una lista de las cosas por las cual podría ganar una intensa conversación de mi padre. Darle un número telefónico, sobornar a una policía de la estación más cercana de su casa para que le diga que no puede rastrear llamadas, darle un trabajo, y podría seguir. El estar aquí ahora ya es un riesgo para mí, pero simplemente no puedo dejar el asiento. No sabía si era la curiosidad, el interés o una pizca de rebeldía dentro mío que me hacía desear tenerla en la mira todo el tiempo. Además, es divertido hablar con ella.

No soy tímido, no soy callado, no soy todo lo que les muestro a las Carpenter y a su grupo. Fingir no es algo que me molesta, de hecho, la venganza es mucho más fundamental que cualquier actividad social en la que forme parte. Pero no puedo dejar de pensar en que con ella no tiene que ser necesariamente así. Es fácil conversar con Daria, es fácil sorprenderla, es fácil asustarla. Y como no me conoce, no debo aparentar para evitar sospechas por la simple razón de que no las tiene. No sabe quién puedo ser, no sabe mis intenciones, y, siendo honesto, yo tampoco estoy seguro de ellas.

En cuanto la vi entrar por la puerta del local, me removí en mi lugar. Miré hacia la ventana intentando de que no pueda detallar mi rostro para detallarme, no quería eso aún. Tragué saliva mientras disimulaba que algo increíblemente interesante atravesaba mi vista, evitando que me reconociera. Dudaba que recuerde esa vez que nos conocimos en la biblioteca, tal vez el encuentro no fue tan relevante para ella, pero aún así me mantenía alerta.

No se dio cuenta de mi presencia. Mejor así en realidad. Me distraje durante un rato observándola trabajar, se había adaptado bien al ambiente. Podía manejarse con comodidad en el café y cargar varias bandejas en simultáneo. Sonreí orgulloso de mi regalo, sabía que sería buena en esto.

Se quitó el delantal de la nada para, supongo, ir al baño, pues caminó hasta los sanitarios del personal. Justo antes de entrar, alzó el celular y se lo colocó en un oído. ¿Alguien la está llamando? No puede ser, se supone que no tiene familia conocida que supiese cómo contactarla. Por suerte tengo una torpe pero útil habilidad de leer los labios a distancia.

¿Acaso dijo crush? ¿Quién es el crush de quién? Me perdí en la conversación.

Mientras continuaba hablando de un tema que no alcanzaba a comprender, le servía café a diferentes clientes que iban sentándose en la barra. Consideré que ese era el mejor momento para hacer mi aparición.

—¿Te conozco? —preguntó en cuanto me vio llegar. Apoyó el celular en su hombro para que no se escuche nuestra conversación y yo tomé asiento.

—Sí, lo haces —reí, pero pareció no escuchar mi comentario, estaba demasiado ocupada examinándome con la mirada. Una pizca de seguridad creció en mí al notar como tragaba saliva inconscientemente.

¿Te gusta lo que ves, Daria?

—Así lo quiso el universo —dije, ahí fue cuando pareció volver a la realidad.

—Te llamo luego, Bash —murmuró cerca del micrófono del teléfono antes de guardarlo en su bolsillo trasero.

¿Bash? Así que era un hombre. No recordaba que Daria tuviera amigos hombres en su círculo cercano. Así que, ¿por qué este tipo se pone a llamarla en el medio del trabajo? ¿Es que no sabe respetar horarios?

—¿Era algo importante? —pregunté haciéndome el desentendido. Más le vale que no fuera nada importante.

—Solo un viejo amigo que consiguió mi contacto —le quitó importancia haciendo un ademán con su mano. Levantó la jarra de café y colocó una taza enfrente mío, asentí cuando me preguntó con un gesto si deseaba un poco.

¿Viejo amigo? Por favor, no necesitas más amigos, Daria. Hablas con Ghostface, ¿a quién más podrías querer?

—¿Cómo supiste dónde trabajaba? —dijo observándome con detenimiento. Con razón estaba tan tensa, ella creía que yo la estaba acosando.

Bueno, técnicamente eso es lo que estoy haciendo. Pero ella no tiene porqué pensar eso.

—Es mi cafetería favorita —comenté divertido, dándole un sorbo a la bebida en mis manos.

Interrumpiendo nuestra conversación, de la cocina salió Sergio, el dueño del lugar, con la cabeza baja.

—Lo siento, Daria, ¿haz visto mis llaves? No podremos cerrar si no las encuentro —reí por lo distraído que normalmente era. Si bien era un hombre viejo, eso no quitaba que despistado había sido siempre.

En cuanto alzó la mirada y me vio sentado en la barra, una sonrisa apareció en su rostro—. ¡Ethan! ¡Mi viejo amigo! —Sergio rodeó la mesa para caminar hasta mí y poner sus manos en mis hombros— Este muchacho es nuestro cliente más leal, más vale que le des algún descuento.

Hubiera negado su diálogo pero cuando vi la cara de Daria, cerré mi boca por completo. Sus ojos abiertos y tartamudeos por poco provocan que suelte algún comentario en burla a su vergüenza. Pero no la culpo, básicamente me acusó de perseguirla cuando en verdad vengo aquí consecutivamente.

En realidad esta vez no fue particularmente como rutina, pero Daria no necesita saber que estoy aquí para estar al pendiente de ella. Y eso está bien, no me molesta ser la sombra que no sabe que tiene.

Así que tranquila, Daria. Me aseguraré de que no tengas necesidad de saber porqué jamás estás desprotegida. Mi trabajo es silencioso, te aseguro que ni notarás que estoy ahí.

𝐒𝐇𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 | 𝟶𝚆𝙴𝚂𝚃𝙴𝚁𝙻𝚄𝙽𝙳
30/03/2023

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora