CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO

5K 566 115
                                    

O45 | HE'S DEAD!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


O45 | HE'S DEAD!

—Yo sigo sin entender porqué tengo que venir aquí —le susurré a Ethan, caminando detrás de los demás.

—Porque si yo debo sufrir, vendrás conmigo —contestó con una sonrisa divertida, haciendo que yo bufe frustrada.

Apenas habíamos entrado a un enorme cine, decorado con millones de cosas de la franquicia de Stab. Máscaras, cuchillos, trajes, todo estaba aquí, como si fuese una especie de culto extraño que alababa a esas estupidas películas.

—¡Chad, esto es del tío Randy! —dijo Mindy a su hermano, señalando una camisa que estaba en una caja transparente— Aquí tienen todo...

Y era cierto. Lo tenían absolutamente todo. Tenían hasta los teléfonos destruidos de los primeros asesinos.

—Oigan, ¿cómo habrán conseguido todo esto? —preguntó Tara de repente— ¿Que no es evidencia?

—A los policías les gusta el dinero. Y la evidencia puede perderse muy fácilmente, excluyendo a los presentes por supuesto —contestó Gale, compartiendo una sonrisa fingida con la oficial Kirby.

Había una parte del salón, al fondo y al centro del cine abandonado, donde estaban todos los maniquíes acomodados en círculo de los pasados Ghostface's. No supe qué, pero algo me gritó que vaya hasta allí. Tal vez fueron las estupidas teorías que parece que cada vez se hacen más populares que dicen que soy la hija de Stu Macher, uno de los primeros asesinos de la franquicia, las cuales se metieron hasta lo más profundo de mi cabeza hasta hacerme creer por un segundo que podían tener razón.

Caminé inevitablemente hacia ellos, viéndome atraída de alguna forma por lo interesante de este sádico linaje. Era como si me llamara, como si alguien estuviera presente allí exclamando mi nombre.

No pude evitar voltear hacia mi lado, encontrándome a Sam en la misma situación que yo. Donde nos veíamos hipnotizadas por lo desconocido, pero que por alguna razón parecía familiar.

—¿Cuál es tu excusa? —preguntó Sam codeándome suavemente con una sonrisa, sabía que se refería a porqué estaba tan interesada en ese lugar, así que solo volteé al frente antes de responder.

—Stu Macher es mi papá, o eso dicen —murmuré rápidamente, intentando hacer el momento lo más corto posible.

Sam abrió los ojos desmesuradamente, sin haber predicho para nada la inesperada información que le di—. Mierda —se dijo a sí misma.

—Exactamente, mierda —concordé, avanzando para terminar de subir las cortas escaleras.

Estando frente a todo un puto linaje de Ghostface's me paralizó, pero no en un mal sentido como me hubiera gustado. Era atrayente, entendía porqué muchos caían en la tentación de terminar la franquicia.

Detuve mi caminar al estar a pocos centímetros del vitral de uno de ellos. Uno llamativo, diferente al resto de alguna forma.

Mierda, ¿qué era lo que estaba pensando ahora? Daria de principios de año jamás tendría estas percepciones que lucían tan horribles para mí. Mucho había cambiado en estos últimos meses. Todo era diferente.

Volteé hacia Sam una última vez, conectando miradas con ella sabiendo que estaba pensando algo parecido. Ella miró el nombre del maniquí al que enfrentaba, y yo también hice lo mismo.

Stu Macher.

Suspiré.

¿Qué es esa cara? ¿Triste de ver a tu padre? —escuché una voz grave cerca mío. Rápidamente alcé la mirada sorprendida, encontrándome la imagen de un hombre rubio reflejado en el vidrio del soporte de la túnica— Daria... ¿por qué tan asustada?

Automáticamente me alejé unos cuantos pasos, creyendo que lo que había visto solo podía significar que había enloquecido. Miré a Sam, quien parecía estar hablando con el maniquí que correspondía a su padre. Bien, tal vez no era la única con serios problemas como pensaba. Tomé aire antes de volver a observar el vitral, encontrándome a Stu esperando a que vuelva a acercarme.

—¿Por qué de todos los Ghostface's... justamente tú tenías que ser mi padre? —pregunté mirándolo con la mandíbula apretada. Uno de los únicos sin excusa, el más demente de todos.

No actúes como si yo fuera el único monstruo aquí. Los dos sabemos que tu mente funciona de formas diferentes a las que aparentas —dijo como si me conociera de toda la vida. Como si no estuviera muerto, como si me hubiera estado observando—. Vamos, Daria. Admite que te encantaría usar esa máscara.

La máscara. La máscara que parecía brillar ante mis ojos.

—No soy como tú —dije mas para mí misma que para él.

Tal vez no, puedo aceptarlo. Pero si tienes solo una pizca de lo que alguna vez fui, entonces no estoy equivocado —afirmó, con una sonrisa espeluznante en su rostro—. Vamos, Daria. Ponte la máscara —ordenó, haciendo que mis ojos vuelvan a dirigirse al objeto. Sí, definitivamente me llamaba. Dios, lucía como si estuviera hecha para mí.

—La tele que mató a Stu Macher —oí que dijo Kirby, más atrás a mis espaldas.

Vamos, Daria... Ponte la máscara —repitió de nuevo captando mi atención, su voz sonó como un eco en lo más profundo de mis pensamientos.

—Eso si crees que esta muerto —contestó Mindy, activando sentidos en todo mi cuerpo.

Él murió, él no está vivo.

¡Ponte la maldita máscara!

—Ey, ¿estás bien?

Exploté.

—¡Mi papá está muerto, maldita sea!

Todos voltearon a mirarme cuando exclamé eso sin poder controlarme. Ethan me observaba preocupado a mi lado, como si yo estuviera teniendo un ataque psicótico grave. Mindy y Kirby me miraban confundidas, sin entender a qué venía esa frase que había gritado con tanto desespero.

—Nunca dijimos lo contrario —me dijo Mindy desconcertada, regresando a su conversación con la oficial.

Intenté tranquilizar mi respiración con mi corazón corriendo una carrera. Dios, eso había sido intenso.

—Creo que fue suficiente presencia paternal por un día —me dijo Ethan con voz suave, frotando mis hombros para relajar la tensión acumulada—. ¿Estás bien? —volvió a preguntarme.

Tragué saliva con dificultad. Si bien su tacto me aliviaba, aún era difícil bajar la dosis de adrenalina que Stu Macher había inyectado en mi cuerpo.

—Como si mi padre fuese un asesino serial —asentí, mirándolo con una sonrisa poco genuina.

—Voy a besarte y esquivar el hecho de que tu novio también lo es —dijo devolviéndome la sonrisa.

Reí por su comentario—. Sí, tal vez así me sienta un poco mejor —asentí—. Pero por favor larguémonos ya de este lugar.

𝐒𝐇𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 | 𝟶𝚆𝙴𝚂𝚃𝙴𝚁𝙻𝚄𝙽𝙳
07/05/2023

SHIVERS © [Ethan Landry] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora