Capitulo 38. (21+)

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CAP 38:
Caroline.

Desabrocho cada uno de los botones de mi blusa hasta dejarla caer al suelo junto a la falda. Llevé mis dedos hasta el broche del sostén en el centro de mis pechos y lo abrí lentamente. Mientras tanto, Henry masajea su polla de arriba abajo, deslizándola con suavidad, dejando su glande hinchada y roja a la vista.

Mis ojos no se apartaban de su polla mientras mis pechos caen ligeramente después de quitar el sostén. Deslicé mi tanga hasta dejarla caer al suelo, observando cómo tragaba hondo y su mirada recorría mi cuerpo de arriba abajo, relamiéndose los labios.

Lentamente, me acerqué a él, sintiendo la determinación fluir por mis venas. Con confianza, coloqué mis piernas a cada lado de las suyas sobre su regazo, mirándolo directamente a los ojos. Llevé mi mano hasta su miembro y deslicé su glande desde mi clítoris hasta mi hendidura, y ambos soltamos un jadeo.

—Me tienes tan mojada que lo único que mi coño pide es que me hagas tuya —le susurré con voz entrecortada mientras él deslizaba sus labios con los míos.

Con suavidad, lo sujeté y lo posicioné en mi hendidura, sintiendo lo húmeda que estaba su polla. Una vez que estuvo deslizada dentro de mí, ambos soltamos jadeos al sentir cómo entraba tan duro en mi interior. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo, encontrando un lugar en mí que ansiaba su presencia.

—Eres mía, pequeña, — susurra con voz entrecortada, su aliento cálido rozando mi oído.

Mis gemidos se mezclaron con los suyos mientras me movía sobre su castigadora y grande polla, primero despacio y luego con mayor intensidad. Los sentones eran una danza de placer y pasión, sintiendo cada latido de su miembro dentro de mí. Sus manos se posaron en mi cintura, acompañándome en nuestro ritmo compartido.

Nuestros ojos se encontraron en un momento de conexión profunda, como si nuestros cuerpos y almas se unieran en un solo acto de entrega. Mis manos se aferraron a su cuello, buscando sostenerme en medio de las oleadas de placer que recorrían cada fibra de mi ser.

Sus ojos brillaban con un intenso deseo mientras sus pupilas se dilataban, revelando el placer y la lujuria que le provocaba. Mi objetivo era precisamente eso, y lo lograba al ver su reacción. Susurros llenos de excitación escapaban de sus labios, y su mandíbula se tensaba ante los movimientos más bruscos y salvajes que yo ejecutaba. Los sonidos de nuestros cuerpos unidos en éxtasis resonaban en la habitación, creando una sinfonía íntima y apasionada.

—Sigue, pequeña, no te detengas. Quiero que te entregues completamente a mí porque me perteneces Caroline.— me insta con voz ronca sujetándome del mentón para que lo mire a los ojos.

Sus palabras solo avivaron aún más el fuego que ardía dentro de mí, sintiéndome deseada y apreciada en cada uno de sus gestos.

Con suavidad, acarició mis pechos y luego los llevó a su boca, proporcionándome una sensación deliciosa que me hizo gemir de placer. No pude resistir la tentación de morder y chupar su cuello, dejando marcada mi pasión en su piel. Continué mis movimientos frenéticos mientras él, con manos firmes en mis caderas, me acompañaba en el vaivén de nuestra entrega.

La intensidad del momento me llevaba al límite, sintiendo cómo mi cuerpo se elevaba hacia un orgasmo inminente. Un grito de placer escapó de mis labios mientras me acercaba al éxtasis. Él, sabiendo lo cerca que estaba, deslizó su pulgar hacia mi punto más alto y comenzó a masajearlo con maestría, llevándome a la cúspide de un placer abrumador.

Nuestros ojos se encontraron en un momento de conexión profunda, mientras sus ojos oscuros me miraban con una intensidad que me robaba el aliento. En ese instante, ambos alcanzamos la cima del placer, dejándonos llevar por la marea de sensaciones que nos inundaba.

—Córrete en mi polla Caroline.

Me inclino hacia atrás, arqueando mi espalda en éxtasis, mientras cierro los ojos con fuerza, sintiendo cómo una oleada de calor recorre mi columna vertebral. La intensidad de la pasión me inunda por completo, y puedo sentir cómo me desbordo con él, entregándome por completo en cada embestida.

—Henry.— gimo su nombre extasiada, siento su miembro latente y duro se hunde aún más en mí, envolviéndome en una mezcla de placer y éxtasis. Siento sus manos apretar mis nalgas con fuerza, dejando marcadas sus huellas en mi piel, mientras su respiración se entrecorta y sus ojos se cierran, revelando su propio clímax.

En ese momento, ambos alcanzamos el clímax al unísono, dejándonos llevar por el éxtasis compartido. La intensidad del momento nos consume por completo, y nuestras miradas se entrelazan en un instante de conexión íntima y apasionada.

Henry toma mi barbilla con suavidad y roza sus labios contra los míos en un beso apasionado y salvaje. Su lengua se entrelaza con la mía en una danza llena de deseo y entrega. Siento cómo acaricia mi cabello con ternura, y nuestros ojos se encuentran en una mirada intensa y cargada de emociones.

Después del beso, me levanto rápidamente, sintiendo la necesidad de cubrirme y protegerme. Lo miro a los ojos, con mis emociones a flor de piel, y noto cómo mis ojos se llenan de lágrimas. La situación es confusa, y mis sentimientos están en una montaña rusa.

—Quiero que te vayas.— susurro con voz entrecortada.

Henry cierra los ojos y se levanta en silencio, comenzando a vestirse sin pronunciar palabra alguna. Su silencio me hiere más que cualquier cosa que pudiera decir en este momento. Quisiera entender qué pasa por su cabeza, qué siente realmente por mí.

Se da la vuelta y se detiene unos segundos, como si quisiera decir algo, pero finalmente no dice nada. Abre la puerta y la cierra tras de sí en un fuerte portazo. En ese instante, no puedo contener las lágrimas que se desbordan, mostrando mi vulnerabilidad y decepción.

Me siento confundida, herida y desilusionada. No sé qué esperaba de él, pero esta situación me ha dejado un nudo en el estómago y una sensación de vacío en el corazón. Entonces me dejo caer en el suelo, abrazó mis piernas y comienzo a llorar con sentimientos, me siento sucia, me siento utilizada, me duele el pecho, siento un nudo en el estómago. Como un sensación de vacío en el pecho, un dolor punzante un nudo en el estómago. Me siento abrumada por las emociones, como si fuera imposible controlar las lágrimas o el llanto.

Siento como una profunda tristeza y dolor emocional. Puedo sentirlo como si me hubieran quitado algo importante de mi vida, como si me hubieran traicionado o abandonado. ¿Alguna vez has sentido eso?

Me duele, no aguanto más, entonces comienzo a gritar del dolor. Me duele la cabeza, siento que me quiere explotar, no sé cuánto llevo tirada en el suelo llorando, siento que ya me he quedado sin lágrimas...

Experimento dolor cuando mi mente se obsesiona con realizar acciones que me degradan y lastiman, todo con la esperanza de recibir la atención y el afecto que anhelo, solo para encontrarme con el vacío y la desilusión, como si avanzara sabiendo que inevitablemente me estrellaré contra la pared.

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MC | Complaciendo al Magnate © (18+) ¡María Del Mar! (NUEVA EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora