Caroline
Henry apartó delicadamente la silla para que me sentara con cuidado, descorchó una botella de champán y nuestros rostros se iluminaron con una amplia sonrisa. Sirvió una copa para él y luego sacó un exquisito jarrón lleno de hielo, vertiendo cuidadosamente mi limonada en una elegante copa.
—Esto va más allá de la belleza, es un auténtico sueño hecho realidad. Nunca imaginé tener una cita como esta. Siempre te superas con cada encuentro.— expresé emocionada. Henry se acercó al equipo de sonido y seleccionó una melodía romántica de piano, luego se sentó frente a mí.
—Me encanta crear momentos inolvidables y completamente nuevos contigo.— besó suavemente el dorso de mi mano. —Nos prepararon pasta, tu platillo favorito.— añadió con una sonrisa encantadora.
—¡Oh, Dios mío, qué delicia!— exclamé mientras empezábamos a degustar y entablar conversaciones sobre temas cotidianos. Henry siempre lograba arrancarme una sonrisa.
—Por cierto, Cooper fue despedido y enfrentará cargos por todo el daño que te causó a ti y a la compañía. Ha cometido una serie de delitos graves. Además, William ha recuperado su licencia como abogado después de cumplir su condena.— me informó.
—Pobre William, cayó en la trampa venenosa de Cooper. No tenía la culpa. Me alegra que las cosas se estén encauzando correctamente. Cooper hizo mi vida un infierno y William merece una segunda oportunidad.— respondí reflexionando sobre los recientes acontecimientos.
Henry asintió en señal de acuerdo mientras continuábamos disfrutando de la cena en medio de la magia del océano y del amor que compartíamos. Aquella velada era un símbolo de nuestro compromiso y la promesa de un futuro juntos, enfrentando cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.
El sol se había sumergido por completo, dando paso a un cielo nocturno adornado con un manto de estrellas que iluminaba el horizonte. Nos abrazamos, sintiendo la suave brisa marina acariciar nuestros rostros y sellando aquel momento con un beso apasionado.
Después de la cena, llenos de risas y ocurrencias compartidas, Henry llevó los platos a la cocina. Se acercó a mí y sus labios se encontraron con los míos mientras me tomaba de la mano, guiándome hacia la habitación. La cama estaba delicadamente decorada con sábanas blancas y pétalos de rosas. Henry se quitó el saco y se recostó.
—Ven aquí.— susurró, ayudándome a subir a la cama para luego recostarme sobre su pecho, acariciando mi cabello con ternura.
Permanecimos en silencio unos minutos, acariciándonos mientras el sonido de las olas se convertía en nuestra melodía. Después de un rato, nos levantamos de la cama.
—Es hora de embarcarnos en una aventura a la deriva. Te enseñaré a manejar el timón.— dijo, tomando mi mano y guiándonos hacia el timón. Henry me posicionó frente a él y colocó sus manos sobre las mías. Salimos del puerto mientras observábamos el sol hundiéndose en el horizonte. Nos adentramos en el mar, sin islas ni puntos de referencia a la vista, solo la vastedad del océano y la promesa de una hermosa noche por delante.
El viento acariciaba suavemente nuestros rostros mientras aprendía a manejar el timón con la guía experta de Henry. Sentía una combinación de emoción y serenidad mientras dirigía nuestro curso a través de las olas danzantes. La oscuridad comenzaba a envolvernos, pero las estrellas brillaban intensamente en el cielo nocturno, como destellos de esperanza y magia.
Nos sumergimos en un silencio cómplice, solo interrumpido por el sonido del mar y el latido de nuestros corazones entrelazados. Cada mirada, cada caricia y cada susurro eran un testimonio de nuestro amor profundo y sincero.
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MC | Complaciendo al Magnate © (18+) ¡María Del Mar! (NUEVA EDICIÓN)
Romance[COMPLETADA] ¿Qué puede ser más peligroso que la satisfacción y el poder? ¿ El amor y la desilusión? ¿El negocio mezclado con el placer? Henry Ivanov, un atractivo magnate Alemán, describe a Caroline Collins como una mujer hermosa, segura de sí mism...