Capitulo 6.

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Capitulo 06:

La semana ha pasado volando entre casos, reuniones y el irritante divorcio del magnate. Hoy, sábado, estamos en el club como de costumbre, nosotras, las chicas, disfrutando de la noche.

Nos movemos al ritmo de la música, rodeadas de luces de colores. Cassandra está coqueteando con un chico guapo, mientras Alina, Olivia y yo bailamos juntas en el centro de la pista.

En un momento, me dirijo a la barra por más tragos y una limonada para Olivia. Pierdo la noción del tiempo y cuando miro mi celular, ya son las dos y media de la madrugada. Regreso a la pista y noto que dos chicos se acercan. Uno de ellos entabla una conversación amigable conmigo.

El ambiente está animado, pero luego veo a Cassandra besando a su acompañante, y a Alina desaparecer con otro chico, seguramente en algún rincón de la discoteca. Me duele la cabeza, pero sigo disfrutando de la noche. Desde lejos, veo a Paul en una mesa con dos amigos de la firma. Olivia me hace señas de que se van, así que me despido con un gesto de la mano.

—¿Quieres salir afuera a fumar? —pregunta el hombre a mi lado. Es sorprendentemente atractivo, con unos ojos avellana cautivadores, cabello negro desordenado y tatuajes que le dan un toque peligroso pero sexy.

—Sí —respondo cerca de su oído para que me escuche sobre la música. Toma mi mano y salimos afuera, donde enciende un cigarro.

—¿Tienes novio, pelinegra? —pregunta, pasándome el cigarro.

—Sí —respondo riendo, porque aunque Ian y yo decidimos no ponernos etiquetas, funciona para alejar a los hombres que intentan propasarse.

El chico sonríe, se acerca a mí y con sensualidad, saca el cigarro de mi boca con sus dedos.

—Lo imaginaba, eres hermosa —comenta, sacando su celular del bolsillo y mirándome— Lo siento, bonita.

Dicho esto, se va sin decir más, dejándome confundida. Meto la mano en el bolsillo de mi chaqueta y siento algo, saco un hermoso collar de diamantes y Swarovski azul que él a dejado allí.

Antes de poder entender lo que está sucediendo, las sirenas de una patrulla se detienen frente a mí. Me iluminan con un foco de luz, lo que me obliga a cerrar los ojos y taparme con la mano.

—Ponga las manos en alto y coloque la joya en el suelo —grita el policía con coraje. Sin más opción, obedezco levantando las manos y colocando el collar en el suelo.

—Disculpe, oficial, ha habido un error. Eso no es mío, tampoco lo tomé. Ese chico acaba de ponerlo en mi bolsillo.

—Manténgase en silencio, queda usted arrestada por robo de joyería Magnífica. Debe guardar silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra. Tiene derecho a un abogado en cuanto lleguemos a la estación.

—¿Le parezco el tipo de persona que robaría una joyería? —pregunto ofendida—. No puede arrestarme, no he sido yo —me quejo furiosa—. ¿Acaso no sabe quién demonios soy? Soy la abogada Caroline Collin, no soy una maldita criminal.

—Lo siento, Caroline. Sé quién eres, pero debemos hacer nuestro trabajo —explica Garry, uno de los mejores amigos de Ian en la estación.

Fui llevada a la estación más cercana, donde me dejaron en una celda junto con varias personas. Me di cuenta de que me habían robado el teléfono en el club, y no sabía ningún número de memoria, excepto el de mi jefe. Por mala suerte, tampoco me sabía los números de mis amigas y mucho menos el de mis padres.

Me dejaron hacer una sola llamada, y sin más opción, marqué el número de Henry, sintiendo una vergüenza inmensa. Me encerraron en un pequeño cuarto de preguntas, pero no había entrado ningún oficial, y eso me desconcertaba. No sabía qué demonios estaba pasando, y lo peor era que no podía comunicarme con Ian, quien había tenido un viaje familiar de emergencia a Texas. Estaba totalmente jodida.

MC | Complaciendo al Magnate © (18+) ¡María Del Mar! (NUEVA EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora