Capitulo 03:
Mis tacones resuenan en el lugar, llenando cada rincón con su sonido distintivo mientras golpean el suelo de cuarzo negro del edificio. El repiqueteo agudo y constante de mis pasos crea una banda sonora acelerada, que refleja mi pulso acelerado. Cada latido de mi corazón parece una carrera de maratón, impulsando adrenalina por mis venas y llenándome de energía intensa mientras avanzo con determinación.
Visto unos elegantes pantalones de tela beige claro, ceñidos hasta las rodillas y luego ensanchados ligeramente, terminando justo encima de mis tobillos. Los acompaño con unos tacones marrones de suela roja Louboutin, añadiendo un toque de sofisticación a mi atuendo. Mi blazer, en el mismo tono beige, aporta una imagen pulida y profesional. Una blusa azul pastel en satén, resalta el brillo en mis ojos gris oscuro y crea un contraste vibrante con mi cabello negro suelto y ondulado. Me acerco al elevador y presiono repetidamente los botones, esperando ansiosamente que las puertas se abran.
—¡Maldición, llego tarde, llego tarde, llego tarde!— murmuro luchando con el elevador.
Consulto el reloj en mi muñeca y veo que marca las ocho y dos de la mañana, cuando mi hora de entrada era a las siete y cincuenta y cinco.
—¿Por qué diablos elegí estos tacones? — me quejo en voz alta, frustrada.
Finalmente, el ascensor llega y me subo apresuradamente. El hombre a mi lado sonríe lentamente.
—Creo que esos zapatos son bonitos, pero también son el principal enemigo de una mujer.— comenta el hombre mientras ascendemos.
Le echo una mirada y su comentario me saca una risa. Cuánta verdad en tan pocas palabras.
—Dios, tienes toda la razón. ¡Gracias!, necesitaba escuchar eso hoy.— le respondo.
Y es que Henry decidió anoche enviar un correo electrónico anunciando una reunión a las ocho de la mañana, ¡maldición! Y justo la interrumpo. Abro la puerta y todos se quedan mirándome. ¡Qué vergüenza! Acabo de interrumpir la presentación que estaba en curso.
Henry está parado frente al proyector encendido, su expresión es impasible, pero noto una tensión evidente en su mandíbula, que se contrae con fuerza. Sus cejas están ligeramente fruncidas, mostrando su irritación. Sus labios están apretados en una fina línea, y puedo percibir una mirada fría y penetrante dirigida hacia mí. Sus ojos azules, normalmente tranquilos, ahora están chispeantes de molestia, y su postura rígida revela su clara incomodidad por mi tardanza y la interrupción en la reunión.
Mis colegas dejan de mirarme cuando tomo el asiento libre al lado de Paul. Trago hondo. Henry me observa con una mirada llena de decepción y enojo. Acabo de desatar una tormenta en el infierno al inicio de la semana. Hoy, lunes, perfecto Caroline.
Henry continúa con la reunión, pero puedo sentir el peso de su desaprobación sobre mí durante todo el tiempo. Cada palabra que pronuncia parece cargada de un resentimiento silencioso.
Me siento incómoda y avergonzada por haber llegado tarde por primera vez a una reunión. Normalmente soy muy puntual y perfeccionista en cuanto a mi trabajo se trata. Cuando Henry finaliza la reunión, todos se levantan y comienzan a salir de la sala de juntas. Yo me pongo de pie y tomo mis cosas.
—Señor Ivanov. — me acerco con toda la vergüenza del mundo. — Quiero disculparme por llegar tarde y también por haber interrumpido.
—La quiero en mi oficina en cinco minutos. — responde con frialdad, toma sus cosas y sale, dejándome allí, sintiéndome como una completa idiota, como si fuera una payasa en un circo.
Camino hasta mi oficina, dejando todas mis cosas. Tengo montones de llamadas perdidas de clientes y colegas. Mi bandeja de entrada de correo electrónico está a punto de explotar. Suspiro y subo a la oficina de Henry.
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MC | Complaciendo al Magnate © (18+) ¡María Del Mar! (NUEVA EDICIÓN)
Romance[COMPLETADA] ¿Qué puede ser más peligroso que la satisfacción y el poder? ¿ El amor y la desilusión? ¿El negocio mezclado con el placer? Henry Ivanov, un atractivo magnate Alemán, describe a Caroline Collins como una mujer hermosa, segura de sí mism...