Capitulo 47.

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CAP 47:
Caroline

—Mierda, Caroline, ¿me estás escuchando?— La voz aguda de Alina me sacó de mis pensamientos.

—¿Qué pasa?.— Respondí, colocando el lápiz entre mis labios.

—Carajo, odio cuando haces eso. ¿Qué te pasa?— Alina se sentó frente a mi escritorio. —¿Es por Henry?

—No, es solo que debo terminar todos estos casos antes de irme a Las Vegas.— mentí.

—Si necesitas ayuda, puedo encargarme de algunos. No tengo la agenda tan llena.— dijo Olivia con una sonrisa.

—¡Eso sería genial! Realmente me ayudarías mucho. Ahora, ¿sobre qué querías hablar?.— Le dediqué una sonrisa a Alina.

—¿Recuerdas al chico que te conté que conocí en Tinder? Hoy es mi segunda cita con él y me pidió que yo eligiera el lugar, así que necesito tu ayuda.

—¿Qué te parece el teatro? Creo que hay unas obras muy buenas hoy. También escuché que hay una orquesta en el restaurante La P.O.V.E.— Alina comenzó a buscar en su celular.

Mientras tanto, mi mente se atormentaba con la idea de ir a la oficina de Henry, solo por alguna excusa tonta. Solo para ver si Rebecca está con él, porque la mayor parte del tiempo parece estar a su lado.

—Gracias, eres un genio. Acabo de comprar las entradas para el teatro.— Alina se levantó emocionada. —Te veo luego, nena. Ven Olivia para que busques la limonada.— le dice a Olivia ambas se levantan y se van despidiéndose de mi.

—Adiós, sí.— respondí apenas haciéndole caso. Tomé unos archivos y me dirigí al ascensor. Marqué el piso de la oficina de Henry, y cuando llegué, Cass no estaba en su escritorio, debía estar en algún lugar de la firma. Pero cuando miré al final del pasillo, vi a Rebecca entrar, luciendo un vestido muy provocativo. —Me lleva la mierda.—

Mi mente no dejaba de pensar en qué demonios hace Rebecca allí. ¿Estarán hablando de lo que ella le escribió anoche? La curiosidad me estaba matando, no, me estaba torturando. Me quedé parada esperando, pero no salió. Rebecca era una mujer elegante, más o menos de la misma edad que Henry, alrededor de los treinta años, cabello castaño hasta los hombros, ojos color miel, delgada y bastante guapa.

Intenté esperar, pero la ansiedad me estaba carcomiendo. Miré el reloj y ya habían pasado más de diez minutos desde que ambos estaban encerrados en la oficina. ¿Y si están besándose? O peor aún, ¿si están teniendo relaciones en su escritorio? No podía soportar la incertidumbre. Decidí que tenía que hacer algo, aunque fuera una locura, y sin pensar, abrí la puerta de la oficina de Henry sin siquiera tocar.

Rebecca y Henry me miraron sorprendidos. Ella estaba sentada frente a su escritorio, sosteniendo una tableta y unos documentos, mientras que Henry estaba del otro lado, observándome con una expresión que parecía querer matarme.

—Lo siento, pensé que no había nadie en la oficina. Yo...— Intenté disculparme, pero las palabras se atascaron en mi garganta.

—No puede volver a pasar sin tocar antes, es una falta de respeto, señorita Collin.— dijo Henry, visiblemente molesto.

Mierda, me he pasado de la raya con mis celos.

—Discúlpeme, señor Ivanov, su asistente no estaba aquí, así que pensé... Lo siento.— Logré articular, sintiendo la vergüenza inundándome.

Sin esperar a escuchar más, salí de la oficina con el corazón latiendo descontroladamente. No sabía qué demonios me pasó. Me dejé llevar por los celos y los malditos pensamientos. Me sentía como una idiota, y la idea de que Henry y Rebecca pudieran pensar que soy una persona insegura, sin educación y inmadura me avergonzaba.

MC | Complaciendo al Magnate © (18+) ¡María Del Mar! (NUEVA EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora