CAPÍTULO 48:
CarolineEntré a la casa de Henry, decidida a recoger mis cosas que aún quedaban aquí. Al verlo sentado en el sofá sin su saco, sosteniendo un vaso de whisky, mi corazón se aceleró.
—Volviste. —dijo en tono suave.
—Sí, volví por mis cosas. —murmuré, tratando de mantener la compostura.
Henry se levantó del sofá y se acercó a mí.
—¿Por qué? ¿Te quieres ir? —murmuró, observándome con una mezcla de tristeza y enojo.
—Si, supongo que después de lo de hoy, no me quieres aquí. —respondí con cierta amargura.
—Estoy cabreado, estoy furioso, estoy celoso y quiero asesinarlo. No te lo negaré, joder, me consumió la ira esta tarde y no debí hablarte de la manera en la que lo hice. —confiesa con franqueza— Pero no quiero que te vayas. Quiero que me des una explicación ahora aquí, en privado, solos. No quería que habláramos nada en la empresa.
Lo miré a los ojos, viendo el tormento que lo embargaba, y respiré hondo antes de explicarme.
—Cooper me besó a mí. Entró a mi oficina sin mi autorización, cuando llegué, solo lo encontré allí. Se acercó, comenzó con sus amenazas de quién ganaría, y sus típicas mierdas, también me coqueteó y me besó. Sabía que me perjudicaría contigo, por eso lo hizo. Es un hijo de puta, lo detesto, me ofendió que en serio pensaras que me besé a ese tipo. ¿No ves cuánto me repugna su persona? —me defendí, sintiendo la indignación recorrer mi cuerpo.
Henry tomó mis manos y comenzó a besarlas, intentando calmar la tensión.
—Estaba furioso, estaba cegado por los celos, no pensaba con claridad. ¿No ves que eres mía y no soporto verte cerca de otro hijo de puta? Verifiqué las cintas de seguridad. Sabía que no mentías, pero debía asegurarme. —explicó con pesar.
Lo detuve quitando mis manos de las suyas.
—. ¿Tuviste que revisar las cámaras para poder creerme? Demonios. —solté una leve carcajada de coraje—. Soy yo quien merece una explicación por ese mensaje de Rebecca. —cruzé mis brazos, mirándolo firmemente.
La tensión entre nosotros seguía palpable, pero sabía que debíamos aclarar las cosas antes de que esta situación se saliera de control. Henry con una leve sonrisa, saca su celular del bolsillo de su pantalón y me lo entregó.
—Revísalo, no me acuesto con Rebecca, tampoco con Ivette. Sí, desde que estoy contigo, no he estado con ninguna otra mujer. —suspiró—. Desde que te tengo a mi lado, mi cuerpo y mi alma son solo tuyos.
Tomé el celular desbloqueado y vi el chat abierto. Allí estaba, el mensaje de disculpa de Rebecca, admitiendo su error y vergüenza por el mensaje mal enviado. Sentí un alivio inmenso y un poco de vergüenza por haber dudado de Henry.
—Lo siento, Henry. No debería haber dudado de ti. —dije con arrepentimiento.
Él se acercó a mí con una sonrisa traviesa, rodeándome con su brazo.
—No te preocupes, cariño. Entiendo tus celos, pero debes saber que solo tengo ojos y corazón para ti. —me susurró al oído mientras dejaba suaves besos en mi cuello—. Tienes ese poder sobre mí, despiertas en mi pasión y mi deseo, algo que otra mujer no ha podido lograr desde hace mucho.
Me gira de espaldas y con suavidad desliza la cremallera de mi vestido. Sentía cómo la excitación volvía a tomar control de mi cuerpo. Henry siempre tenía ese efecto en mí. Terminó la tarea dejándome en la lencería de seda que llevaba puesta, y mi piel se erizó con el roce de sus dedos.
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MC | Complaciendo al Magnate © (18+) ¡María Del Mar! (NUEVA EDICIÓN)
Romantizm[COMPLETADA] ¿Qué puede ser más peligroso que la satisfacción y el poder? ¿ El amor y la desilusión? ¿El negocio mezclado con el placer? Henry Ivanov, un atractivo magnate Alemán, describe a Caroline Collins como una mujer hermosa, segura de sí mism...