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La resaca del día siguiente no me la curó ni el buen humor de Matt Mattie ni la sonrisa de “tuve sexo hijos de puta” de Marlon. Pero, por alguna razón, ya no me sentía tan mierda como el día anterior.

Después del juego, tuve otra conversación profunda, con Kenia esta vez. Dije chorradas que ni a Wyatt le había dicho, iniciaban con “A veces caigo en cuenta de que tengo diecisiete años y estoy a cargo de un niño pequeño, y no sé en qué momento ocurrió” y terminaban con una frase motivadora de vivir la vida.

Que no se note que me retaron a beber una botella de vodka yo solo.

Un idiota me dijo que era un blando bebiendo, me contuve de explicarle que jamás había bebido un trago en mi vida y que no sabía que beber todo de golpe como si de agua se tratara, no era buena idea.

Carrie evitaba mirarme, y Samantha se echaba a reír cada vez que esto ocurría. Kenia, por su parte, había hecho múltiples chistes sobre el libertinaje de su amiga durante toda la noche. Sobre todo, cuando la retaron a besarme y me saltó encima sin dudarlo siquiera. Sin comentarios de mi parte.

Pero, a pesar de mi primera borrachera fracasada y las muchas muchísimas quejas que podría darle al mundo sobre las fiestas juveniles, no catalogaba esa como mi peor noche.

No lo repetiría, pero estaba feliz de haberlo hecho.

- ¿Mael? –Escuché la voz de Kenia fuera de la habitación, y acto seguido, un par de toques - ¿Puedo pasar?

-Claro –Dije, desde mi cama improvisada en el alféizar de la ventana. Algún idiota había vomitado en la mía la noche anterior.

Kenia entró sonriendo levemente, con un sobre en su mano.

Matt Mattie, quien la noche anterior se había comportado como un adolescente más en dicha fiesta, había suspendido las actividades de ese día, según él, por nuestra resaca. Aunque yo estaba segurísimo de que se debía a la suya.

- ¿Carrie sigue en negación? –Pregunté cuando llegó hacia mí. Ella soltó una risita.

-Oh, sí, dudo que salga de la habitación por el resto de la semana –Kenia tomó asiento a mi lado –He revelado las fotos –Alcé una ceja.

- ¿Las de anoche? –Dije, recordando las fotos borrosas de la gente bailando que alcancé a ver en la cámara de Kenia.

-Y las de ayer en la mañana –Respondió, sacando algunas del sobre –Pensé que querrías tenerla –Dijo, tendiéndome esa foto que ya había visto ayer.

- ¿Por qué me la das? No soy tan narcisista –Dije, tendiéndosela de vuelta.

-No…pero siempre es bueno tener a mano una buena foto –Respondió ella, sin tomarla –Tómalo como un recuerdo del viaje, por si besar a Carrie no fue suficiente –No pude evitar reír ante el recuerdo de Carrie llorando de la vergüenza cuando despertó esa mañana.

-Bien –La acepté finalmente - ¿Hubo tomas buenas?

Kenia me mostró todas las fotos que había revelado esa misma mañana, y en mi mente, ese es un recuerdo bastante bueno. Nos reímos de las poses tontas y la espontaneidad de las fotos la llenaron de orgullo. No recuerdo haber visto un rostro más orgulloso de su trabajo en mi vida.

A la hora de cenar, Matt Mattie y Marlon nos sacaron a dar un paseo como si fuéramos plantas que necesitaban aire nocturno. Cenamos en el restaurante del hotel, llenamos cuatro mesas para cinco personas y casi todos repetimos. Matt Mattie casi llora cuando recordó que él nos había invitado.

-Que quede claro que yo le avisé –Dijo Marlon, riéndose en las desgracias de su pareja. Matt Mattie le vio ofendido, y le volteó la cara. Diez segundos atrás, había dejado caer mi servilleta, y accidentalmente, vi que estaban tomados de la mano debajo de la mesa.

AsteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora