-Vamos, ábrelo –Marlon puso el sobre frente a mi cara, mientras que yo me comía las uñas y miraba a mi madre con nerviosismo extremo.La carta y Marlon habían llevado con veinte minutos de diferencia, los cuales fueron suficientes para quedarme sin uñas en las manos y para jalarme el pelo más de una vez.
El remitente decía “Cambridge” y eso fue todo lo que fui capaz de leer antes de soltar la carta en la mesa y comenzar a dar vueltas por la casa.
No estaba preparado para leer lo que sea que Cambridge tuviera para decirme.
-No, no puedo –Dije, mientras intentaba ponerme de pie otra vez, mas mi madre me volvió a sentar de golpe –No puedo abrirlo.
-Mael… -Dijo mi madre –Has estado comiéndote la cabeza por un mes entero desde que enviaste la solicitud.
Comerse la cabeza era más sencillo que lidiar con la situación.
-No puedo –Repetí, sintiendo que comenzaba a faltarme el aire –Por favor, que alguien la lea por mí.
Y entonces, la puerta se abrió de golpe.
- ¿He llegado tarde? –Delante de mí, estaba un Wyatt de trece años, quien en esos meses había crecido unos centímetros. Tenía el cabello mojado y las mejillas sonrosadas. Se notaba que había corrido desde el garaje hasta aquí –Lo siento, he venido en cuanto escuché el mensaje, ¿Ya la han…?
-No, aun no –Dije, viéndole como si le estuviera rogando que me ayudara a escapar de ahí –Llegas justo a tiempo.
Solo entonces, Wyatt pareció darse cuenta de que entró sin llamar.
- ¡Dios! Lo siento muchísimo, Andie –Dijo, hablándole a mi madre –Debí haber llamado, pero es que estaba abierto y realmente… -Mi mamá le hizo un gesto con las manos, quitándole importancia.
Y entonces, las miradas volvieron a centrarse en mí.
-Por favor … -Le dije a Marlon, quien solo asintió y se dispuso a abrir el sobre.
El corazón se me subió hasta la boca, y sentí que todo mi cuerpo temblaba. Podría haber vomitado si no fuera porque no había probado bocado en toda la mañana.
Mi madre apretaba mi hombro, y por un segundo, desee que mi padre también estuviese ahí. Aunque sabía que él no aprobaba mi decisión, esperaba que le importara saber si me habían aceptado o no.
Wyatt me miraba con expresión preocupada, lo cual me hizo preguntarme cuál sería mi cara en ese momento. Seguro que mi piel estaba verde.
Escuchar el papel rasgándose me dio ganas de llorar, y mientras veía a Marlon sacar la carta y comenzar a leerla, sentía que moriría en cualquier momento.
Entonces, se detuvo, y me observó, con expresión indescifrable.
-Has entrado –Dijo, tan lentamente que creí no haber oído bien.
- ¿Qué? –Dije con un hilito de voz.
- ¡Has entrado! ¡Te han aceptado! –Wyatt dio un brinco junto a Marlon, y mi madre comenzó a llorar.
- ¡LA PUTA MADRE! –Grité, poniéndome de pie con tanta rapidez que casi me caigo al suelo - ¡HE ENTRADO!
Mi madre me abrazó, y sentí sus lágrimas mojando mi suéter sin control alguno. No podía creerlo. Juraba que me despertaría en cualquier momento.
-Lo has hecho –Dijo Marlon cuando fue su turno de abrazarme –Sabía que lo lograrías, nunca dudé de ti.
-Ah, pero del amor de Matt Mattie si dudas ¿Eh? –No estaba seguro de que me hubiera oído entre mi voz amortiguada y el llanto de mi madre, pero sentí un tirón de cabello que me hizo sospechar que sí.
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Asteria
Teen FictionUn adolescente de 17 años, cuya vida son las estrellas y cuidar de su hermano pequeño. Un niño de doce años que es llamado "ángel" y es querido por todos los que lo conocen, pero él solo quiere la amistad (y atención) de un chico en específico. ¿Es...