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La semana más neutral de mi vida inició cuando Wyatt comenzó a ignorar mis llamadas.

Una parte de mí supuso que, cuando regresara del viaje escolar, todos mis días se basarían en Wyatt y Louie. Wyatt no me hablaba y Louie estaba pasando más tiempo del normal con mi madre.

Sentía como si se hubiera roto alguna especie de aro, o bucle. Y de alguna manera, estaba parado donde mismo estaba ocho meses atrás, con la excepción de la reciente buena voluntad de mi madre.

Consideré llamar a Marlon, pero tomando en cuenta que seguramente estaba su madre de visita y las cosas estaban algo tensas, él no tendría tiempo para soportarme. Además de que no estaba completamente seguro de que podría hablar con él sin culparle. Mi mente aun inmadura me recordaba que, al inicio, yo no quería esto. No quería considerar a Wyatt un amigo, y no quería llegar al punto en el que se aburría y seguía adelante. Intentaba recordarme a mí mismo que yo conocía a ese niño, y por más que me gustase torturarme con la idea debido a mis problemas con el abandono, no estaba en ese tipo de situación.

Mi mayor problema es que tampoco sabía en qué situación estaba, precisamente.

Seis días más tarde, cuando creía que las cosas no podían ir a peor, mi padre regresó de donde sea que hubiera estado.

Encontró la cena sin hacer y la sala hecha un desastre, pues mi madre estaba muy ocupada enseñándonos a mí y a Louie a hacer jabón. Ella tenía un plan, pasar el día los tres juntos y luego pedir una pizza. Por aburrimiento o lo que sea, no pude negarme, y la actividad resultó no ser tan terrible.

Pero como dicen por ahí, lo bueno tarda en llegar, y dura poco.

- ¿Qué significa esto? –Preguntó apenas nos vio, sentados en el suelo mientras le dábamos forma a un compuesto de cera virgen, sosa cáustica y aceites de diferentes procedencias.

-Creí que no llegarías hasta el domingo –Dijo mi madre, viéndolo extrañada.

Su mirada recorrió la sala, deteniéndose en mí y en Louie, quien tenía cera derretida en el cabello. La imagen no le gustó.

-Miles, ¿Puedes llevarte a Louis de aquí? Necesito tener una conversación con tu madre –Puse los ojos en blanco.

-Ten una conversación con ella más tarde, estamos ocupados y a punto de pedir una pizza –Respondí, y mi madre me vio con una expresión que no supe distinguir.

Quizás, y solo quizás, no me quería despedir todavía de la madre que había tenido los últimos días. De la que parecía querer dejar de disculparse y empezar a enmendar sus errores.

Aunque sabía que, en algún punto, la ilusión del año nuevo iba a desaparecer.

-No me hagas repetirlo dos veces, Miles –Dijo mi padre, y yo me harté.

-Mael –Dije, poniéndome de pie –Mi jodido nombre es Mael, y no tienes ningún derecho de interrumpirnos ahora para comenzar a gritarle a mi madre por no tener lista tu cena.

-Mael…-Dijo mi madre, aun sentada en el suelo. Dirigí mi mirada hacia ella, que dirigió su mirada a Louie.

-Está bien, no gritaremos –Volví a ver a mi padre –Vienes de un viaje y debes estar cansado, ¿No tienes nada mejor que hacer que no sea descargar tu estrés por tu trabajo de mierda con tu esposa?

Los dientes de mi padre rechinaron, y por su expresión, supe que no estaba dispuesto a dejar ir la situación.

-Ven conmigo, ahora –Por el bien de Louie, le seguí por el corredor, sintiendo la mirada preocupada de mi madre clavándose en mi nuca.

AsteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora