El hecho de que Kenia y Vic no pudieran mirarse a los ojos en el desayuno nos dejó vía libre a mí y a Wyatt para echarnos todas las miradas cómplices que quisimos. No me sentí tentado de preguntar qué había pasado entre ellos, porque yo no estaba dispuesto a compartirles lo que había pasado entre Wyatt y yo.Wyatt, Wyatt, Wyatt, Wyatt
Sentía mis oídos taponados, las comisuras de mi boca curvadas, y el mundo funcionando en segundo plano. Estaba feliz.
Cuando nos tocó recoger nuestras cosas para volver a casa y abandonar a los idiotas en su burbuja de incomodidad y miradas nerviosas, casi festejo. Casi.
Después, me di cuenta de que quizás, volver a casa significaba que mi burbuja de felicidad sería pinchada, y por nada del mundo quería volver a lo que era antes de anoche.
Era feliz teniendo a Wyatt como solo mi mejor amigo, pero ahora, había algo más. Ese brillo en sus ojos, esa sonrisa traviesa y esas pequeñas marcas que cualquiera confundiría con picaduras de mosquito. Todo eso que me recordaba que Wyatt me había pertenecido por una noche. Que yo le había pertenecido a él. Todo eso que no quería que desapareciera.
Cuando ambos abandonamos la casa, ante la mirada de Kenia que nos gritaba que la estábamos traicionando, caminamos un par de calles en completo silencio. Me mordía el labio con tanta fuerza que me sorprendió que no sangrara, y me sentía agotado. No quería admitir para mí mismo que estaba aterrado de lo que pasaría a continuación.
Mientras mi cabeza divagaba sobre que debería decirle, sentí que me colocaba un auricular, haciendo que volteara a verlo.
Él sonrió mínimamente, y luego, For Him de Troye Sivan comenzó a sonar.
Con total honestidad, no conocía esa canción hasta ese día, pero a pesar de ello, sonreí enormemente al entender el mensaje.No podía besarle en medio de la calle, porque teníamos cosas de las que hablar. Cosas que aclarar, y no solo entre nosotros.
Pero, aun así, dejé un leve apretón en su mano. Y mientras nos dirigíamos a la parada de autobuses, su dedo se enroscó al mío.
Y a pesar de que mi plan inicial era que nos sentáramos a hablar del tema, cuando entramos en mi habitación, ambos dos olvidamos por completo lo que se suponía que era necesario cuando te acuestas con tu mejor amigo y quieres dejar las cosas claras.
Ninguno de los dos se arrepintió de ello.
Wyatt me acompañó a visitar la casa de Marlon unos días después.
Para ese entonces, yo aún no comprendía cómo mi madre no había notado el cambio drástico en nuestra actitud; sobre todo, nuestra constante necesidad de permanecer encerrados en la habitación. A veces ni siquiera hacíamos nada, solo hablábamos, nos mirábamos un rato, nos quedábamos dormidos en posiciones raras, o simplemente nos besábamos hasta perder el aliento.
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Asteria
Teen FictionUn adolescente de 17 años, cuya vida son las estrellas y cuidar de su hermano pequeño. Un niño de doce años que es llamado "ángel" y es querido por todos los que lo conocen, pero él solo quiere la amistad (y atención) de un chico en específico. ¿Es...