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Sixta me abordó en cuando nos vio llegar.

- ¡Mael! -Dijo, acercándose a mí con un bebé rubio en los brazos -Y el pequeño Louie, llevaba mucho tiempo sin veros.

Sonreí, pensando en cuán cierta era esa oración. Sí que había pasado mucho tiempo, la última vez que la vi, no era una madre, ni soñaba con serlo.

- ¿Y quién es este pequeñín? -Dije, viendo al sobrinito que Wyatt tanto había presumido desde que supo que venía en camino. Era el tío más orgulloso del mundo.

Sixta sonrió.

-Te presento a Charles Wyatt Holmes -Dijo, y mi corazón se encogió -Wyatt puso exactamente esa expresión cuando supo el nombre completo.

¿Y, cómo no iba a hacerlo?

-Oh, creo que no os habéis conocido -Dije entonces, recordando que mi madre estaba detrás de mí -Sixta, ella es mi madre, Andie. Mamá, ella es Sixta Schretown, la hermana mayor de Wyatt.

- ¡Oh! No tenía ni idea de que Wyatt tenía una hermana -Mi madre se acercó con una sonrisa -Es un chico encantador.

Escuché a mi madre y a Sixta parlotear sobre cuán encantadores éramos Wyatt y yo, y lo contentas que estaban de que fuéramos amigos. Por un momento, sentí que era un encuentro de madres chismosas que presumían cuál de sus hijos era mejor. Por suerte, terminó cuando Caleb llegó de aparcar el auto, y sugirió que entráramos de una vez.

Llevaba un tiempo sin poner un pie en el centro deportivo, por ende, agradecí tener compañía que evitó que me perdiera otra vez.

Tomamos un asiento en la cuarta fila, y me di cuenta de que los padres de Wyatt no estaban ahí.

-Papá posiblemente está en el vestidor, dándole un regaño -Dijo Sixta cuando le pregunté -Y mi madre...bueno, quizás está haciéndose una pedicura.

No debió sorprenderme como lo hizo.

-Esto es una verdadera tortura -Susurró mi madre -Está helado ahí fuera, ¡Esos chicos van a ganarse una pulmonía! Si nosotros que tenemos mitones estamos congelados, ¿Cómo, en nombre del señor, se deben sentir esos niños?

Sixta río levemente, y luego, se acercó a mí y susurró en voz baja.

-Jamás le cuentes a tu madre sobre las prácticas de madrugada de Wyatt, dudo que le agrade saberlo -Yo asentí, totalmente de acuerdo con ella.

El señor Schretown y el entrenador salieron de los vestidores no mucho después, frotándose las manos como si se estuvieran congelando de frío.

Y unos segundos más tarde, los chicos los siguieron. Localicé a Wyatt tan rápido que me di un aplauso mental. Estaba estirándose, viendo a la nada, probablemente pensando en todo.

Realmente había pasado mucho tiempo desde la última vez que le había visto de esa manera. Por un segundo, creí que había errado a la hora de localizarlo. ¿Dónde había quedado el renacuajo flacucho del que solía burlarme?

Fue la primera vez que fui consciente al cien por ciento de que Wyatt ya no era un niño, y apartar la mirada de él fue casi imposible.

Entonces alzó la mirada, encontrándome con la rapidez de una bala. Nos estuvimos viendo por lo que parecieron horas cuando en realidad fue solo un minuto, y por su expresión, pude jurar que esperaba todo menos verme ahí.

- ¡Vamos, Wyatt! -Dijo Sixta entonces, aplaudiendo con las manitos de Charlie, y ambos dos apartamos la mirada casi al instante.

Cuando la competencia empezó, le seguí con la mirada, sin poder despegar mis labios en ningún momento. Mi madre, Sixta y Caleb le animaban, mientras que Louie emitía ruiditos; a mí, simplemente no me salían las palabras.

AsteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora