Capítulo XX

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—Levi

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—Levi. —Lo increpó Grisha al divisarlo en el momento en el que hacía su arribo a la oficina luego de una semana en la que, internamente, el mayor de los Jaeger agradeció no ver su presencia.

El aludido lo contempló por un par de segundos, como si deseara descifrar sus intenciones con un único e inquisidor vistazo. —Grisha. —Respondió finalmente, imitando su tono.

—Hay un par de cosas que quiero conversar contigo, ¿te molestaría acompañarme un momento?

El de cabello negro alzó ambos hombros, completamente desenfadado. —No, no me molestaría. —Acordó, siguiendo al otro hombre hacia su oficina. —De pronto, siento como si estuviera caminando a una sala de ejecución. —Musitó en tono bajo, dando vistazos a las miradas curiosas que se alzaban en su dirección.

Caminando decidido, Grisha se acercó hacia el escritorio de su secretaria. —Ana, —dijo llamando la atención de la mujer, —cuando Eren llegue, dile que espere un momento afuera. —Indicó a la trabajadora que asintió en respuesta, antes de atender el teléfono que comenzó a sonar en ese preciso momento. —Puede que ahora sea su oficina, pero todavía le hace falta ganársela. —Agregó, dirigiéndose a Levi, quien lo seguía de cerca.

—Como todos en esta vida. —Acordó él, en un tono desenfadado.

Al adentrarse a la oficina, Levi observó al hombre mayor caminar hacia una pequeña sala de conversación arreglada con el propósito de atender a potenciales clientes, empleados o incluso visitas inesperadas.

—¿Tienes problema si nos sirvo un trago matutino? —Cuestionó Grisha, mientras tomaba entre sus manos una botella de cristal que contenía un líquido de color caramelo.

—Ya sabes lo que dicen: "en algún lugar del mundo ya son las cinco de la tarde". —Respondió, encogiéndose de hombros. —Aunque el que lo sentirá realmente será mi estómago. —Murmuró pensativo, mientras recibía el vaso entre sus manos, oliendo discretamente la bebida que expedía un fuerte olor a alcohol.

—Creo que esta es la primera vez que conversamos tú y yo directamente, joven Ackerman. —Meditó el hombre, dando un trago a su vaso, mientras tomaba asiento en uno de los sillones. —Me disculpo por eso, pues creo que debimos haber tenido esta reunión desde el principio.

—Sí, quizás habría sido pertinente. —Dijo, dándole la razón.

Observándolo fijamente, Grisha continuó con la conversación. —Tengo entendido que estás al tanto de la condición de salud de nuestro Director.

—Así es, pero no necesito detalles ni actualizaciones. Considero que no es un tema en el que deba entrometerme, pues mi "participación" dentro de estos muros está limitada estrictamente a ser un evaluador, un ojo externo, nada más; tal como ya lo has dejado en claro más de una vez.

—Me parece entonces que estamos en sintonía. La condición de mi amigo y socio no puede ni debe ser conocida por nadie más. Hubiera preferido que se mantuviera sólo entre nosotros dos, ni siquiera Mikasa debe enterarse. Pero, entiendo que él quisiese que estuvieses informado para hacer este proceso lo más transparente posible. Aunque, quiero hacer hincapié en lo último que mencionaste, muchacho. En efecto, eres sólo un observador y, por ende, no debes interferir.

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