Capítulo XIV

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—¿Cómo van las cosas con Eren? ¿te sientes bien con él? —Preguntó Grisha, quitándose los lentes para limpiarlos con un paño, mientras lanzaba miradas a la joven mujer sentada frente a él

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—¿Cómo van las cosas con Eren? ¿te sientes bien con él? —Preguntó Grisha, quitándose los lentes para limpiarlos con un paño, mientras lanzaba miradas a la joven mujer sentada frente a él.

—Sí, está todo bien.

—Carla me dijo que tú le comentaste que fijarían una fecha para la boda el próximo mes.

—Ah, sí. Aunque, creo que necesitaré un poco más de tiempo. Quiero enfocarme en todo esto de la planificación detallada del informe de hoy. Quizás al terminar eso, ya podríamos fijar una fecha, sin embargo, aún debo ver lo de mi maestría y...

—Es precisamente por eso que quería hablar contigo. Tú tienes un deber con esta empresa. —Dijo colocándose nuevamente los cristales sobre sus ojos.

—Por supuesto mi deber es...

—Priorizar tu casamiento.

—¿Perdone?

—Comprendo que estés emocionada por hacer cambios y comenzar a mover la empresa a tu gusto. Lo entiendo. Pero, eso puede esperar. Primero necesitamos afianzar la alianza que fue planteada, presentarlos a ambos como matrimonio, frente a los proveedores y especialmente a los bancos. Olvídate de tus ideas revolucionarias, pon los pies en la tierra y deja esas ideas tontas sobre softwares o nuevas líneas innecesarias. Quizás tu padre no te lo haya dicho, porque él es así, prefiere primero dejarte soñar mientras él hace el trabajo pesado, pero, yo no. Si estás en este puesto es gracias a él, y, si quieres mantenerlo, sabes lo que tienes qué hacer.

Mikasa, observándolo atónita, sentía su corazón latir acelerado, al mismo tiempo que sus nervios se crispaban, llegando finalmente a su límite por el día de hoy. —Básicamente me está diciendo que deje de lado mi trabajo y me enfoque más en ser la esposa de su hijo. Mi título aquí es sólo un adorno bonito, aparentemente.

—No me malinterpretes. —Indicó Grisha suspirando. —Lo que te estoy diciendo es, que priorices un asunto importante. Con el tiempo, veremos más de tus ideas y ya pensaremos en aplicarlas. Ahora no son necesarias. —Finalizó, poniéndose de pie. —Cenaremos la próxima semana, antes de que Jörg tome sus vacaciones y fijaremos una fecha. Carla tiene ya varios modelos de vestidos y lugares para la recepción. Hay un organizador muy bueno que podrá encargarse de todos los detalles pequeños, así que no tendrás que preocuparte por nada.

—Entiendo. —Musitó la muchacha, sintiendo cómo sus ojos comenzaban a nublarse.

El hombre mayor le sonrió con aprobación. —Me alegro que hayamos podido conversar. —Le dijo, palmeando la mano femenina que descansaba sobre la mesa, saliendo finalmente del lugar.

Ella, sintió cómo el último rescoldo de fortaleza en su interior que había resistido la mayor parte de ese día, se rompía finalmente. Fue en ese momento que decidió permitirse, en la soledad de la gran sala, dejar salir todo el enojo y tristeza que la habían acompañado durante esta particular jornada. Dejó que sus sollozos, incluso en tono bajo, se llevaran la frustración que sentía, derramando sus lágrimas sobre los papeles que había pasado noches en vela preparando, arrugándolos con rabia entre sus puños, sabiendo que todo había sido en vano. No era más que una marioneta que todos querían mover a su gusto; una burda muñeca al fin.

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