—¿Papá? —susurró la joven mujer, su voz temblorosa, sorprendida al ver de pie frente al umbral a su progenitor. Sus ojos se anegaron con un torbellino de emociones al encontrar su mirada, la cual parecía perdida en algún rincón lejano de su mente. —¿Qué haces aquí?
El hombre, luchando contra la bruma de confusión que nublaba sus pensamientos, se esforzó por anclar su atención en el presente, en el rostro de su tan amada y atesorada hija. Un suspiro escapó de sus labios, como si llevara el peso de un universo en su interior. Finalmente, cerró los ojos con fuerza y una sonrisa triste se dibujó en su rostro cansado. —¿No debería ser yo quien pregunte eso? —susurró con un dejo de melancolía. —Pensé que te estarías quedando con Eren.
—Ah, sobre eso... —titubeó.
—¿Qué te parece si mejor me das la bienvenida que merezco primero? —sugirió él, extendiendo sus brazos de par en par.
Ella, sintiendo el doloroso peso de su ausencia que la había envuelto como una manta gélida, se lanzó hacia él con desesperación contenida, dejando que las lágrimas llenaran sus ojos, en un cálido abrazo que la hizo sentir reconfortada, encontrando finalmente el refugio que tanto había necesitado, un bálsamo para el alma herida por la larga separación.
—Ahora, esta sí es una buena bienvenida, —susurró Jörg, su voz cargada de un anhelo contenido mientras acariciaba suavemente la cabeza de su hija. Dentro de su pecho, el peso de la nostalgia y la tristeza se había vuelto casi abrumador desde aquella lejana mañana cuando recibió su fatídico diagnóstico. —Vamos adentro, tu viejo padre ha tenido un viaje bastante largo, —añadió, sintiendo el temblor de la fragilidad humana en cada paso que daba mientras rodeaba los hombros de Mikasa con un brazo y la conducía hacia el acogedor resguardo del salón.
—No sabía que vendrías, —susurró ella, recostando ligeramente su cabeza sobre la mejilla de Jörg, intentando disimular la humedad que aún resbalaba por sus párpados, como una lluvia de emociones que se negaba a cesar.
—¿Por qué no habría de hacerlo, si mi hija presidirá un evento importante para nuestra empresa este lunes? —respondió él con un tono de voz que apenas lograba ocultar la mezcla de orgullo y anhelo por el tiempo perdido.
—¿Por eso estás aquí, por el taller? —inquirió ella, buscando en los ojos cansados de su padre alguna pista sobre su verdadero motivo.
—En parte, sí. No me iba a perder tu discurso y presentación como mi sucesora. —Una sombra de melancolía se deslizó por su tono, revelando la carga de un deber que pesaba sobre su cuerpo cansado. —En parte, también quería verte. Además, hay un par de cosas que parece que debo arreglar, —dijo, antes de dejarse caer sobre el sofá.
Mikasa, todavía de pie, lo observó contrariada.
—¿Qué tipo de cosas? —preguntó, con un tono de ligera preocupación.
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Second Chances
FanfictionEl universo a veces concede segundas oportunidades; para iniciar desde cero, cambiar viejas actitudes, formar una nueva vida, una familia; solucionar errores del pasado o simplemente volver a enamorarse. Una pacto entre amigos, un matrimonio arregla...