𝐷𝑜𝑐𝑒

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Tan pronto cayó al suelo, Jungkook sintió que le ardía el brazo. Llevó su mano ahí y se dio cuenta de que estaba sangrando. Jimin le disparó al que le había lanzado el cuchillo, y este se desplomó sobre la mesa. Ruby saltó los dos últimos escalones y se acercó a él.

—¿Está bien, señor Jeon?

Jungkook asintió y se levantó, sacudiendose la ropa.

—Estoy bien, no se preocupe.

Pero ella lo miró con atención, se dio cuenta de la herida y lo tomó del brazo con cuidado.

—Vámonos.

—¿Qué?

—Tenemos que curarle esa herida y sacar a Hyungsik de aquí.

—¿Y qué vamos a hacer con ellos?

Con un movimiento de cabeza señaló a los tres hombres que seguían alrededor de la mesa.

—No podemos dejarlos vivir —intervino Shin Hye—, es demasiado peligroso.

Ruby asintió y se acercó un poco más para hablarle al oído.

—Si salen de aquí vivos, lo primero que van a hacer es contactar a Natasha para decirle que vinimos a llevarnos a Hyungsik. Ella sospechará que sabemos mucho sobre ella, además de que sabrá que Shin Hye estuvo aquí también y nos pasó la información, todos estaremos en peligro.

Cuando se alejó, Jungkook se quedó mirándola en silencio un momento, había sentido que se le había acelerado el pulso en cuanto ella se acercó y estaba tratando de entender qué era lo que le estaba pasando. Finalmente asintió, pensando en que tenía razón.

—Tenemos que encargarnos de ellos entonces.

—Yo lo haré —dijo Yoongi y bajó las escaleras despacio.

Cuando estuvo en el último escalón, sacó el arma del bolsillo y disparó tres veces, terminando rápidamente con aquel asunto. Entretanto, Hyungsik seguía sin despertar. Lo sacaron de allí y se reunieron afuera.

—¿A dónde vamos a ir? —preguntó. Shin Hye. Se veía más que preocupada, lo que hizo que Ruby pensara que era más cercana a Hyungsik de lo que había dicho.

—A mi casa, queda muy cerca de aquí.

La abuela de Ruby viajaba a Daegu a visitar a unas amigas un fin de semana al mes, así que esa noche no estaría en casa. Mientras se dirigían allí, pensaba una y otra vez en que esperaba no haberse equivocado de fecha, porque bajo ninguna circunstancia, Abigail debía saber que tenía algo que ver con Jungkook. Cuando llegaron, abrió la puerta y comprobó con alivio que su abuela no estaba. Dejaron a Hyungsik sobre el sofá y Ruby llevó a Jungkook al segundo piso, a su habitación.

—Espéreme aquí —le dijo y salió para ir a buscar el botiquín.

Mientras tanto, Jungkook observó con atención cada rincón de la habitación. Todo estaba en perfecto orden, las paredes blancas contrastaban con los muebles oscuros. Había una ventana grande, cubierta por unas cortinas color azul claro y una puerta que debía ser la del baño. Se acercó a la mesa de noche y se quedó mirando una foto que había en un marco dorado. Ruby volvió y dejó el botiquín sobre la mesa. Al notar su presencia, Jungkook se giró para mirarla.

—Debería quitarse la camisa —dijo ella, no sin incomodidad y evitando mirarlo.

Él sonrió.

—No pensé que fuera a pedirme algo así tan pronto, pero está bien.

Ella lo miró y sonrió también.

—Me estoy preocupando por su herida y usted piensa que tengo otras intenciones, no lo puedo creer.

𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora