𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑒

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Namjoon salió del edificio y miró la hora. Era viernes en la noche y esa había sido una semana particularmente larga y estresante. Queriendo olvidarse un poco de las preocupaciones del trabajo, decidió ir a comer algo antes de irse a su casa. Pidió una botella de soju, mientras esperaba a que le llevaban en gimbap e intentó poner en blanco su mente, pero como siempre le pasaba, la imagen de Kim Seokjin apareció muy claramente en el espacio vacío. No había vuelto a buscarlo, seguramente ya había entendido que era mejor que siguieran caminos separados. Después de que terminó de comer, se dirigió al edificio donde vivía, cruzó el vestíbulo y presionó el botón para llamar el ascensor. Cuando se abrieron las puertas estuvo a punto de entrar, pero se lo impidieron tomándolo con fuerza del brazo para que entrara en el otro ascensor.

—¿Qué...? —murmuró, sin comprender lo que había pasado.

—¿Estás bien? —preguntó Seokjin, todavía sin soltarlo del brazo.

—¿Qué significa esto?

Seokjin suspiró y pulsó el botón para detener el ascensor.

—Si entrabas en el ascensor, iban a matarte.

Namjoon intentó recordar si había visto a alguien en el ascensor cuando las puertas se abrieron, pero no estaba del todo seguro.

—¿Cómo sabes eso?

—El jefe dio la orden y yo estaba presente cuando lo hizo.

—¿Y cómo sé que no me estás mintiendo?

Seokjin tuvo que hacer un enorme esfuerzo por ocultar lo mucho que le molestaba la actitud hostil que Namjoon siempre tenía para con él. Muchas veces se había dicho que lo mejor era hacer lo que él decía y dejar de buscarlo, pero una parte de él no quería rendirse. Estiró la mano y volvió a presionar el botón para poner en marcha el ascensor.

—No estoy aquí para que me agradezcas por salvarte, lo hice porque no quiero que te suceda nada malo.

Las puertas se abrieron en el siguiente piso y Seokjin iba a salir, pero Namjoon lo detuvo, tomándolo de la mano.

—Gracias.

Seokjin lo miró a los ojos y se acercó un paso. Se atrevió a acariciarle la mejilla, esperando que se apartara, pero no lo hizo. Namjoon guardó silencio, admitiendo para sí mismo que había esperado durante muchos años por esa simple caricia. Por mucho que se hubiera dicho que no debía bajar la guardia, en esos momentos, mientras miraba a Seokjin a los ojos, se daba cuenta de que su lucha, había sido en vano.

—Si salvar tu vida no es una prueba suficiente de lo que siento —dijo Seokjin, en un susurro—, entonces no sé cuál podría ser. Solo dime qué quieres que haga, y yo lo haré.

Sin esperar a recibir respuesta, se acercó hasta terminar con toda la distancia que los separaba y puso sus labios sobre los de Namjoon. Seokjin nunca lo hubiera esperado, pero le correspondió con igual o mayor intensidad todavía. Puso las manos en sus hombros y le dejó saber, sin palabras, que había esperado por ese beso desde tanto tiempo atrás.

—Dije que no caería de nuevo —dijo Namjoon, apartándose solo un poco de los labios de Seokjin—, pero supongo que es tarde ya.

El abogado sonrió, pensando en que había hecho bien en no rendirse. Ya que nunca había podido olvidar a Namjoon, por lo menos ahora parecía tener una oportunidad y eso hacía que su corazón se llenara de alegría.

—De ahora en adelante, voy a cuidar tu corazón —le dijo, mientras le acariciaba la mejilla con el dorso de la mano—, está oportunidad que me estás dando significa mucho para mí.

𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora