Yoongi se puso la chaqueta y comprobó que la gran cantidad de armas que llevaba debajo, no se notara. Respiró profundo y se acercó a Jimin para tomarlo de la mano.
—Ya es hora —le dijo.
Jimin asintió y dio un paso más hacia él, para darle un beso corto.
—Todo va a salir bien, lo vamos a lograr.
Yoongi solo asintió y le dio un beso más, antes de comenzar a caminar hacia la entrada del edificio. Su corazón latía rápido dentro de su pecho y a pesar de que no era la primera vez que iba a matar a alguien, no podía alejar de su mente la idea de que esa vez todo podría salir muy mal. Asesinar al ministro de justicia no sería nada fácil, y tenía muy poco tiempo para lograrlo, pero no podía fallar. Entró en el ascensor junto a Jimin y se arregló el intercomunicador, de manera que no fuera visible.
—Estoy entrando —murmuró.
—Avísame cuando estés en el piso donde está la oficina —le respondió Hyungsik.
El viaje duró solo un par de minutos.—Llegué —Yoongi salió del ascensor y le preguntó al primer funcionario que encontró, en dónde estaba la oficina del ministro.
—Ya hackeamos el sistema de seguridad —informó Hyungsik—. Voy a tirar la granada.
Taehyung estaba a poca distancia de ahí, hackeando los sistemas de seguridad. Durante la salida al bar del fin de semana, Jimin lo había convencido de ayudarles a llevar a cabo el atentando, pues necesitaban de sus conocimientos para el éxito de la misión. Yoongi contó hasta treinta y entonces escuchó la explosión, cuando estaba justo frente a la puerta de la oficina. En seguida, todos comenzaron a tirarse al suelo y nadie hizo caso de él, ni lo vio entrar. El ministro estaba agachado tras el escritorio, Yoongi sacó el cuchillo del cinturón y lo sujetó con fuerza, aunque le sudaban las manos. Se acercó con sigilo, se agachó también y le puso el cuchillo en el cuello.
—El señor Jeon le envía saludos —dijo.
Sin esperar respuesta alguna, deslizó la afilada hoja por el cuello del ministro. Se apartó para evitar que la sangre le manchara la ropa y lo observó, mientras se desangraba en el suelo. Cuando sonó la segunda explosión, se apresuró a salir de ahí. Afuera todavía reinaba el pánico, pero un grupo pequeño de los hombres de seguridad del ministro salió del ascensor y corrió hacia la oficina. Yoongi se apresuró a alejarse de allí y fingir que abría una puerta que estaba cerca. Ellos pasaron por su lado, murmurando cosas acerca del peligro que estaban corriendo y no le prestaron mucha atención. Jimin se había quedado junto al ascensor, presionó el botón y cuando Yoongi llegó a su lado, las puertas se abrieron. Estaban a punto de cerrarse, cuando uno de los hombres que había entrado en la oficina del ministro, salió para ordenar que nadie debía moverse hasta que hicieran una requisa y llegara la policía.
—Parece que lo lograste —comentó Jimin, mientras tomaba la mano de Yoongi y le daba un suave apretón.
—Ahora queda lo más difícil, escapar —respondió él.
Llegaron al primer piso y salieron del ascensor, justo en el momento en que un grupo de policías se reunía en la puerta del edificio.
—Yoongi —escuchó la voz de Hyungsik por el intercomunicador—, ¿Jimin está contigo?
—Sí, el único problema es que el vestíbulo está lleno de policías y no creo que podamos salir muy fácilmente.
—Te voy a comunicar a Taehyung, dijo que sabía cómo pueden salir de ahí.
—Hola, Yoongi —saludó Taehyung—, préstame mucha atención. A pocos pasos del ascensor hay una puerta, que es la de las escaleras que conducen al sótano —Yoongi localizó rápidamente ya puerta, sostuvo con fuerza la mano de Jimin y se movieron con sigilo hasta la puerta.
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𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤
FanfictionCuando su padre fue asesinado por el amante de su madre justo en frente de sus ojos, Emma juró que se vengaría y que la suya sería una venganza implacable, que desconocería de límites. Tras la muerte de su hermano mayor, Jungkook debe tomar su luga...