𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒

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Jungkook se alejó de Ruby cuando escuchó que decían su nombre, se levantó de un salto del sofá y se puso la camiseta. Abigail lo miraba con una mezcla entre odio e incredulidad y se alejó a paso rápido, hacia la cocina. Ruby se levantó también y lo miró con preocupación.

—Podemos hablar más tarde —dijo—, va a ser difícil hacer que se calme.

Él la tomó de la mano.

—¿Estás segura que no quieres que hable yo con ella?

—Es mejor que no.

Le dio un beso rápido y lo acompañó hasta la puerta. Abigail salió de la cocina con un cuchillo en la mano y se quedó mirando a Ruby de arriba abajo. Ella recordó que tenía los botones de la blusa abiertos y se los cerró rápidamente, sintiéndose más que avergonzada.

—Abuela... yo... —murmuró, intentando encontrar una forma de explicar lo sucedido sin empeorar las cosas.

—¿Cómo pudiste? —le interrumpió Abigail, y dejó caer el cuchillo al suelo— ¿Cómo fuiste capaz de hacer algo así? ¡Respóndeme, maldita sea! Tuvo que haberte obligado, tú no pudiste hacerlo por tu propia voluntad.

Ruby respiró y se acercó un par de pasos. Estaba harta de mentir, así que hablaría con la verdad de ahí en adelante, sin importar las consecuencias.

—Estoy enamorada de él, abuela.

Abigail la miró como si acabara de infligirle una herida mortal. Después se acercó a su nieta y la golpeó en la mejilla con la palma de la mano, y después en la otra con el dorso, sin medir ni un poco su fuerza.

—Tienes que estar mintiendo.

Ruby cerró los ojos un momento, le ardían las mejillas y estaba a punto de ponerse a llorar. A pesar de eso, miró a su abuela a los ojos.

—No estoy mintiendo, es cierto.

—No tenías ningún derecho a fijarte en él, ¿por qué él? Precisamente el único hombre al que no podías mirar. Tú sabías quién era él, sabías que es el hijo del desgraciado que mató a tu padre y aún así te atreviste a poner los ojos en él. ¡Maldita sea, Ruby! Lo que hiciste no tiene perdón de Dios. Si querías un amante, pudiste haberte involucrado con cualquier otro, ¿por qué tenía que ser él?

A pesar de que se le estaba cayendo el mundo encima, jamás se arrepentiría de nada de lo sucedido con Jungkook, así que miró a su abuela fijamente, a través de las lágrimas e intentó aparentar firmeza.

—Enamorarme de Jungkook no es un pecado.

Pero Abigail no pensaba eso, desconocía por completo a su nieta y la miraba como si acabara de darle la más grande decepción de su vida.

—Lo es, es un pecado y un insulto a la memoria de tu padre. ¿Cómo pude no darme cuenta antes de que esto estaba pasando? ¿Hace cuánto tiempo te enredaste con ese desgraciado? Esto no lo puedo permitir, ¿es que no te das cuenta de la gravedad de este asunto?

Más que preocuparse por la desmedida reacción de su abuela, Ruby estaba preocupada por no haber podido hablar con Jungkook. Intentaría poner fin a esa desagradable conversación cuanto antes.

—No tienes ningún derecho a juzgarme. Desde que murió mi padre, lo único en lo que has pensado es en mantenerme viva para que pueda vengarme, pero en realidad nunca te he importado. Lo que te molesta de todo esto es que no seré capaz de matar a Yi Hwan como siempre me dijiste que tenía que hacer.

—¡Mocosa malagradecida! Si no fuera por mí, estarías muerta. Eres una idiota que ni siquiera se da cuenta de las estupideces que está haciendo. ¿Es que no te das cuenta de que te estás poniendo en peligro? Me costó demasiado mantenerte con vida para que ahora vayas y te arrodilles ante nuestros enemigos. ¿Él ya sabe quién eres?

𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora