Emma miraba fijamente las gotas de lluvia que resbalaban por el cristal, de la misma forma en que las lágrimas caían una tras otra por sus mejillas. Escuchó el sonido de la puerta, que le indicaba que Jungkook ya había regresado, pero no se movió del sillón donde había estado sentada en las últimas horas. Se acercaba el amanecer, pero ella no sentía el paso del tiempo, tampoco el frío que hacía, no sentía nada diferente al dolor. Jungkook se quitó la chaqueta y se acercó para ponérsela sobre los hombros. Ella respiró profundo y el aroma del perfume que él usaba, hizo que sintiera al menos un poco de alivio.
—Deberías ir a descansar —le dijo, y la rodeó con los brazos.
—No creo que pueda dormir... a pesar de que no estuviéramos precisamente bien, mi abuela era la única familia que me quedaba.
Recostó la cabeza en el hombro de Jungkook e intentó por todos los medios dejar de llorar, pero simplemente no podía. Él tomó su mano entre las suyas y le dio un beso en la frente.
—No estás sola, mi corazón, yo estoy contigo y nunca me iré.
Emma cerró los ojos y agradeció haber conocido a Jungkook, sabía muy bien que sin su presencia, su mundo sería un lugar horrible y sin esperanza. Después de un rato, se alejó despacio de él y se levantó para ir a la habitación. Intentaría descansar un poco, así tendría fuerzas para enfrentarse al largo día que le esperaba. Cuando se acomodó bajo las mantas y entre los brazos de Jungkook, volvió a sentir aquel odio implacable y cegador, pero ya no contra Yi Hwan, sino contra Natasha. Solo cuando la hiciera pagar por todo lo que le había hecho, dejaría de arder en sus venas y su alma descansaría.
Al día siguiente seguía lloviendo y hacía tanto frío, que Emma se puso dos abrigos. Se sentía tan triste y sola como no se había sentido en diez años, y eso solo empeoró cuando llegaron al cementerio y vio que la tumba de Abigail estaba justo al lado de la de su padre. No esperaba que tantas personas fueran a asistir al funeral y le estaba costando mucho no ponerse a llorar ahí, en frente de todos ellos. Se acercó a Jungkook y lo tomó de la mano.
—Es un día horrible —comentó.
Él le dio un beso en la mejilla.
—Pronto terminará y te sentirás mejor, no te preocupes.
Todo empeoró cuando vio acercarse a la señora Kang, acompañada de la señora Lee. Las dos le dedicaron una mirada reprobatoria.
—¿Cómo te atreves a venir aquí con él? —dijo la señora Kang.
—No tienes un mínimo de respeto por la memoria de tu padre, ni por la de tu abuela —continuó la señora Lee.
Emma no estaba de humor para soportarlas, nunca le habían agradado y no pensaba permitir que la cuestionaran en un momento tan doloroso como ese.
—Este no es momento para que den una opinión que nadie les ha pedido, así que por favor, cierren la boca y busquen alguna cosa que hacer que no tenga nada que ver con meterse en la vida de los demás.
—¡Muchachita insolente! —exclamó la señora Lee— ¿Cómo te atreves a hablarnos de esa manera?
Emma se encogió de hombros.
—¿Cómo se atreven ustedes a decirme eso? No respetan mi dolor, así que yo no tengo por qué respetarlas tampoco.
—¿De qué dolor estás hablando? —preguntó la señora Kang— Si te doliera la muerte de tu padre o la de tu abuela, no te habrías atrevido a traerlo a él aquí. Donde sea que estén sus almas ahora, deben estar decepcionados de ti, de la clase de persona en la que te has convertido.
Esas palabras fueron la gota que colmó el vaso. A pesar de que se repetía que no debía prestarles atención, le dolió lo que le dijeron. Aquel par de venenosas señoras no tenían idea del daño que esa simple frase podría hacerle en un momento tan difícil como ese.
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𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤
FanfictionCuando su padre fue asesinado por el amante de su madre justo en frente de sus ojos, Emma juró que se vengaría y que la suya sería una venganza implacable, que desconocería de límites. Tras la muerte de su hermano mayor, Jungkook debe tomar su luga...