𝐶𝑢𝑎𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑡𝑟𝑒𝑠

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Jang Jae Won tenía la mirada fija en el tablero de ajedrez, pensando en cuál de las piezas blancas movería primero. Mientras tanto, Yi Hwan lo observaba en silencio, repasando en su mente todas las maneras de matar que conocía y sintiéndose frustrado por no poder escoger la peor y utilizarla.

—Es mejor que no pienses en cosas que no puedes hacer —Jae Won movió un peon, solo una casilla y levantó la mirada.

Yi Hwan sonrió y movió a su vez uno de sus peones.

—Que no pueda hacerlo ahora no quiere decir que tampoco pueda hacerlo más adelante.

—Recuerda que la vida del único hijo que te queda, está en mis manos.

—Eso no será por mucho tiempo.

—¿Es verdad que esa chica se va a sacrificar por él?

—Tú no lo entiendes porque nunca nadie te ha amado, pero ella lo ama lo suficiente como para sacrificarse.

Dejó de mirar a su adversario y se concentró en planear sus siguientes movimientos. Ganaría esa partida, pero necesitaba demorarse para así darle tiempo a Emma de hacer lo que habían planeado. Estaba ansioso por matar a Jae Won, cada vez que lo miraba le hervía la sangre al pensar en que por su culpa, su esposa había muerto y después de eso, su vida no había sido vida en realidad. Lo había condenado a pasar los años sintiéndose solo e incompleto, e intentando llenar el vacío con las personas incorrectas, y debía pagar por eso.

Shin Hye se puso el abrigo y tomó las llaves del auto que estaban sobre la mesa. Se acercó a Emma, que estaba sentada en el suelo, acariciando a Bam.

—¿Estás asustada? —le preguntó.

Emma levantó la mirada.

—Nunca he tenido miedo de morir, ni siquiera ahora.

—Pero te veo nerviosa.

—Lo estoy. De lo que tengo miedo es de no volver a ver a Jungkook.

Shin Hye puso la mano sobre el hombro de su amiga, intentando darle algo de consuelo.

—Todo va a salir bien y no vas a tener que dejar que esa maldita bruja te mate.

Emma suspiró. Había pasado su vida muy sola y valoraba mucho el tener una buena amiga que estuviera junto a ella en esos momentos tan difíciles.

—Si algo sale mal, por favor dile a Jungkook que lo amo.

—No digas esas cosas, Emma, por favor. Se lo vas a poder decir tú, en persona y mirándolo a los ojos.

—Deberíamos irnos.

A pesar de que quería ponerse a llorar y sentía que la muerte se acercaba más y más a cada segundo que pasaba, se armó de valor y se levantó. Durante todo el camino hacia el lugar en que se encontraría con Natasha, no dejó de pensar en las cosas que le hubiera gustado hacer junto a Jungkook. No estaba muy segura de que el plan que tenían funcionara, las posibilidades de fallar eran bastante grandes y eso le causaba mucha ansiedad.

El lugar señalado era una casa de campo a las afueras de Seúl. Un par de kilómetros antes de llegar, se encontraron con Jimin y Yoongi, que estarían a cierta distancia de Emma, viendo si era posible entrar al lugar y sacar a Jungkook de ahí sin que nadie se diera cuenta. Luego, Hoseok, Taehyung y Hyungsik se encargarían de sacar a Emma de ahí, pero ella tendría que distraer a Natasha el mayor tiempo que le fuera posible.

—¿Todo está listo? —preguntó Shin Hye, y le entregó las llaves del auto a Emma.

—Creemos que es mejor que le pidas a Natasha que te deje ver a Jungkook, así sabremos si realmente está ahí —respondió Jimin.

𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora