𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜́𝑠

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Ruby entró en el local y miró a todos lados hasta que reconoció la cabellera rubia de Natasha. Respiró profundo y se acercó despacio, intentando no pensar en lo mucho que le fastidiaba estar cerca de ella.

—Deberías empezar por decirme qué es lo que quieres —le dijo y se sentó—, no tengo tiempo para perder contigo.

—Por lo menos deberías saludar a tu madre —respondió Natasha y tomó la taza de café con ambas manos para darle un sorbo.

Ruby sintió que la ira se apoderaba rápidamente de ella, pero hizo su mejor esfuerzo por no dejarlo notar.

—Tú no eres mi madre, hace años que dejé de considerarte como tal y no mereces que te llame de esa manera siquiera.

—No importa si me odias, pero necesito que hagas algo por mí.

—Sí que eres cínica. ¿Cómo te atreves a pedirme algo después de todo lo que has hecho? Mi padre está muerto por tu culpa y te recuerdo que me estabas buscando para matarme a mí también.

A pesar del tono acusador en que Ruby le estaba hablando, Natasha no parecía sentirse mal en absoluto. Siguió tomándose el café en silencio, mientras pensaba en cuáles serían las palabras adecuadas para decir a continuación.

—La muerte de tu padre no era necesaria, pero él no nos dejó más opción.

—Ojalá te hubiera dejado libre tan pronto se enteró de que lo engañabas, así te hubieras largado con Yi Hwan, jamás hubiéramos vuelto a saber de ti y él estaría vivo. 

—Pensó que podría seguir obligándome a estar con él, finalmente lo había hecho por muchos años. 

Ruby frunció el ceño. 

—¿De qué estás hablando?

Natasha tomó otro sorbo de su café y dejó la taza en la mesa para después mirar a Ruby a los ojos. 

—Después de que naciste me di cuenta de que no quería estar más con tu padre e intenté recuperar mi libertad, pero él no me lo permitió porque tenía esa estúpida idea de que tú debías crecer en una familia feliz. Sabía demasiadas cosas de mí que nadie debía saber, y las usó para obligarme a quedarme a su lado y venir con él a Corea. Lo odié mucho por eso, pero aquí encontré la oportunidad de dejarlo para siempre, involucrarme con Yi Hwan fue solamente una excusa para que me dejara en paz. 

Ruby terminó de perder la poca paciencia que le quedaba, no soportaba que hablara de su padre de esa manera, haciéndolo parecer una mala persona. 

—No tienes ningún derecho a hablar de él y menos aún a inventar esas mentiras. 

—Si no quieres creerme, es tu problema, pero la verdad es que tu padre te quería tanto, que no le importaba hacer de mi vida un infierno, solo para que tú fueras feliz. 

—Mi padre era la única persona que me quería y murió por tu culpa. Jamás te voy a perdonar eso, así que, lo que sea que quisieras de mí, no lo vas a tener.

—Necesito que me dones tu corazón, tengo los días contados y tú eres la única opción que me queda para seguir en este mundo. 

 Ruby la miró con incredulidad y después sonrió, como si hubiera dicho algo verdaderamente gracioso. 

—Como si me importara que sigas viva o me sirviera de algo eso. Lo mejor que puedes hacer es prepararte para morir, porque yo no voy a hacer absolutamente nada por ti. 

Natasha se terminó el café y sonrió también. 

—Sabía que dirías eso, pero yo no puedo simplemente resignarme y esperar a que llegue mi día. Si no cambias de opinión, acabaré con cada persona que esté cerca de ti, me desharé de ellos uno por uno, hasta que veas que no tienes más opción que ayudarme. 

𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora