𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒

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Jimin y Yoongi se adelantaron para tomar al hombre de los brazos, mientras Hyungsik le ataba las manos detrás de la espalda. Uno de los que estaba con él en la mesa, se levantó y sacó un revólver.

—¿Qué creen que hacen? —preguntó.

Yi Hwan sonrió.

—Que nadie intervenga, esto es entre este imbecil y yo.

Jungkook sacó el arma y le quitó el seguro, aunque esperaba no tener que disparar. El hombre que se había puesto en pie, volvió a sentarse y todos los presentes se quedaron quietos y callados, hasta que se fueron.

—¿Ahora sí me vas a decir quién es este y por qué estabas tan desesperado por encontrarlo? —preguntó Jungkook, en cuanto subieron al auto.

Yi Hwan lo miró con seriedad.

—Su nombre es Choi Joong Seop, y es el hombre con el que Natasha se atrevió a engañarme.

—¿Y qué piensas hacer con él, tío? —preguntó Jimin.

—No voy a matarlo... todavía. Primero necesito qué me diga en dónde está ella.

Jungkook conocía bien la mirada en los ojos de su padre y sabía que no se quedaría sin vengarse, aunque tardara mucho en lograrlo. Se quedó pensando en si habría sido buena idea llevar a Ruby con él a Busan. Quería estar con ella todo el tiempo, pero tal vez estaba olvidándose de poner primero su seguridad.

Cuando llegaron a la casa, Ruby estaba jugando billar con Shin Hye en la biblioteca. Jungkook llegó, y se quedó observándola en silencio desde la puerta. Ella no se dio cuenta de su presencia, estaba muy concentrada preparándose para golpear la bola y con la vista fija en la mesa. Se había recogido el cabello castaño en un moño improvisado del que salían un par de mechones, y un suave rubor cubría sus mejillas.

—Hola, cariño —Ruby levantó la mirada, después de golpear la bola, y se acercó para abrazar a Jungkook.

Él sonrió y se alejó un poco para darle un beso corto.

—Hola, mi corazón.

—¿Cómo te fue?

—Bien, espero no haber tardado mucho.

—No te preocupes, Shin Hye y yo la pasamos bien mientras los esperábamos.

Shin Hye murmuró una disculpa y salió de la habitación, cuando vio a Hyungsik pasar por frente a la puerta.

—¿A dónde ibas sin venir a saludarme? —preguntó y lo abrazó por detrás.

Hyungsik sonrió y puso sus manos sobre las de ella, que estaban alrededor de su cintura.

—Iba a buscarte, amor.

Despacio se dio la vuelta y la envolvió en sus brazos para después besarla. Ruby los había estado observando con una sonrisa y de repente recordó algo.

—Me sigues debiendo cincuenta mil wones.

Jungkook frunció el ceño.

—Pensaba que ya lo habías olvidado.

Ruby lo tomó de la mano.

—Tengo una memoria excelente.

—Eso parece.

—Aunque puede que te perdone la deuda al final.

Jungkook sonrió y la tomó de la cintura.

—¿Ah sí? ¿Y cómo?

Ruby se encogió de hombros.

—Tal vez... si me das un par de besos...

Él no la dejó terminar, la interrumpió juntando sus labios y acercando más su cuerpo al de ella. Mientras la besaba, se olvidó por completo de todo lo que le preocupaba y de lo nervioso que lo ponía el hecho de que su padre tuviera al amante de Natasha ahí en la casa.

𝐈𝐦𝐩𝐥𝐚𝐜𝐚𝐛𝐥𝐞 || 𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora