CHARLOTTE
"¿Por qué me pasa esto a mí?".No hubiera tenido problemas si hubiese sido alguien más, pero ¿de tantos hombres él? ¡¿En serio?! Además, ¿cómo que por mi culpa? Yo jamás pedí estar encerrada en ese lugar. Yo era la que debería ser así con él. Todo este tiempo esperé que me rescatara, ¿y qué hacía él? Revolcarse con la primera zorra que se le cruzaba por los ojos.
Pensaba que me encontraría que me buscaría sin descanso porque es mi mate, es un lazo que te hace saber que no estás solo.
-En serio que no puedo creer lo cínico que es.
Lucían me pidió que descansara para que procesara lo que había pasado. Él se disculparía con los demás por no presentarme ante todos. Me negué y decidí continuar con la presentación.
-¿Segura que estás bien?
-Si.
Por mi mente solo pasaba el sentimiento que me albergó al verlo. Me sentía feliz y completa al encontrarlo, sentí que en ese instante estaba viva que el pasado ya no importaba pero mi instinto de lobo dejó de hablarme a mí subconsciente al rechazarlo como mate. ¿Qué podía hacer? Él no me quería a su lado. Oh, y por si fuera poco, levantó su mano contra mí es algo que no olvidaré ni aunque me muera.
«Lo siento, pero será mejor estar separados. Eso es lo mejor para ambos».
Miré atenta cuando el tío Alan presentó a Jonathan como el único y legítimo alfa de Dark Moon. Todos los presentes aplaudieron al verdadero alfa.
-Y ahora les presentaremos a Charlotte Black y Cristóbal Black, hijos de su ahora alfa, y el beta de su futura alfa Charlotte junto a su mate Madison.
-Vamos, mi alfa. -Me ofreció su brazo libre mientras Madi ocupaba el otro. -¿Charlotte?.
-Ah, sí
Sonrío nerviosa.
Todos los presentes nos dieron la bienvenida con aplausos.
Sonreí más tranquila al saber que sí nos aceptaban.
No pasó mucho tiempo cuando, me percaté de que era observada y eso no desaparecía y me daba escalofríos.
-Alfa Jonathan.
Nos giramos para ver a un anciano. Él se acercaba con un joven más mayor que yo.
-Rosel, un gusto saber que decidiste venir. -Papá le estrechó la mano. -Me alegra verte tan rigoroso como siempre.
-¿Cómo no habría de venir? Si las ceremonias de Dark Moon son las mejores. ¿Te acuerdas de mi hijo Damián?
-Sí, claro que me acuerdo de ti. ¿Cómo has estado?
-Muy bien, señor. -Estrechó su mano y me observó por unos segundos. -Me alegra verlo.
-Supongo que pronto te retirarás, ¿no, Mario?
-Así es, Jonathan, y pronto mi hijo tomará mi lugar como alfa. Lástima que su luna sea una humana.
-¿Qué tiene de malo que sea humana? -cuestionó mi padre.
-Mi hijo debe tener una luna fuerte y hermosa como lo es tu hija.
-Así es. -el hijo del anciano tomó mi mano y dejó un casto beso en ella-. Sería hermoso tener una mujer tan bella como luna.
-Lo siento, Mario, pero mi hija es dueña de sus decisiones -respondió Jonathan, ya que entendió qué era lo que quería el señor Mario. -No somos esa clase de familia que entregan a sus hijas por poder.
-Entonces, dígame, señorita, ¿no le gustaría salir conmigo?
Sentí que me tomaron de la cintura posesivamente, halándome hacia atrás.
-Lo siento, pero ella no puede porque es mi chica, así que de buena forma le pediré que suelte la mano de mi luna.
-Alfa Dominick.
-Lo siento, alfa, no sabía que la chica tenía mate -dijo preocupado el señor Mario. -Bueno. Es de esperar que una chica así ya tenga mate.
-Ahora que lo sabe le pido que se retire.
La orden que les dio me dejó desconcertada. Por ello cuando se alejaron de nosotros, me solté de su agarre y me alejé para encararlo.
-No me vuelvas a tocar -advertí.
-¿Qué? ¿Acaso aceptarías salir con ese chico?
-Lo que yo haga no es de tu incumbencia.
-Tú eres mía, y eso nadie lo cambiará, mi querida Charlotte. -Me volvió a tomar de la cintura y me pegó a su pecho-. Me perteneces.
-Ni en tus sueños oíste, metetelo en la cabeza.
-Ya lo veremos.
Esas últimas palabras antes de largarse sonaron más a una advertencia que me caló el cuerpo.
"Ay por qué a mí"
-¿Cómo te sientes? -preguntó Madi mientras nos dirigíamos a la clase de química. -Charlie.
-Oh, si ya Mejor -mentí, pues me sentía peor que ayer.
-No sé, pero algo me dice que mientes.
-Está bien. Me duele haberlo rechazado, -su expresión me dice que no le sorprende -Pero es lo mejor
Madi se sentaba con otro chico y a mí me tocaba con un joven que no le interesaba la clase en lo absoluto, ya que nunca se presentaba, o eso era lo que decían.
Mi cuerpo empezó a estremecerse al sentir ese aroma de nuevo.
"Mi tortura va a ser esta, enserio"
Él entró al salón y miró su alrededor.
Me agacho para que no me vea, huir es mi mayor deseo para no encontrarme con el.
-¡Domi, aquí!
Miré hacia atrás; Amber levantaba su mano sonriente para que se sentara junto a ella vuelvo mi vista hacia al frente y pasó lo que tanto evitaba, nuestras miradas se encontraron. Mis ojos no dejaban de observarlo. Él de inmediato dejó de mirarme para seguir su camino y sentarse junto a Amber haciendo que saliera de mi trance.
Tenía que admitirlo, me dolió que se sentara con la zorra. Madi lo notó.
"Bastardo"
Al ver al profesor entrar, empecé a sacar mis libros y traté de olvidar que Dominick estaba cerca.
-¿Puedo pasar? -soltó una voz masculina.
-Pasa, Erick, y esperó verte en clases ahora que tienes una compañera -expresó el profesor hacia al chico llamado Erick.-Siéntate junto a Charlotte.
Él caminó hasta quedar a mi lado.
De la nada, sentí una mirada pesada sobre mí que me dio terror, como si alguien me observara desde atrás.
Sobre mi hombre volteo un poco para ver a Dominick mirándome furioso.
"¿Qué demonios te pasa?"
El chico rubio me saludó con cortesía llamando mi atención al tomar mi mano sin permiso.
Todos giramos hacia atrás al escuchar un fuerte gruñido.
-¿Pasa algo, Dominick? -interrogó el profesor.
-No -contestó molesto con los brazos cruzados. -Nada.
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Sangre de Luna
WerewolfCharlotte es una chica con un pasado oscuro que la marcó de por vida. Al cumplir los dieciocho sus padres decidieron que ya era hora de que Charlotte llevara una vida normal como cualquier adolescente, pero al entrar al instituto encontraría al que...