CAPITULO 48

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Estaba preocupándome cada día más por Sofía. Después de abandonar de la casa de la familia Widnel y cuando llegamos a la nuestra, la dejamos en su habitación sin siquiera hablar con nosotros. Lo peor es que al siguiente día, ella había cerrado con seguro la puerta de su habitación. desde entonces tenía más de una semana sin salir de su recámara.

Dominick decidió suspender algunos problemas que debía resolver fuera de Hollow City porque estaba preocupado por ella al igual que yo. Intenté varias veces convencerla. Le dije que abriera la puerta, pero nunca recibí respuesta de su parte, así que Dominick me pidió que le diera su espacio, pues debíamos comprenderla.

No quería invadir su privacidad, pero me preocupaba que se encerrara tantos días. Decidí que, si no salía en tres días más, abriría la puerta sin que nadie me lo impidiera.

—Mi Luna, afuera está el alfa Drake de Rousville y su familia. También están sus padres —informó María, la mujer que había abandonado a Sofí en los bosques.—¿Qué hacen aquí?

Ella nos trataba con respeto a Dominick y a mí, pero a veces la escuchaba hablar mal de Sofía a nuestras espaldas. No le decía nada para no ocasionar más problemas de los que ya había en esta casa. Ya suficiente problemas teníamos con la situación de Sofía.

—¿Aún sigue preocupada por... ella? —cuestionó de una manera algo despectiva. —No debería de estarlo.

—Bueno, es muy mi problema si lo estoy o no.

—No debería, luna. Tal vez solo lo hace para llamar la atención, seguramente es eso.

—Mira, María te voy dejar algo en claro —la detuve en seco—Sofía es mi hija. Sé lo que debo hacer o no con ella. No necesito que una empleada me diga si debo o no preocuparme por ella, ¿o es que olvidas por quién aún sigues con vida?

—N-No, luna. Discúlpeme, no volverá a pasar.

Me reverenció y se largó.

La miré con fastidio para que supiera cuál era su lugar y que en verdad no me agradaba ni un poco. Dominick tenía razón de querer saber por qué Sofía los dejó vivir si no eran de fiar.

—Dime algo, María

Me había olvidado una pregunta así que logré alcanzarla.

—¿Sí, luna?

—¿Vino también un joven rubio? —Me acerco a la ventana para ver si logro ubicarlo —¿Vino?

—Sí, luna, él también está presente.

—Te daré un trabajo, María y si lo cumples, puede que te pague doble. ¿Lo harás?

—Dígame, luna, y lo haré —aceptó con entusiasmo al escuchar que se le aumentaría el sueldo. —Haré lo que sea por usted.

—No permitas que ese joven rubio se acerque a la habitación de Sofía. Busca dos guardias y diles que por orden mía deben cuidar la entrada de su habitación por si llega a salir.

—Disculpe, luna, ¿puedo saber el motivo?

"Y para qué diablos quieres saber ella"

La observé algo dudosa, pero quería ver su reacción al saber que ese joven era su mate.

—Simple: él es su mate. Sin embargo, Sofía no debe saber que está aquí. Su primer encuentro no estuvo... en muy buenos términos.

—¿Por qué?

—Haces muchas preguntas de asuntos que no te conciernen —espeté molesta.

—Perdón, luna. —suspiro.

Sangre de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora