CAPITULO 35

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Abriendo mis ojos me detuve al sentir que el sabor de la sangre era más dulce que antes, avisándome que estaba por matarlo, o eso era lo que creí. Mi cuerpo empezó a sentir mucha excitación. Me asusté al pensar que lo estaba matando al dejarlo sin sangre y me alejé para ver si estaba bien. Para mi sorpresa, sus ojos eran rojos.

—Dominick, estás... —Ni siquiera pude terminar de hablar porque me besó con tanta ferocidad que me dejó sin palabras. —¡Q-Que!...

Jamás me había besado de esta forma. ¿Acaso cometí un error?

Su mano tiró de mi blusa y la rasgó. Lo mismo hizo con mi pantalón. Me dejó solo en ropa interior.

«Pero ¿qué demonios le pasa a este lobo?».

—¡Oye! ¿Acaso me quieres dejar sin ropa? —reproché al ver mi ropa hecha pedazos a un lado.—¡Qué te pasa!

Me quise levantar de la cama pero me volvió a tirar sobre ella.

—No importa, mi luna, te compraré la que quieras después —murmuró agitado por la... excitación. —Lo prometo.

—¿Qué te pasa, Dominick? —curioseé por su extraña actitud.comencé a preocuparme por su sonrisa juguetona —D-Dime si hay algo que deba saber.

—Olvidé mencionar que los vampiros al morder a su pareja sueltan feromonas para doblegar a su presa y matarla o consumar su marca

—¡¿Qué cosa?!...

Me vuelve a besar hasta dejarme sin aliento, se aleja al darse cuenta que necesito respirar.

—Entonces, yo te causé...

—Sí —me interrumpió—. Ahora debes cumplirme, hermosa. Esta noche será larga para nosotros —entonó con malicia en cada palabra. —Y no me detendré, te lo aseguro.

—Espera que...

Tomó mis labios de nuevo mientras sus dedos tiraban de mis pezones delicadamente

Quise oponerme, pero no me lo permitió. Un jadeo salió de mí cuando sentí su lengua sobre mi pezón. Me dejé llevar por su excitación. Acariciaba cada parte de mi cuerpo con tanta posesividad que me hacía jadear excitada. Mi cuerpo vibra con cada caricia suya, tiembla sin poder resistirse.

—Eso es, mi luna, déjate llevar —murmuró sobre mi vientre. —Hay que disfrutarlo.

Una de sus manos recorrió mi parte baja comenzando a acariciar por encima de mi braga.

Sentir su aliento caliente sobre mi piel me erizaba y me fascinaba a la vez. ¿Cómo este hombre hacía que mi cuerpo reaccionara de esa forma? Es como si tuviera vida propia porque no puedo controlarme es más, quiero que siga. Dominick tenía razón, porque esta noche sería muy larga para nosotros. Mordí mi labio con solo pensar todo lo que haríamos en toda la noche.

—No te detengas... sigue.

Mi cuerpo reacciona inclinándose hacia atrás cuando siento una bomba punto de explotar dentro de mí cuando empieza a penetrarme con sus dedos, con una sonrisa disfruto de este placer y me aferro de su mano que no se detiene y continúa jugando.

Continúa volviéndome loca y esta vez lame mis senos y juega con mis pezones haciendo que me quedara en shock por este jodido placer que me hace gemir como si fuera una zorra.

Abrí mis ojos cuando siento que se detuvo; me quejo y trago saliva al verlo lamer sus dedos con una sonrisa juguetona y malditamente seductora.

—Estas muy mojada mi luna. —lame y saborea provocándo que me excite más —No sabía que podría excitarte tanto.

Avergonzada le digo en murmullo que se calle pero él me hace soltar un grito cuando me toma de los tobillos y me arrastra hacia a él; abro mis ojos cuando coloca mis piernas sobre sus hombros.

—¿Q-Que haces?... —me mira con malicia y luego veo su lengua y se mueve sobre mi clitoris, se mueve sin parar haciendo que lo tomara de la cabeza y me aferrara de su cabello —Dominick... dios... no pares.

—Di mi nombre —mordisquea con sus labios ahí mismo haciéndome gemir —Dilo más fuerte.

Me penetra nuevamente con sus dedos y su lengua continua jugando hasta hacerme gritar su nombre como una desquiciada loca del placer, no puedo ni pensar en su nombre, las palabras se quedan atascadas en mi garganta al sentir lo delicioso que es esto.

Descontrolada pido más y me complace gruñendo.

Desperté al sentir un resplandor de luz en mi rostro.

Entre cierro mis ojos y recuerdo lo que pasó anoche haciendo que me levante de golpe, me sente y froté mis ojos para mirar mejor. Busqué a Dominick del otro lado con la mano, pero no estaba.

—¿Es en serio? —mascullé.—Esto ya parece un dejavú.

Miré hacia la puerta, que fue abierta por Dominick, y suspiré aliviada al ver que esta vez sí volvió y no es como la última vez.

—¿Por qué esa cara? —Dejó la bandeja de comida a un lado.

—Pensé que me habías dejado sola como la última vez. —Tomé el pan tostado.

—Te dije que sería diferente ahora. —Sonrió y besó mi frente. —Y la vez pasa ya expliqué lo que pasó.

—Lo sé.

Que esa sonrisa sincera fuera para mí me hizo sonreír como una tonta enamorada.

En verdad lo amaba más de lo que imaginé.

Me acerqué para poder apreciar su sonrisa más de cerca.

—¿Qué? —dijo confundido —Tengo pasta dental el cara.

—Yo te prometo que ya no seré tan rebelde y testaruda y ser una chica ejemplar. —Lo besé con ternura —Ya verás..

—¿Sabes? —Agarró mis manos sin dejar de mirarme—. Desde que te vi entrar al despacho de Jonathan, me volviste loco por ti.

—No mientas. —Me reí con burla.

—Claro que es cierto, pero conoces cómo es mi orgullo; no lo admitiría así de fácil. Sin embargo, desde esa noche que te hice mía por primera vez, no pude sacarte de mi mente en ningún instante. Desde entonces, no he tenido nada con ninguna mujer, no hasta ahora.

—Viejo lobo, no sabes lo feliz que me hacen esas palabras.

Nos quedamos un tiempo más en la cama, pero luego de unas horas nos percatamos de que ya era tarde, así que nos levantamos. Él me avisó que iría a hacer algunos pendientes con mi papá, pero que volvería temprano para estar conmigo.

Suspiré tanto al sentir tanta felicidad dentro de mí mientras me despedía de él; creí que era un sueño.

Sangre de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora