CAPITULO 25

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Era una mujer alta y pálida de cabello rojizo.

“Es despampanante”

Estaba frente a mí observándome con una sonrisa que parecía forzada.

Al recordar la descripción de los libros, recordé quién era.

—Hola, soy…

—La valkiria.

—No me digas así. —su sonrisa se borró —Soy Verónica.

—¿No se supone que llegaría mañana?

—Terminé todo mis pendientes antes, así que decidí llegar antes. ¿Hay algún problema? —inquirió fría. —¿Te molesta?

—No, no, solo que no la esperábamos ahora. —Forcé una sonrisa, ya que no era muy amable. —Bienvenia a Hollow City.

—Mamá, papá te trajo un helado también.

Al escuchar la voz de Sofía a mis espaldas, giré para verla y ella  corrió hacia donde estábamos.

—Entonces tú debes ser la mujer de Dominick.

—Por desgracia, sí.

Sonrió de lado y lo observó.

—Veo que ya conociste a mi hermosa mujer. —Dominick se acercó.

—Sí. Veo que es muy… única. —Chasqueó sus dedos; una mujer apareció y se acercó a ella, le susurró algo en su oído y luego desapareció. —Y linda.

—Y lo es. —Dominick se acercó más a mí y besó mi mejilla—. No te esperábamos hoy, pero de igual forma eres bienvenida. —Tomó su mano para besarla. —Es0eramos que tu estadía aquí sea grata.

Observé cada facción Verónica. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que había convivido con ella, aunque eso sonaba a locura.

“Esta sensación… no lo entiendo”

Me di cuenta que Dominick parecía muy complacido con la pelirroja; no dejaba de conversar con ella ni por un instante y a diferencia de mi a ella si la complacía en todo sin dudar, ni siquiera me prestó la más mínima atención desde que ella llegó.

Mis súplicas fueron escuchadas cuando el auto se detuvo frente a la casa..

—Iré a acostar a Sofía. —Me bajé del auto—. Vamos, Cris.

Dominick ni siquiera me prestó atención cuando le hablé. Ella pareció observar ese detalle. Quería golpearlo por ser un maldito idiota.

—Mamá, ¿por qué estás enojada? —cuestionó Sofí cuando se acomodó en su cama.

—Por nada, pequeña flor. Mejor duerme, porque mañana será tu primer día de clases.

—Sí, Sofía, y yo te enseñaré la escuela —dijo Cris muy emocionado.

—Bueno, ya duerman, que tienen que levantarse temprano mañana. —Besé sus frentes.

Al salir, me dirigí a mi habitación, pero me detuve. Con mucho esfuerzo, caminé hasta la habitación de Dominick.

Estaba un poco ansiosa porque dormiría con él de nuevo, así que decidí que saldría a correr un poco para matar tiempo y también dejar de sentirme así. Tal vez cuando regresara él ya estaría dormido y no sentiría cuando me acostara a su lado.

—Mi luna.

—¿Sí? —Miré a uno de los guardias que vigilaban la casa. —¿Qué pasa?

—Tenga cuidado.

—Lo tendré.

El aire era denso y friolento. Había mucha neblina, como si la noche ocultara muchos misterios. La oscuridad era tenebrosa, pero no para mi.

Cerré mis ojos y los abrí de nuevo cuando empecé a correr hacia el bosque. Al mismo tiempo, tomé impulso para transformarme y se sintió muy bien poder estirarme y correr con toda la libertad que tenía.

La brisa en mi pelaje era como unas caricias suaves que me hacían sentir bien. Correr me hacía olvidar todo. Me llenaba de paz por dentro mientras escuchaba los sonidos que poseia el Bosco como el canto del búho o el crujir de las ramas al ser pisadas. Sentí otras esencias de lobos; era claro que pertenecían a los guardias que recorrían el terreno para que todo estuviera en orden. Escuché sus aullidos, ya que se percataron de mi presencia. Aullé de vuelta para que supieran que estaba bien.

Al sentir que corrí lo suficiente, me detuve cerca de la cascada en la orilla para tomar un poco de agua y después descansar.

Me acomodé bajo la luz de la luna en una piedra y cerré mis ojos. Sin darme cuenta, me había quedado dormida, no sabía por cuánto tiempo, hasta que mis oídos escucharon las ramas sobre el suelo quebrarse, y eso me alertó. No estaba sola.

—Así que después de todo pudiste salir —dijo una voz frente a mí.

Solté un gruñido de advertencia.

La voz aún seguía hablándome como si me conociera desde hacía tiempo, pero no podía distinguir de quién era, pues se oía distorsionada.

Una sombra apareció entre los árboles, pero siempre ocultándose en la oscuridad.

—Pero no te preocupes, que pronto volverás de donde nunca debiste salir.

No lograba ubicarlo porque se movía de rama en rama.

Sin poder verlo, sentí cómo algo me lanzó contra un árbol con mucha fuerza. Solo fue un leve dolor para mí comparado con lo que me habían hecho antes cuando me tuvieron cautiva.

 Me levanté y corrí hacia lo que fuera que era ese ser para mostrarle de lo que era capaz. Sin embargo, me esquivó. Como pude, tomé impulso y lo ataqué de nuevo, logrando lastimar su brazo derecho.

—¡Maldita perra! —Lo sujeta para detener el sangrado—. Me las pagarás, gorda —sentenció antes de huir. —Ya lo verás.

No obstante, no lo dejaría huir, así que lo perseguí mientras aullaba para advertir que había un intruso. No esperé mucho, cuando escuché aullidos, los cuales me respondían que buscarían al intruso que me atacó por todo el bosque, pero hábilmente se escapó.

Intenté seguirlo, pero no sabía cómo, ya que no había rastros de él. Me detuve y miré entre la oscuridad. Los guardias se acercaron a mí y me informaron que encontraron su rastro, pero ya estaba fuera de los territorios de Hollow City. Salí del bosque y lo primero que vi fue a Dominick de espaldas junto a un guardia; tomé mi forma humana. El guardia de seguro le dijo que yo estaba detrás. Al verme, se alejó de él para acercarse a mí.

—¿Estás bien? —cuestionó preocupado. —No estás herida.

—Perfectamente. —Pasé por su lado, pero me tomó del brazo y me abrazó.—Que quieres ahora.

—Me tenías preocupado —musitó con suavidad en mi cuello. Me confundió su cambio.

Miré hacia arriba y noté que Verónica observaba todo desde la ventana de su habitación—No salgas sin mi. Por favor..

—¿Podemos ir a dormir? —pedí—. Estoy cansada.

—Vamos. —Agarró mi mano sin permiso —Te prepararé la tina.

Los nervios y mis sentimientos me traicionaban de nuevo al estar cerca de él. Me sentía tan tonta que no hallaba palabras para entablar una conversación con él a solas.

Al estar frente a la puerta de su habitación, me observó con intensidad, y eso me extrañó. Está pasando algo y no me quiere decir qué es.

—¿Qué sucede ahora?

Me tomó por sorpresa su beso inesperado.

—¿Por qué me besas?

No responde y vuelve a besarme y como siempre, me dejé llevar por mis sentimientos.

—Eres una mujer difícil de entender y muy temperamental, pero aun así me vuelves loco —susurró entre besos y abrió la puerta sin dejar de besarme. —No puedo sacarte de mi cabeza mujer.

Sangre de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora