CAPITULO 31

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—Los vampiros que estudian en tu instituto son leales a la familia Silver. Son hijos de los mejores centinelas de todo el reino. Ellos cuidarán a su princesa sin que ella lo note. Mi trabajo era asegurarme que ella estuviera aquí, y así debe ser. Por eso espero que ella siga viviendo en este lugar solo aquí estará a salvo. —Empezó a caminar hasta estar cerca de mi auto, pero detuvo sus pasos y volvió a mirar hacia atrás—. Por cierto, libera a mi sirvienta. Es novata y apenas empieza aprender su rol como mi doncella.

—¿Qué? ¿Su doncella?

—Hasta luego lobito.

—Verónica...

Desapareció en un parpadeo.

«¿Esa mujer no deja de sorprenderme, espera... dijo... ¿Acaso la que capturamos es una doncella de Verónica?».

—Charlotte.

Creí que me diría que era pariente suyo y por eso el interés sobre mi pareja, pero, jamás se me pasó esa posibilidad que Charlotte fuera de la familia imperial.

Estaba solo en la casa donde el silencio era mi única compañía. Me despertaba a cada instante y se me pasaba por la cabeza el recuerdo de lo que había sucedido hacía dos horas.

Pasaron dos días, dos días desde que Charlotte y yo tuvimos nuestra discusión. En esos dos días fui para que me perdonara, pero ella aún se rehusaba a verme. No sabía cómo traerla de nuevo a casa.

Lo peor era que debía apresurarme para arreglar esta situación lo más pronto posible, ya que las cosas se ponían cada vez más extrañas en los bosques cercanos a mi territorio. Estacioné mi auto a un costado de la casa de los Black mientras pensaba en alguna manera para convencerla de volver a Hollow City. Cuando salí, todos salieron y me recibieron de una forma muy despectiva. Solo mi Sofía era la única feliz en verme llegar.

—Debo hablar con ustedes a solas —pedí al acercarme a Jazmín y Jonathan. —Enserio Jonathan, es urgente.

Ellos me miraron como si fuera un extraño y luego me dijeron que los siguiera dentro para conversar en la oficina de Jonathan. Escuchamos pasos bajar por las escaleras.

Al ver que era Charlotte, me sentí extraño. Ella me miró con como si fuera mierda, el desprecio por mí era notorio en sus ojos  y volvió a subir sin decir ni una sola palabra.

En verdad me sentía molesto conmigo mismo al ver que ahora me había ganado su odio.

Cuando entramos a su oficina, Jonathan cerró con seguro la puerta para no ser interrumpidos por nadie.

Venía por tres razones; una de ellas era que debía pedirles su ayuda para convencer a su hija de volver conmigo. Si lo lograba, prometería que todo sería distinto de ahora en adelante. Todo por ella, porque la amaba.

—Jonathan, teníamos razón. Charlotte es alguien importante ella es parte de la familia imperial. Verónica me lo confirmó antes de marcharse hace dos días. Ella es una Silver.

—¿¡Qué?! —Jonathan pálido se arecuesta contra el respaldar de su silla —¿Te dijo dónde está su madre?

—No —caminé hasta estar frente a su escritorio—No lo sabe. Tampoco sabe cómo Charlotte terminó en los calabozos y llegó a la conclusión de que hay alguien detrás de ella.

—Pero ¿no te dijo quién podría ser esa persona?

—No, solo me dijo que estaría pendiente de ella. También me pidió que ella debía regresar a casa conmigo, ya que ahí estará más protegida que en cualquier otro lugar.

Jonathan se levantó de su lugar y caminó alrededor de su oficina.

—¿Sabes que ella no quiere volver a verte? Se siente herida y traicionada por ti.

—Lo sé, y me arrepiento mil veces de haberle dicho eso. Me dejé llevar por la ira, pero no lo pude evitar al escucharla hablar así de...

—No tienes que defender a alguien que no era tu mate, Dominick. Si tanto deseas ser libre, acepta su rechazo —interrumpió Jazmín. —Entiendo que la chica te dio paz por un tiempo pero ambos sabemos que jamás logró sanar esa opresión que te hacía sentirte en agonía por no tener a tu pareja. Así que debes olvidarte de esa humana de lo contrario acepta el rechazo de Charlotte y déjala ser libre para que encuentre a su pareja eterna.

La observé.

—¡Claro que no! ¡Eso jamás! —espeté molesto por su sugerencia—. Yo la quiero. Quiero hacerle entender que lo que pasó entre nosotros significó mucho para mí. Yo no quiero vivir sin ella.

—¿Por qué? Te pedí que no lo hicieras. ¿Por qué lo hiciste? —cuestionó Jonathan algo decepcionado y molesto a la vez. —No pudiste hacerlo.

—No lo sé. Solo sentí que la conocía desde hace mucho. Tenerla tan cerca de mí...

—Esas son las palabras que mi hija debe escuchar, Dominick, no nosotros. —Jazmín cambió su semblante frío —Si te sinceras con ella, pueda ser que te escuche.

Dudé porque me aterra la idea de enfrentarla.

"Enserio da miedo cuando se enoja"

—De acuerdo, pero deben mantener su origen oculto. No puede saber la verdad aún.

—¿Verónica te lo pidió?

—Sí.

—Entonces mi esposa y yo daremos un paseo con los niños. Puedes tomarte tu tiempo. ¿Me acompañas, mi luna? —Le ofreció su brazo, seduciéndola. —Dicen que el atardecer es perfecto como tu sonrisa.

—Amor mío —lo besa castamente —Será un placer acompañarte.

Siempre tuve envidia de Jonathan porque pocos días después de su transformación él encontró a su mate. En cambio, yo tuve que esperar muchos años para encontrarla. Ahora que la tenía tan cerca, no la perdería por mi estúpidez.

Una de las empleadas abrió la puerta de la habitación de Charlotte, que estaba con seguro para que nadie la molestara. Le agradecí. Ella me advirtió que tuviera cuidado, pues le molestaba que invadieran su privacidad. Solo di dos pasos para entrar a su habitación y ella supo que era yo quien entró.

—¿Acaso no comprendes que te quiero lejos de mí? —Su voz se oía apagada.—En serio buscas la muerte en mis manos.

"Se me erizó la piel al ver lo espeluznante que se veían sus ojos en la oscuridad."

—P-Por favor, escúchame. Solo eso te pido, que me escuches. Sé que no deseas verme, pero escúchame al menos.

Su silencio solo me era inquietante y perturbador, pero esta vez quería hacer las cosas bien. No quería que ella viniera a mí por obligación o a la fuerza. Quería que volviera conmigo por su propia voluntad.

Sangre de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora