La clase transcurrió muy rápido. Erick era muy bueno. Hacía que me preguntara por qué no asistía a clases con frecuencia. Mantener una conversación con él era fácil pero aún sentía sobre mí la mirada de Dominick durante la clase, pero solo me límite a ignorarlo.
Cuando sonó el timbre para el receso, Erick me preguntó si podía almorzar conmigo. Le dije que sí.
—Aurora, si deseas, podemos hacer juntos la tarea —comentó mientras caminábamos hacia el comedor.
—No lo sé, tengo que hablar con mis padres primero.
Estábamos por entrar a la cafetería, cuando dos brazos me aprisionaron contra la pared. Miré hacia arriba; era Dominick. Se encontraba furioso.
El semblante que tenía era de pocos amigos, como siempre sus ojos solo reflejan la frialdad de su corazón.
—Apenas me rechazas anoche y ya le meneas la cola a otro —susurró cerca de mi rostro.
—Lo que yo haga no es de tu incumbencia, ya te lo dije. —Lo empujé con fuerza, haciéndolo retroceder un poco. —No eres mi dueño, no eres nada mío.
Se apoya con su brazo derecho sobre mi cabeza y me toma del mentón.
—Puedo sentir como tu corazón se altera con solo verme, como respiras cuando me sientes… tan cerca.
—¿Acaso no temes lo que dirán los de ti?
Su mirada me pone nerviosa, acaricia mi cabello mientras se acerca a mi rostro.
—Mi luna… muero por ti, no sabes cuánto.
Trago en seco por su forma de verme, lo hacia verse frágil haciendo que sintiera el impulso de calmar la angustia reflejada en la expresión de su rostro.
Lucían apareció por la puerta de la entrada de la cafetería, se posicionó frente a mí y observó a Dominick de forma amenazante.
—¿No te dije que no te volvieras a acercar a mi alfa, Dominick?
—¿Y desde cuándo tú me das órdenes? —gorjeó.
—Es la última vez que te lo digo, aléjate de Charlie—advirtió Lucían desafiante. —O me veré en la obligación de matarte.
—Yo puedo acercarme a ella cuando se me dé la…
—Te equivocas —replico. —Ya no puedes.
Él me contempló por un par de segundos, por un breve instante pude ver que en sus ojos fríos y calculadores ahora reflejan dolor. Se alejó de nosotros para después entrar a la cafetería.
Lucían me preguntó si estaba bien y afirmé que lo estaba.
Erick parecía confundido por lo que había pasado, pero Lucían le dio una historia falsa que se creyó fácilmente.
Al entrar a la cafetería, pedimos nuestra comida y luego buscamos una mesa para comer. Madi, al verme, levantó su mano, indicándonos que nos acercáramos para comer con ella.
Dominick estaba en otra mesa junto a Amber y su grupo de amigos, pero no dejaba de observarme. Era incómodo tener su mirada sobre mí todo el tiempo y sería un dolor de cabeza. No sabría cómo lidiar con él.
Mi mente divaga en el recuerdo de él y yo tan cerca, la forma en qué tomó mi cabeza y como besó castamente mi cuello en la fiesta.
“Para mí que es un embrujo a esta maldita conexión de mates”
—Mamá, ya llegué. —Alcé mi voz cuando entré a la casa.
—¡Estoy en la cocina, cielo!
Me acerqué a la entrada de la cocina para ver lo que preparaba. Cuando miré la comida, pasé mi lengua por mis labios, humedeciéndolos, ya que se veía delicioso. Ella era excelente cocinando. Ahora no me arrepentía de ser híbrida. Si no lo fuera, no podría disfrutar de la comida que preparaba.
—¿Dónde está tu hermano? —preguntó al verme sola.
—Subió a su cuarto. Dijo que tenía una tarea que aún no terminaba.
Me acerqué al refrigerador para sacar una uva y después comérmela.
—¿Todo bien? —Me escudriñó.
—Sí —mentí. —¿Porqué?
—Bueno, no importa. Cuando esté la cena lista, te llamaré para que bajes.
Me tiro sobre mi cama y viendo hacia al techo suspiro.
“¿Que fue eso?”
Podía sentir en mi pecho un sentimiento sofocante al pensar que sufría por mi culpa.
Con el pasar de los días me hice muy amiga de Erick. Era un chico tierno y atento conmigo. Pero lo que me inquietaba es que en cada oportunidad Dominick me acorralaba, incluso fue capaz de encerrarme con él en los baños de chicas haciendo que se esparcieran rumores de ser su puta en el instituto.
Dejé mis cosas sobre la cama y tomé una ducha larga para sacarlo de mi mente. Después de una hora, Jazmín me avisó que la cena estaba lista, pero al bajar, me extrañó que solo Cris, Madi y ella estaban presentes.
—¿Y los demás? —cuestioné confusa.
Ellas solo me observaron sin responder. Fue extraña la actitud de Madi y mamá. Lo más seguro era que no tenían buenas noticias para mí.
Al finalizar la cena, noté la incomodidad que había, así que me levanté. Estaba por retirarme a mi habitación, cuando Madi me pidió acompañarla.
—¿A dónde?
—Solo ven conmigo.
Le pregunté adónde, pero no me quiso decir. Empezaba a preocuparme, de modo que acepté. El tiempo transcurrió tan rápido desde que empecé a ir al instituto. Si calculaba bien, eran más o menos dos meses desde que ingresé a estudiar.
—Sucede algo, ¿no es así? —hablé preocupada al ver su extraño comportamiento
—Charlie, no sé cómo tomarás esto… Sé que te llevas demasiado bien con Erick…
Detuve mis pasos al escuchar el nombre de mi compañero de clase.
—¿Qué sucede con él?
—Está en los calabozos subterráneos de la manada.
—¡¿Qué?!
—Fue capturado anoche dentro de los territorios de Dark Moon. Necesito que te calmes antes de ir a verlo, Charlie. Será ejecutado por intento de asesinato contra la hija del alfa.
—Mientes, ¿no es así?
—No, amiga, es la verdad.
No, debía ser una broma, Erick sería incapaz de hacerme daño.
Aligeré mis pasos ante la noticia nefasta que Madi me dio. ¿Cómo era posible si en estos dos meses transcurridos él demostró ser un buen amigo conmigo? Como me lo pidió Madi, traté de calmarme, pero no creía haberme calmado. Debía saber qué era lo que pasaba, y él me lo diría.
—Ustedes sabían, ¿verdad?
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Sangre de Luna
WerewolfCharlotte es una chica con un pasado oscuro que la marcó de por vida. Al cumplir los dieciocho sus padres decidieron que ya era hora de que Charlotte llevara una vida normal como cualquier adolescente, pero al entrar al instituto encontraría al que...