CAPITULO 53

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—Está embarazada.

Levanté mi voz, dejándola con sorprendida.

—¡Oh, no puede ser! —Sonrió de oreja a oreja—. ¡Eso es increíble!

—Shhh

la silencié para que bajara su voz.

—Lo siento, me dejé llevar por la emoción. ¿Cuánto tiene?

—Un mes. Al parecer, el bebé se alimentó de ella porque no recibía los nutrientes necesarios, pues no se alimentaba como debía.

—¿Crees que sea vampiro? —preguntó con felicidad. —Será por eso que ella…

—No lo sé. No me dijo nada más, solo que está embarazada.

Sin que Madison se diera cuenta, me tuteó, pero no le dije nada para no incomodarla así que  solo observé a Charlie, paro luego dejar caer mi vista en su vientre.

“Embarazada… Charlotte eres increíble”

A pesar de ser una chica más desarrollada para su edad; poseía, un vientre plano y no parecía embarazada

—¿Un hijo mío está formándose dentro ella? —solté en voz alta con emoción. —En verdad… está pasando.

—Un hijo de ambos, Dominick. —Colocó su mano en mi hombro—. Felicidades.

Al ver que había hablado en voz alta, cubrió su boca con sus manos, pero fue inútil, ya que Charlie empezó a despertar de su sueño.

Me senté a un lado de la cama.

—Hola —Sonrió al vernos. —Oh, Madi, estás aquí.

—Hola, mi luna. —Besé su frente—. Tu amiga está aquí porque no quería dejarte sola.

Mueve su cabeza para verla.

—Tranquila, Charlie. —dijo su amiga al ver que iba a levantarse.  Debes quedarte en cama hasta que el médico vuelva.

—No te levantes —pedí —Haré que te preparen algo que tú desees.

—Sí, amiga mejor descansa. Eso no le hará bien a ninguno de los dos.

—¿Qué dices, Madi? ¿Cómo que a ninguno de los dos? —preguntó confusa—. No sé de qué hablan si ya estoy mejor.

—Charlotte, tienes un mes de embarazo. 

Ella nos miró en silencio, no se veía sorprendida por la noticia.

—¿Qué…? — habló. Se ríe nerviosa —Que buen chiste. —Seguía sin dejar de observarme después de haberle dicho que estaba embarazada. Su rostro palideció por completo al digerir la noticia—. No, no… ¿cómo es que…?

—El médico vino a verte y mientras dormías y tomó muestras de tu sangre. Acaba de irse, no sin antes darnos la noticia. Informó que vendría mañana para hacerte un ultrasonido.

—Entonces, mis náuseas y la debilidad…

—Tal vez fue porque no te alimentaste bien, de modo que el bebé se alimentó de ti, aunque es una suposición.

Me preocupaba que no le agradara la noticia.

—Alfa —todos miramos hacia la entrada. Una de las empleadas entró con una bandeja—Aquí está la sopa de la señora Charlotte.

—¿Y esto? —curioseó algo asqueada. —No, yo no quiero esto.

—El médico dijo que debías comer esto para recuperar tus fuerzas.

—No quiero.

—Mi luna —me senté a su lado—Debes tomarlo. Ahora hay alguien más que depende de ti.

Sangre de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora