Pasaron quince días desde que Sofí estaba en el hospital. Jazmín, la madre de Charlotte, me contó lo que había pasado; un vampiro emboscó a Charlotte en la salida y usó a Cris para llegar a ella hiriéndola en la espalda por haber protegido a su hermano.
Charlotte tenía mucho tiempo en coma también y aún no despertaba.
Con eso en mente, recorrí el pueblo entero en mi forma de lobo. Cundo terminé, me percaté de que Edgar me esperaba en la entrada de la casa.
—¿Qué me tienes?
—Ya ordené a varios lobos que terminen de recorrer los límites de Hollow city. Las manadas aliadas están buscando a Amber, pero aún no hay noticias sobre ella. Ah, también debo decirte que Sofía ya despertó. Está preguntando por ti.
—Debiste habérmelo dicho antes —exclamé molesto.
Me precipité para bañarme e ir al hospital.
El médico me dijo que por el momento Sofía estaba dormida. Asimismo, me explicó que estaba fuera de peligro, pero que su cuerpo tardaría en sanar, ya que era solo una niña. Me acerqué un poco por la ventana transparente y la vi moverse de un lado incómoda, hasta que vi cómo sus ojos se abrieron. Ella se incorporó y se quedó sentada. Decidí entrar.
—¿Papá? —Me observó medio dormida.
—No. Soy yo, Dominick.
Ella restregó sus ojos con sus pequeñas manos para poder despertar del todo y una sonrisa se formó en sus labios al verme.
—Hola, Domi. —Sonrió.
—Hola. —Me acerqué más a ella un poco frío. —¿Cómo te sientes?
Sin embargo, aún me sentía un poco inquieto por todo lo que había pasado y no me di cuenta de que me enojé frente a ella.
—¿Está molesto conmigo? —preguntó angustiada al verme.
—No, solo decepcionado.
Bajó su mirada triste, ya que sabía que estaba molesto porque ella nunca me había mentido, siempre fue sincera conmigo, o eso creí. Siempre odié las mentiras y la pequeña lo sabia.
—¿Por qué no me dijiste lo que te estaba pasando? Creí que confiabas en mí.
—Sí confío, p-pero tenía miedo. —Sus ojos empezaban a cristalizarse—. Lo siento, Domi.
No podía enojarme con ella y más al verla llorar, así que me acerqué para abrazarla, para que dejara de llorar, aunque se me hizo raro porque era la segunda vez que la veía de ese modo.
—Tenía miedo de que tú también me abandonaras —balbuceó entre lágrimas.
—Yo nunca haría eso. ¿Por qué creías eso si siempre fui sincero contigo, Sofí?
—D-De verdad l-lo siento —susurró.
—No soy quién para juzgarte, Sofía, y no puedo culparte al no habérmelo dicho. Tal vez no te di la suficiente confianza.
—Te prometo que no te volveré a mentir.
—Eso me parece bien —besé su frente—, pero deberás decirme la verdad. Te prometo que jamás te abandonaré.
—¿Lo prometes? —Agarró mi mano.
—Lo prometo —afirmé.
Soltó mi mano mientras meditaba las palabras para poder decirme la verdad de su vida, aunque veía que se sentía angustiada de contármela.
—Mi familia es pobre. Mi padre todo el tiempo llegaba molesto; siempre descargaba su enojo conmigo. Mi madre lo permitía. Nadie hacía nada para defenderme. Mis hermanos mayores, al igual que mi padre, me golpeaban cuando no hacía las cosas bien. Un día, mi mamá dijo que me llevaría de paseo. Y-Yo estaba feliz porque creí que ya me amarían como lo hacían con mis hermanos mayores, pero toda esa felicidad que sentía cambió al ver que nos alejamos del parque. Empecé asustarme cuando me percaté de que nos adentrábamos más en el bosque. Al llegar a la cueva donde me encontraste, ella me dijo que no me moviera de ahí, que después vendría por mí, y yo así lo hice. Fui obediente, ya que pensé que iría por algunas compras. Esperé y esperé por ella, pero pasaron las horas, luego los días, después meses y luego años, pero ella nunca llegó.
Las lágrimas en su rostro empezaron a brotar con rapidez al recordar lo que vivió sola durante esos años.
—Shhh, no llores —la consolé—. De ahora en adelante ya no estarás más sola porque vivirás conmigo. ¿Qué te parece?
—¿En serio? —Limpió las lágrimas de sus ojos.
—Ya todo está listo para la adopción, al igual que tu habitación en mi casa.
Levantó su rostro y me abrazó llorando sin consuelo.
No sabía si era de tristeza o felicidad, pero no importaba ahora, pues ella no volvería a estar sola porque yo la cuidaría.
Salí por un momento para buscar al médico y que revisara su estado, la opresión en mi pecho me hizo ver hacia la habitación de Charlotte así que fui a verla, seguía durmiendo.
No había nadie adentro así que entré por un momento, observo la palidez de su piel, acomodé su cabello largo sobre su pecho.
“Eres hermosa”
Al tomar su mano para acomodarla sobre su cuerpo me percaté de lo fría que era, como si fuera la piel de un vampiro.
CHARLOTTE
Todo era negro y solo recordaba que intenté ayudar a Cris, pero en el intento resulté con una herida en mi espalda. Intenté abrir mis ojos, pero no pude, solo escuché voces a lo lejos.
—¿Cómo sigue? —cuestionó una voz conocida.
—Está estable, pero la herida en su espalda aún no sana —respondió la otra voz, que parecía ser la del médico.
Forcé a mi cuerpo a reaccionar, pero no podía. Por más que lo intentara, no lograba nada. No obstante, mi cuerpo sintió algo tibio rozar mi mano, de modo que me relajé mientras mis ojos se abrían poco a poco.
—Papá, ¡está reaccionando! —expresó una voz infantil que desconocía.
—Si necesitan algo, llámenme, ¿sí? Sofía, es hora de irnos.
—Recuerda nuestra cena en dos semanas —dijo Jonathan.
Forcé a mis ojos a reaccionar y cuando logré abrirlos, miré a mi alrededor, pero veía todo borroso. Parpadeé muchas veces hasta lograr ver todo con claridad; noté que estaba en el hospital. Asimismo, Cris estaba a mi lado con su brazo derecho enyesado.
—¿Q-Qué pasó? —inquirí confundida. Con lágrimas y una gran sonrisa, Jazmín se acercó y llenó de besos mi rostro—. ¿Cuánto tiempo…?
—Shhh, calma, cielo, no te esfuerces. Todavía no te recuperas del todo —susurró con dulzura y acarició mi cabello. —Me alegra mucho verte despierta.
Empezó a relatarme lo que había pasado en todo este tiempo que estuve en coma.
Aún no creía que pasaron quince días desde lo sucedido. En todo este tiempo nunca estuve sola, ya que siempre estaba ella conmigo o Jonathan por si llegaba a despertar.
Hoy era domingo y Jonathan dejó a su beta a cargo de algunos trabajos para acompañarla a ella hasta aquí para saber cómo seguía. Con el pasar de los días empecé a recuperarme pero mi espalda aún dolía.
—El médico dijo que en unos días podrás regresar a casa con nosotros —informó Jonathan cuando entró a la habitación.
Cuando los observé, pude notar que algo sucedía y no querían decírmelo.
—¿P-Pasa… algo, papá? —curioseé.
—No es nada, cielo.
—No… es cierto. … En todo el tiempo que llevo con ustedes sé… perfectamente cuando mienten.
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Sangre de Luna
WerewolfCharlotte es una chica con un pasado oscuro que la marcó de por vida. Al cumplir los dieciocho sus padres decidieron que ya era hora de que Charlotte llevara una vida normal como cualquier adolescente, pero al entrar al instituto encontraría al que...