DOMINICK
Me sentía tranquilo y satisfecho al estar junto a Samantha. Verla nuevamente me hizo muy feliz y no quería separarme de ella en ningún instante porque temía perderla. Ella se veía muy feliz a mi lado. Sin embargo, algo me molestaba; era ese vacío en mi pecho aún seguía dentro de mí.
Intento no pensar en ello al observar el paisaje del pequeño parque de mi pueblo junto a ella.
—Es ella, ¿no es así? —Samantha me miró con tristeza al ver mi mirada perdida. —Si, supongo que no soy suficiente para que no te sientas de esa forma.
—¿Quien? —Me hice el desentendido. —No digas tonterías, no necesito a nadie más sólo te necesito a ti.
—Cuando la encuentres, serás muy feliz y ya no me recordarás. —Se levantó para darme la espalda. —Y no importa, si tú eres feliz yo también lo seré.
—No la necesito, yo soy feliz contigo. No te vayas. —Me levanté de la banqueta para impedir que me dejara. —No me abandones, por favor.
Intente tomar su brazo, pero todo se desvaneció y ella también. La oscuridad invadía cada rincón a mi alrededor, hasta que una luz iluminó el lugar. Una mujer muy hermosa apareció dejándome paralizado por la belleza que poseía; la mujer que tenía frente a mí y radiaba absoluta paz y quede deslumbrado por su mirada.
—Aún no es tu momento —soltó ella acercándose a mí —Debes volver o lo lamentaras.
—No, me quiero quedar con Samantha.
—¿Estás seguro de que es lo que realmente deseas? —Me miró interrogante, haciéndome dudar de mi decisión. —Piensa muy bien en tu respuesta antes de responder.
—Yo... no lo sé. —Bajé mi cabeza al no entender por qué dudaba y tal vez sea porque sentía que ella veía más allá de mí. —No estoy seguro.
Al levantar de nuevo mi vista, ella aún seguía mirándome de una forma neutral pero al mismo tiempo demostraba mucha bondad y calma, pero luego me dio la espalda. Me quedé sin palabras al ver que sus pies no tocaban el suelo.
—Ven conmigo —comentó después de unos minutos de silencio. —Te mostraré algo.
No sabía si seguirla porque podría ser una trampa, pero algo dentro de mí me decía que lo hiciera, así que la seguí en silencio mientras observaba cómo toda la oscuridad iba desapareciendo a medida que nos movíamos. Al ver al frente, apareció mi casa.
—¿Qué hacemos aquí? —inquirí confundido. —¿Es mi hogar?
—Debes recordar que tienes una familia, la cual te necesita.
De pronto, todo se hizo borroso por un momento para luego dar la forma de mi habitación. Quedé estático al verme a mí mismo en mi cama con una máscara para respirar.
—¿Q-Qué me sucedió?
No me respondió, solo me dejó contemplar lo que pasaba. Me percaté de que no estaba solo, la luna Jazmín y una niña estaban conmigo.
La niña se alejó de Jazmín para acercarse a mi cuerpo inerte en la cama y agitó con sus pequeñas manos mi brazo izquierdo.
—¡Papá, despierta, por favor! —lloró. —No dejes que mamá muera otra vez.
Me dejó aún más confundido.
De nuevo, todo se volvió oscuro para después tomar la forma del bosque de las profundidades del bosque; contemplo todo confundido estaba al ver una batalla. Era imposible. No había pasado otra batalla luego de que mis padres murieron.
—Ahora recordarás —Se hizo a un lado y me invitó a que me acercara. —Lo que pasó.
Caminamos más y más hasta estar en medio de la batalla. Muchos de los míos seguían peleando motivados al escuchar la orden de una mujer de cabellos blancos.
—¿Por qué no te rindes? —le preguntó un vampiro, el cual la rodeó. —Solo estás provocando la muerte de personas en vano.
—No dejaré ir tan fácil la felicidad que tengo ahora —respondió agitada. —Y no me importa lo que cueste pero no me voy a rendir.
—¿Por qué lo haces tan difícil? Sería mejor para todos si te rindes.
—Sé que él despertará. Siempre estaremos juntos. El me lo prometió.
—Sabes que si no vienes por las buenas será por las malas —advirtió con una enorme sonrisa llena de maldad. —Y te sugiero que tomes mejor la primera opción y así ahorrarnos más muertes.
—Que sea por las malas entonces, porque no abandonaré a mi familia.
Corrió hacia él y se transformó en una gran loba blanca la cual lo atacó intentando morderle la cabeza pero pudo esquivarla
Jamás había visto una loba tan grande como la de ella porque se supone que las mujeres lobos aunque sean alfas siempre son más pequeñas que un lobo hombre.
En mi pecho se instaló el sentimiento de una angustia enorme cuando el vampiro la golpeó con fuerza.
—¡Charlotte!
Sin darme cuenta, empecé a recuperar todos mis recuerdos, incluidos los de el día en que la conocí.
—Ahora que recuerdas, debes volver, ¿verdad?
Esa voz la conocía a la perfección.
Sin duda alguna, no había equivocación de que era ella.
«Samantha».
—Samantha, ¿eres tú?
—Hola, Dominick. —Sonrió con un deje de tristeza en su rostro. —Me alegra mucho ver que ya eres feliz.
Ella estaba junto a mi creadora.
Después de haber meditado todo, caí en cuenta de que era la madre luna,Selene. Solo ella podría hacer todo esto.
—¿No dirás nada? —cuestionó al ver mi silencio. —No importa, me alegro mucho mucho que ahora eres feliz.
—Y-Yo no...
—Lo sé. —Esbozó una sonrisa para tratar de tranquilizarme, pero no funcionaba—. Deseas volver con ella. No te preocupes, Domi, pasaría tarde o temprano.
Ella pensaba que me sentía mal por querer volver con Charlie. Bueno, sí quería volver con ella, pero el motivo de sentirme mal era porque si ella no me hubiera conocido, ahora estaría viva y casada con otro hombre. si yo jamás hubiera parecido en su vida; se hubiera graduado de la universidad así como lo deseaba ahí y tendría una vida exitosa donde conocería a alguien que le daría hogar.
—¿Qué ocurre? —pregunta ante mi silencio. —¿Domi?
—Lo siento, no pude protegerte antes. Debí haberme quedado a tu lado esa noche. No. Lamento verte arrastrado a todo esto; si nunca me hubieras conocido, ahora a la cual atender.
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Sangre de Luna
WerewolfCharlotte es una chica con un pasado oscuro que la marcó de por vida. Al cumplir los dieciocho sus padres decidieron que ya era hora de que Charlotte llevara una vida normal como cualquier adolescente, pero al entrar al instituto encontraría al que...