CAPITULO 47

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—¿Listas? —pregunté cuando entré a la habitación de Sofía. —Chicas, vamos.

—Sí —respondieron ambas, ya que Charlie le ayudaba a maquillarse. —Solo damos unos segundos más ...

Hoy era la cena con el alfa de Rousville.

Todos acordamos en ir juntos por precaución; Jonathan nos esperaba fuera de su hogar. Sofía, por alguna extraña razón, no deseaba ir. Fue difícil convencerla pero al final termino acompañándonos.

Al llegar a Dark Moon, Jonathan nos miró con desaprobación por la tardanza. Le dije que no tenía culpa, pues tuve complicaciones para convencer a Sofía porque no quería ir.

—Es extraño, ¿no crees? Esos bosques eran inevitables. Y me quedé sorprendido cuando mi beta dijo que es un lugar muy pacífico y hermoso, incluso juró haber visto animales mientras venían a casa.

—Lo sé, Jonathan. Solo espero que sea para bien su regreso —comenté algo preocupado. —De lo contrario tendrán que irse.

Cuando llegamos a los bosques, todos estábamos sorprendidos con el cambio; en efecto del pueblo ya se veía abandonado al contrario se veía muy habitado cuando pasamos por él incluso vi a humanos por las calles del pueblo; al llegar a los bosques de de oeste vimos que había una gran muralla que rodeaba el bosque y un gran portón de acero frente a nosotros con las iniciale R Al abrirse la puerta, un sendero apareció, dejándonos observar a los habitantes de Rousville hasta llegar a la casa del alfa.

Algo andaba mal porque el hermano de Charlie estaba inquieto y Sofía no era la excepción, ya que me pedía que la llevara a casa porque no deseaba estar aquí.

—Sofía, cálmate —pidió Charlie al verla tan preocupada. —Dominick, no debimos obligarla a venir aquí.

—¡Cris, alto! ¡Espera!

De pronto, el hermano de Charlie se echó a correr fuera del auto. Sus padres lo siguieron asustados por su comportamiento extraño. Todos lo seguimos, hasta que el niño se detuvo frente a una joven de unos dieciséis años, que le dijo que era suya.

En shock vimos como el pequeño de 11 años hablaba con ella como si fuera de su edad cortejandola.

—Pero ¡qué inesperada sorpresa! —Todos vimos al frente al escuchar aquella voz áspera y gruesa—. Otra hija mía encontró a su mate —añadió sonriente. —Felicidad, que felicidad.

—Debe ser el alfa de Rousville. —Le ofreció su mano. Él la aceptó—. Soy Jonathan Black, alfa de Dark Moon. Ella es mi luna, Jazmín y mis hijos, Charlotte y el pequeño Cris —señaló a Cris algo avergonzado al verlo muy pegado a la hija del contrario. —Lamento el comportamiento irracional de mi hijo.

—Vaya, Jonathan, veo que ya no eres un púbero. Por supuesto, conseguiste una hermosa luna y una gran familia. —Nos observó—. Y eso te hace a ti...

—Soy Dominick Collins, alfa de Hollow City y ella es mi luna, Charlotte, y nuestra hija, Sofía.

—¿Dominick Collins? ¡Ah, claro! ¿Cómo olvidarte? Tu padre fue un gran amigo y aliado nuestro. Tu maduraste también.

No sabíamos cómo responder a sus respuestas porque él parecía conocernos desde hacía tiempo, pero nosotros no recordábamos haberlo conocido alguna vez.

Veía con mucha curiosidad a Charlie. Era extraño cómo la contemplaba; era como una mirada algo paternal.

—Supongo que hay mucho que explicar entre manadas, ¿no es verdad, alfas?

—Supongo que sí —contesté. —En especial ustedes.

—Pero, antes de todo, les presentaré a mi familia. Ella es Evelyn, mi luna, mi hija, Lilian, y mi hijo... —Miró hacia todos lados—. ¿Dónde está Frederick?

Sangre de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora