CAPITULO 46

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—Necesito que siembren más árboles donde fue la batalla y también necesito varios lobos cuidando los límites del lado este. Recorran el perímetro especialmente donde se encontró el cadaver.

—Sí, alfa.

—Alfa, el beta de su luna está aquí —informó uno de mis lobos con la mirada detrás de mí. —Necesita hablar con usted.

Miré a mis espaldas. En efecto, ahí estaba Lucían. Antes no me agradaba tenerlo cerca, pero era el beta de la mujer que amaba, así que tenía que llevar la fiesta en paz con él para no tener problemas con Charlie. Sin embargo, él aún parecía no perdonarme por lo sucedido del pasado.

—¿Qué haces aquí?

—Vine por tu beta. —Se detuvo a un metro de mí.

—Espera; creí que venías hablar conmigo.

Miro a mi beta y se disculpa por mal informarme.

—¿Por Edgar? ¿Por orden de quién vienes a llevártelo? Si se puede saber.

—Por orden de tu mate.

—¿Qué? ¿Y para qué? —que ella le ordenara eso era extraño en mi punto de vista. —Habla.

—Charlotte quiere que investiguemos si hay alguna manada instalada en los bosques del oeste.

—¿El oeste? Es ilógica la respuesta que me das, ¿no crees?

—Pero ella me lo pidió, ¿o vas a contradecir a tu luna?

Cuando la mencionó, me puso de un humor de los mil demonios. No estaba para peleas y tampoco iba a contradecir su orden, de modo que le indiqué a Edgar que se fuera con él sin problemas y, yo regresaría a casa para saber qué pasaba y por qué ordenó investigar a los betas si todos sabíamos a la perfección que nadie jamás habitó esos bosques.

Observo los daños a mi alrededor; por suerte cerca de casa habían sido minúsculos así que no fue difícil que terminaran antes..

—¡Sofía! ¡Charlie! —ninguna de las dos responden —Habrán salido.

Me asomo para ver si Charlotte o Sofía estaban en la sala, pero solo encontré a una de las empleadas limpiando. Le pregunté si había visto a Sofía o a mi luna y me informó que Charlie estaba dormida porque se sentía mal desde la mañana y que Sofía estaba en la cocina preparándose algo de comer.

—Sofía. —me causó gracia al ver sus cachetes inflados por la comida, parecía una ardilla buscando comida —Si comes así vas a engordar mucho.

—Papá, ¿a qué hora llegaste?

—Hace unos minutos. —observo el desastre que tenía en la cocina —¿A dónde vas con tanta comida?

La mesa estaba llena de comida.

—Papá, está oscuro por la tormenta que se aproxima y quiero ver películas de terror.

—Pero no comas mucho, que te enfermarás

—Sí, lo que diga el señor —me despide como si fuera militar —Adiós señor.

Ella si sabe cómo hacerme reír sin esfuerzo alguno.

Estuve toda la mañana y la mitad de la tarde afuera y ya la extrañaba pero ahora debía ver a Charlie, el que me dijeran que estuvo enferma toda la mañana me preocupa porque no es normal.

Me acerqué con cuidado a la cama para no despertarla, pero fue imposible porque enseguida abrió los ojos.

—Mmm, hola. —Sonrió somnolienta. —¿A qué hora llegaste?

—No quería despertarte. —La besé castamente y me acomodé a su lado. —¿Cómo te sientes?

—De igual forma, ya me iba a levantar.

—¿Cómo te sientes? —repito mi pregunta —Una empleada me dijo que estabas enferma.

—Sí, pero ya se me pasó. —Se acomodó sobre mi pecho—. ¿Cómo te fue?

—Bien, ya todo está mejorando afuera, pero mejor dime, ¿hay alguna noticia nueva?

—Bueno, solo una —respondió luego de unos segundos de silencio y se alejó para sentarse—. Hoy vino un lobo con una invitación de su alfa a una cena el veintiuno de marzo.

—¿Una cena? —Me levanté para cambiarme—. ¿Y de qué manada era?

—Rousville..

Me quedé petrificado por unos segundos al oír su respuesta. ¿Ese nombre? No. Solo la manada líder tenía ese nombre. ¿Cómo era posible? Entonces recordé que Lucían y Edgar investigaban los bosques del oeste..

—¿Estás segura?

—Sí, el mismo hombre me lo dijo; Rousville, en los bosques del oeste. No solo eso, también tenía su marca. Creí que tal vez podía ser alguna trampa y por eso envié a Lucían, y a tu beta, y el de papá a ver si en verdad había alguna manada dominando ese pueblo fantasma..

—Hiciste bien en averiguar antes.

—¿No te parece extraño?

—La verdad, sí. Después de tantos años y hasta ahora aparecen.

—Bueno, ya sabremos si es un engaño o no cuando Edgar y Lucían vuelvan. —Se dirigió al armario—. ¿Y Sofía?

—Está abajo comiendo y viendo películas de terror.

—Hablando de comida, tengo hambre —murmuró y empezó a peinarse el cabello. — Y mucha

—Vamos abajo y le pedimos a alguna empleada que prepare algo para cenar. —La tomé de su cintura y aprecié cada facción de su rostro. —¿Algo en especial?

—Quiero pizza con orilla de queso y también un helado de fresa. Y con mucha mermelada.

—¿Antojos? —dije extrañado

—Sí. —sonríe saboreándose.—Mi madre me tuvo en dieta por mucho tiempo y ahora que tengo la oportunidad no la voy a desaprovechar.

—Entonces, hay que decirle a Maritza que las haga.

Al bajar, le pedí a Rita que buscara a Maritza y que al encontrarla le dijera que hiciera pizza para cenar, ya que hasta a mí se me antojó al imaginarla. Cuando se fue, nos acomodamos en la sala mientras esperábamos a que la cena estuviera lista.

—Por cierto, Sofí, ¿cómo se comporta...?

—Aprende, papá. Antes no se preocupaba por sus hijos y se la pasaba holgazaneando.

—Bueno, si lo dices así.

Charlie estaba fascinada con las pizzas que había preparado Maritza. Pero, quedé aún más sorprendido porque se comió una entera ella sola. No era normal, pues con solo tres rebanadas ella estaba satisfecha y ahora se comió una de ocho piezas.

—¿Quieres más?

—Por favor.

Se saboreo haciéndome reír.

Escuchamos la puerta principal abrirse. Supuse que eran Edgar y Lucían, dado que ya era tarde y aún no llegaban.

—Charlie, tenías razón, sí hay una manada dominando los bosques del oeste. Lo más sorprendente es que pareciera que tuvieran años de estar ahí. Es como si nunca hubieran ido.

—Es cierto, Dominick —agregó Edgar. —Nada Parece que fuera casi un pueblo fantasma en abandono.

—Entonces sí volvieron.

Lucían dijo que el beta de Jonathan ya le había informado sobre la manada en los bosques del oeste a su alfa. Ya no había duda alguna de que sí eran ellos. Lo que no entendíamos y deseábamos saber era por qué volvieron a aparecer después de tantos años desde que se fueron.

Sangre de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora