El Nuevo CEO

Capítulo 51.

Alessa Rodríguez.

    George estaba arrodillado frente a mí, pidiéndome matrimonio y esperando ansiosamente una respuesta, pero yo estaba en shock y no podía hablar. Esta relación estaba yendo muy rápido y aunque ya habíamos estado juntos, yo todavía quería esperar un poco más y quería decírselo, pero no quería decepcionarlo.

    — Sí, acepto — forcé una sonrisa.

    — Estoy tan feliz — sonrió emocionado, poniendo el anillo en mi dedo.

    — ¡Esto es tan emocionante! — dijo Elizabeth.

    — Espero que te hayan gustado los preparativos, Elizabeth me ayudó mucho.

    — Está muy bonito, George. Gracias, Elizabeth.

    — No agradezcas. Ahora que están casados nuevamente, ¿para qué día quieres que marque la boda?

    — Podría ser el próximo mes.

    — ¿En serio? — pregunté.

    — ¿Te parece muy rápido?

    — No, está en una buena fecha.

    — Qué bien.

    — Está bien, haré los preparativos y les avisaré cuando esté todo listo.

    — Gracias tía, una vez más me estás ayudando mucho.

    — Lo hago con mucho gusto.

    — Alessa, todavía tenemos otra cena para poder celebrar.

    — Probablemente será genial.

    Entramos en la cocina y nos sentamos a la mesa, invitando a Elizabeth a unirse a nosotros.

    — Estoy muy feliz de que hayan decidido casarse nuevamente — sonrió Elizabeth.

    — ¡Y yo aún más! Desde que la conocí, siempre me imaginé teniendo una vida con Alessa.

    Lo miré sorprendida y a la vez emocionada.

    — Me alegra estar contigo, George.

    George me miró contento, con una gran sonrisa en su rostro.

    Me sentía feliz por haber recibido una propuesta de matrimonio genuina de George, pero al mismo tiempo, una aprensión crecía en mí. Nos conocíamos desde hacía solo unos meses, y la rapidez de los acontecimientos me inquietaba.

    Después de un tiempo, terminamos la comida. George ayudó a Elizabeth a retirar y guardar las decoraciones, además de ayudar en la limpieza de los platos y cubiertos.

    — En fin, tenemos que irnos ahora. Muchas gracias, tía.

    — No necesitas agradecer, me encantó ayudarte y lo haría de nuevo — sonrió Elizabeth.

    — Gracias, Elizabeth.

    — Estoy feliz por ustedes.