"Muchas veces es más fácil pelear contra criaturas sin intelecto que razonar con aquellos que tienen pensamientos complejos."
—Me muero de hambre —anuncié con fuerza para que me escucharan a través del aire frío—. Ni Piotr ni yo podremos continuar así.
—¡Ya lo has dicho muchas veces! —me gritó Elisa como repetida respuesta a mis quejas anteriores—. Sí sigues hablando de comida, ¡¿cómo vamos a olvidarnos de la comida?!
—Evarb, haz silencio, por favor. —me regañó Drey desde delante de la formación.
Era difícil pensar que solo llevábamos cinco días volando a través del mar, esa maldita isla nos estaba eludiendo de sobremanera. Los dragones estaban cansados, nuestros cuerpos entumecidos y adoloridos, el sol constante durante el día y el gélido viento durante la noche les estaba resquebrajando la piel a los jinetes.
Antes de que montara a Piotr en medio del aire, una vez creímos que ya podía con mi peso, vi a mi hermano sangrando por una herida en el hombro, pero no pude asegurarme de que se la haya cuidado apropiadamente. Antes en la academia él se habría quejado y llorado por la herida, ahora estoy seguro de que la haría menos.
Él estaba muy concentrado y esperanzado con encontrar tierra rápido porque el que ningún monstruo volador o acuático no nos hubiera atacado hasta ahora no significaba que no pudiera pasar después. Además, alguien podría desmayarse de la nada y no podríamos hacer nada al caer en medio del mar, no podíamos descansar y nos habíamos retado al no comer durante tres días para dejar todo suministro a los niños dentro de la canasta.
Las cuerdas de la estructura se habían rasgado en muchas partes, Lucas tuvo que hacer reparaciones peligrosas y desesperadas.
—Espero que pronto lleguemos a algún lugar —logré escuchar que castañeteaba Iris—, tengo mucho frío.
—Yo tengo sueño —Józef de la nada empezó a gritar—. ¡Mucho sueño, quisiera dormir un poco! ¡Hey, no se vale que tu si te puedas dormir, Stefan!
—¡Despiértalo, tarado, no solo te quedes mirándolo!
—Pero yo estoy cargando con la canasta, como tú, Juliana.
—¡Despiértate, Stefan, no te duermas! —le gritó René pasando cerca de él, pero como no respondió, con mucho dolor sacrificó uno de sus libros y se lo tiró en la cabeza.
—¡Ah! ¿¡Por qué?!
—Si te duermes, tu dragón no tardará mucho en hacer lo mismo, idiota. —le regañó Lucas.
Aceleré para ponerme lado a lado con mi hermano y noté que estaba extenuado, sus ojeras eran las peores.
—No podrán seguir así, hermano.
—Ya casi, según este mapa deberíamos llegar en cualquier momento y no hay retorno posible.
—¿Y qué tal magia? —miré hacia atrás con reserva—. Sé que la magia del Concilio consume energía, pero qué tal la magia Vedmak. ¿Encontraste algún hechizo en los diarios del señor Belch que nos pueda ayudar a resistir?
—¡No hables de esos libros, Evarb! —Drey abrió los ojos nervioso y miró atrás como si tuviera a alguien colgado a la espalda—. Alguien podría escucharte.
—Perdón.
Los diarios del viejo habían sido un poco reveladores, hasta donde me había contado Drey, lo que leyó confirmaban las afirmaciones que el capitán Wierny descifró del libro dejado por el general Marcus y, antes de volar cada uno en su respectivo dragón también me explicó que confirmaban lo que el chico nuevo, Adam, había dicho sobre el crecimiento de los dragones.
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Las Promesas de los Dragones
AdventureDrey es un joven de trece años que ha quedado huérfano por culpa de las casi interminables batallas de la Caída, un suceso que marcó y dividió al mundo. Dos años después del fin de la Caída, a él y a otros jóvenes se les dará la oportunidad de conse...