"Hay historias que se desconocen, pero se ha de escuchar para aprender y apoyar a quienes te apoyaron antes."
—Te digo que tú me estás quitando espacio en el piso de la cabaña —le decía Józef a su hermano, Henrik—. Ya es malo tener que dormir apretujado con todos como para soportar eso.
—Estas alucinando, tonto. Yo no estoy...
—Adam... —René estaba moviendo su mano frente a mi cara—. No te distraigas.
—Perdón, continua, por favor.
—Te decía que puedes leer este libro —me puso delante un viejo tomo gris sin título—, es toda una sorpresa.
—A mi me gusta más La Doncella de Oro —dijo felizmente Iris, quien se sentó a mi lado con su plato del desayuno—. Es una historia muy feliz.
—Ah, qué mal gusto. —susurró Juliana desde el lado izquierdo de la mesa, me sorprendió no notar siquiera sus sentimientos hasta que hablo.
Iris le refunfuñó y Juliana miró a otro lado mientras terminaba el pescado en su plato.
La gran cabaña que nos dieron para quedarnos nos servía también de comedor. A pesar de su tamaño, éramos muchos y teníamos que sacar las mesas en las noches, en este momento desayunábamos antes de que todos se fueran a sus nuevas tareas diarias.
—Quisiera darte ese libro —comentó entusiasmado René—, pero Drey y Lucas lo tienen totalmente acaparado.
Elisa, la chica de cabello largo y rubio se sentó con fuerza frente a nosotros tres.
—Y no se lo darán. Ese libro se le está prohibido, ¿oíste?
—Solo trato de cultivarlo, déjanos en paz.
—Si, somos amigos. —concluyó Iris.
Me sentía ruborizado ante la defensa de mis dos nuevos amigos. Desde los primeros días ellos dos se habían comportado muy comprensivos conmigo.
—Espero que no lo "cultives" con libros de magia —lo apuntó con un dedo—. Drey te regañaría y te quitaría todos tus libros.
—¡No! —el chico abrazó con fuerza el libro que me había ofrecido antes.
Elisa se vio satisfecha, pero Stefan apareció por detrás de ella con una sonrisa malvada.
—No creo que ponga mucha atención si René le da libros para aprender magia, últimamente solo tiene atención para Lucas, el alcalde de la isla y para esa Graziella...
El comentario provocó frustración en la chica.
—Esa chica no me agrada. —respondió.
—¿Celosa?
—¿De qué hablas? Solo digo que se le acercó de la nada, es nuestro líder. Es peligroso lo que le puede sonsacar.
—Solo es una chica, no está tramando un complot o algo. —comentó René con la mirada en su lectura.
—¿Tú qué opinas de todo esto, Evarb? —Józef había desistido de la pelea con su hermano y ya tenía un tiempo centrado en la conversación.
La pregunta del pelirrojo quedó en el aire, Evarb estaba sentado en la esquina derecha de la mesa y estaba tragándose una gran cantidad de comida, parecía que competía con un chico rubio y alto frente a él. La imagen me parecía asombrosa, no parecía que masticaran ni una vez antes de deglutir lo que había en los platos.
—¡Oye, deja de comer así! —le gritó Józef espantado.
Justo en el momento en que Evarb levantó la mirada y el chico rubio proclamó su victoria de quién podía mantenerse comiendo por más tiempo, Lucas entró por la gran puerta abierta de la cabaña.
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Las Promesas de los Dragones
AdventureDrey es un joven de trece años que ha quedado huérfano por culpa de las casi interminables batallas de la Caída, un suceso que marcó y dividió al mundo. Dos años después del fin de la Caída, a él y a otros jóvenes se les dará la oportunidad de conse...