Fotografía 6

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Perro de tres cabezas originario de Grecia.

—¡CORRED!

Después del estruendo escandaloso, el grito de Harry se quedó corto en comparación. Pero no para Draco, que pegó un bote desde su escondite. Salió de detrás del tapiz donde se había resguardado e intentó localizar por dónde estaba Potter.

En un principio no iba a asistir al duelo de magos que había propuesto en un arrebato. Pero luego se lo pensó mejor y decidió que valía la pena. Tampoco tenía la certeza de poder hablar bien bien con Harry porque estaría ese pelirrojo ahí con ellos, pero al menos podía intentarlo. O simplemente encerrar a Weasley en algún lado y hablar a solas con Harry.

Para bien o para mal, escuchó unos estruendosos pasos que venían directamente hacia él. Se escondió detrás del tapiz, mirando por una rendija que había dejado para ver quién era. Harry encabezaba a un grupo de niños que corría por sus vidas. La primera reacción de Draco fue la de agarrar a Potter por la bata y meterlo a través del tapiz.

Draco tapó rápidamente la boca de un sorprendido Harry antes de que se le ocurriera chillar. Segundos después, tres personas más se echaron encima de ellos hasta taponar el estrecho pasillo. Harry quedó aplastado debajo y costó bastante que pudieran levantarse. Con la urgencia de Filch persiguiéndoles, siguieron el pasillo hasta terminar en otro pasillo cerca del aula de Encantamientos.

—¡¿Malfoy...?! —exclamó Ron, casi para adentro al estar sin aire—. ¡¿Ahora apareces, maldito...?!

—Silencio, Ron —le acalló Harry, jadeando por correr tanto—. Ahora que lo hemos despistado, no vayas a hacer que nos pille de nuevo...

—Una... trampa... Era una... maldita trampa... —señaló Hermione, mirando de mala manera al Slytherin.

Draco se impresionó de ver a tanta gente junta allí. ¿No se suponía que el duelo iba a ser de dos personas solo?

—No era ninguna trampa —Draco frunció el ceño—. Se me hizo tarde para convencer a Crabbe de que no viniera conmigo.

—¿Qué? ¿Ibas a ir sin un padrino? —alucinó Ron—. ¿Te has rajado y por eso has avisado a Filch de que había gente en la sala de trofeos?

—¿Acaso querías que Crabbe corriera por los pasillos si algún profesor nos veía o qué? —espetó, algo impaciente—. ¿Y qué hacen estos dos aquí? —señaló a Neville y a Hermione.

—No te importa —respondió Hermione—. Harry, tenemos que volver a la sala común de Gryffindor cuanto antes. Ya. Ahora. Antes de que nos pillen de verdad. Ya os lo dije, era muy mala idea.

Y metiendo un empujón a Malfoy, comenzó a liderar la vuelta a la sala común.

Draco suspiró. Él estaba bastante lejos de las mazmorras, donde estaba su sala común.

En realidad, no sabía exactamente qué esperaba de aquella incursión nocturna. Por eso, se horrorizó internamente cuando vio que había cogido de la bata a Potter y le estaba reteniendo. Harry le miraba casi con mala cara y Draco le soltó rápidamente.

—¿Qué quieres, Malfoy? ¿No es suficiente ya?

Bueno, ¿en realidad qué quería?

—Creo que ya te lo dije, ¿no? —resopló, cruzándose de brazos.

—¿En serio quieres que me crea eso?

—Sí, bueno, he sido bastante claro las dos veces que la he pedido. No me hagas repetirlo una tercera vez, Potter. Al menos dame una respuesta, maldita sea.

—¡ALUMNOS FUERA DE LA CAMA!

Los gritos de Peeves asustaron a los dos niños, que se miraron con pánico. Con el corazón latiendo a mil, Draco decidió irse por donde había venido mientras que Harry corrió en dirección a donde se habían ido sus compañeros.

Otra vez, sin respuesta.

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Albus y Scorpius se miraron sin saber qué decir. Había sido un recuerdo bastante extraño. No era muy entrañable y tampoco entendieron la foto del can de tres cabezas.

—Bueno, al menos mi padre lo intentó —Scorpius se encogió de hombros.

—Una forma bastante rara para un Slytherin como él.

—El abuelo estaría avergonzado de él si viera este comportamiento —se rió.

—Por una vez en mi vida, estoy de acuerdo con él —dijo Albus.

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