Fotografía 51

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Narcisa Malfoy.

—¡Quiere hacer el favor de mirar dónde clava el alfiler!

Harry vio que Malfoy salía del perchero y se colocaba delante del espejo. Se estaba probando una túnica de color verde oscuro muy elegante. Harry se sorprendió del cambio que había pegado en ese verano. Estaba más alto, su porte parecía haber cambiado y tenía un aura distinta.

Ese Draco Malfoy era distinto.

A su mente le vino la despedida de Malfoy. Le había llamado por su nombre una última vez. Recordaba haber sentido una fea sensación por todo su cuerpo. Y no era porque su amistad se había ido por completo a la mierda, no. Era por el simple hecho de que Draco le había hablado de recuerdos y se había despedido pronunciando su nombre.

Malfoy se dio cuenta de que Harry, Hermione y Ron estaban detrás de él gracias al espejo donde se estaba mirando. Entrecerró sus ojos y dijo:

—Si te preguntas por qué huele mal, madre, es que acaba de entrar una sangre sucia.

Madame Malkin le reprendió su mal vocabulario. También les gritó a Harry y a Ron por sacar las varitas. Hermione, mientras tanto, intentaba evitar que cometieran alguna tontería fuera del colegio, pues tenían prohibido hacer magia, tal y como les recordó Malfoy tan amablemente. Luego el chico rubio se burló del ojo morado de Hermione.

Madame Malkin suplicó la intervención de la señora Malfoy para que controlara a su primogénito. Narcisa Malfoy les exigió con frialdad que no se atrevieran a hacerle daño a su precioso hijo. Harry, envalentonado, avanzó un paso hasta ella, comprobando que era igual de alto que la mujer. Por el rabillo del ojo, vio cómo Malfoy se ponía tenso al ver cómo Harry osaba enfrentarse a ella.

—¿Lo dice en serio? ¿Qué piensa hacer? ¿Pedirles a algunos mortífagos amigos suyos que nos liquiden?

La señora Malfoy hizo gala de su desdén aristocrático, sonriendo con desagrado y respondiendo sin titubear ni una pizca. Harry tampoco se quedó atrás, vacilando a la mujer. Malfoy quiso defender a su madre, pero tropezó con el dobladillo de la túnica, que era demasiado largo.

—¡No te atrevas a hablarle así a mi madre, Potter!

Harry sintió la pesada mirada de Malfoy en él. Puro odio se reflejaba en sus ojos. A pesar de las ganas de pelearse que tenía con ellos, Hermione pudo meterle algo de sensatez con sus súplicas. No debía meterse en líos.

El encontronazo terminó con los dos Malfoy saliendo aireadamente de la tienda de túnicas, alegando que allí solo entraban gentuza, y Harry y sus amigos haciendo sus compras.

Más tarde, mientras se encontraba en Sortilegios Weasley con la familia de pelirrojos, vio por casualidad a Malfoy correr calle arriba él solo. Harry frunció el ceño, extrañado.

¿A dónde iba? Decidió seguirlo con sus dos amigos.

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—¿Aquí es donde...?

—Sí —respondió rápidamente Scorpius.

Ahí era donde comenzaba la peor decisión de su padre y la consecuente pesadilla que tuvo que vivir después.

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