Anexo 9

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Draco y Harry viendo a los recién nacidos Albus Severus Potter y Scorpius Hyperion Malfoy, 31 de mayo de 2006.

—Te recomiendo respirar, Draco.

Pero Draco no podía, no mientras miraba a la cosa tan pequeñita que Astoria había dado a luz. Una pelusa rubia coronaba su cabeza, casi sin poder abrir las pequeñas líneas que eran sus ojos.

—¿Y ahora qué hago? —preguntó al aire.

Astoria estaba descansando después de un parto de varias horas, mientras que Ginny había tenido un alumbramiento mucho más rápido que el primero.

—No morirte por ahogamiento. Hazlo conmigo. Inspira... expira... inspira... expira...

—¿Cómo mierda lo hiciste la primera vez, Potter? —preguntó entre bocanada de aire—. ¿Y si no soy buen padre? ¿Y si no sé educarlo bien y me equivoco? Quiero a mi padre, pero...

—Si te soy sincero, no tengo ni puta idea —interrumpió Harry—. Simplemente no aparté los ojos de James y seguí hacia adelante.

—¿Como una snitch?

—Como una snitch —Harry asintió, sonriendo—. Y tu niño se parece a una, así que no te será complicado.

Draco ni siquiera se burló por la horrible comparación, solo tenía ojos para su pequeño en la cuna.

—De todas formas, aquí estaremos Ginny y yo para echaros una mano.

—¿Y para qué querría pedirte yo ayuda? —soltó, sin mirar a Harry porque solo tenía ojos para su retoño—. Ya tengo a mis padres, no nos hacéis falta.

—Oh, sí, cierto...

De repente, un bebé justo al lado empezó a llorar a pleno pulmón.

—Tan discreto como el padre —resopló Draco, rodando los ojos.

—Oye, no insultes a Albus.

Draco miró a Harry con cara seria. ¿Qué mierda de nombre era ese?

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—No es una mierda de nombre —Harry se mostró ofendido—. Son nombres de grandes hombres que...

—Harry, tu hijo ya nació con nombre de viejo. ¿Albus Severus? ¿Es en serio? No me extraña que naciera ya así de gruñón.

—Seguro que Dumbledore estaría orgulloso de ello.

—En cambio, Snape te habría colgado. Cero dudas.

—Entonces hablemos de Scorpius Hyperion. ¿Por qué os empeñáis en poner nombres tan extraños?

—Son bonitos, Potter. Que no tengas buen gusto no es mi problema. A Astoria también le gustan. Si no, no habría dado el visto bueno para ponérselos. Por cierto, ¿cómo conseguiste que le pusiera esos nombres tan horribles?

—Yo no conseguí nada.

Draco miró fijamente a Harry antes de que este dijera:

—Está bien, está bien. A cambio iba a cocinar yo siempre.

—¿Para toda la vida?

—Hasta que me muera.

Draco se rió, sintiendo pena por Ginny.

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